miércoles, 24 de febrero de 2016

(185) - Buenas noches, compañero de fatigas. Los jubilados somos unos filósofos irrecuperables. Haces bien en ver los toros desde la  barrera, y más todavía si son políticos.
    - Okay, pal: “Alegrémonos, pues, mientras seamos viejos”. Allá va, resumida, la 1ª carta enviada al rey por Alonso de Sotomayor.  Dice que partieron de Río de Janeiro y explica por qué se separó de la expedición de Flores y Sarmiento: lo hizo porque no había comida suficiente para alargar el viaje yendo por el Estrecho, a pesar de que avanzar por tierra, con la gente tan cansada y descontenta, iba a tener muchas dificultades, pero “se tiene por más conveniente para el servicio de V. M., porque, faltando las vituallas y navíos, sería perecer todos; y se ha tomado esta resolución por ser el mal menor”. Lo que sigue nos confirma la mala actuación de Diego Flores. Primero lo dice ambiguamente, sin acusar al culpable; luego le da directamente la pedrada en la cabeza al que estaba al mando de la flota (lo que demuestra que Sarmiento se quejaba con razón): “Los trabajos y temporales que la gente desta armada ha tenido, han sido muy grandes, y las necesidades de comida. Los unos, nos ha enviado Dios; otros se han podido remediar. A mi parecer, veo poca diligencia en esta armada. Plega a Dios que el suceso sea mejor que los principios y medios. Yo he venido por servir a V. M., padeciendo y contemplando y sirviendo esta jornada (no tenía competencias durante la travesía). Y diciendo a V. M. la verdad, ya desde Madrid y Sevilla temí de la jornada y del que la traía a cargo (Flores), y, viendo que V. M. lo quería (como jefe), pasé por todo”. Sería difícil entenderle hablando, por tener la boca destrozada, pero, escribiendo y sin dar nombres, dejaba las cosas bien claras. Pasados los años,  Felipe II se equivocó totalmente al escoger para dirigir  la Armada Invencible (enviada a Inglaterra) a gente linajuda pero poco profesional. Y resulta inconcebible que, sabiendo todo esto de Flores, le diera un cargo de suma responsabilidad en aquel histórico fiasco. Fue tan vergonzosa su actuación que los marineros supervivientes casi se lo querían comer crudo: se le sometió a juicio y lo condenaron por sus responsabilidades y por (razón tenía Sarmiento) su cobardía. Termina Sotomayor la carta pidiéndole al rey que le envíe a su hermano Luis como colaborador, porque “tengo tan poca práctica en las cosas de Indias, y ya vine tan contra mi voluntad a ellas, que me parece que  no acertaré a servir a V. M. aquí como deseo. Vuestra S. C. R. (Sagrada, Católica, Real) Persona guarde Nuestro Señor muchos años para amparo y aumento de la Cristiandad. Hecho en el puerto de la isla de Santa Catalina (Brasil) a 7 de enero de 1583”. Mañana, la 2ª carta. Ciao.
     - Ciertamente, el estilo de su comunicación es el de un hombre muy sensato. Addio, piccolino.



     Déjame darme un gustazo, hijo mío. El mutilado Alonso de Sotomayor, con pocos hombres, hizo trizas la poderosa flota que llevaba el pirata Drake para instalarse en Panamá. Este corsario  había causado mucho daño a la derrotada Armada Invencible en 1588, y pasó a ser adorado por los hooligans ingleses, que ya se habían onsiderado invadidos por los odiosos “papistas”. Por culpa de un tremendo temporal y de ineptos mandos como Diego Flores Valdés, la flota española terminó destrozada. Sin embargo, hubo un almirante nuestro que, según el historiador D. Howarth, “por su heroico comportamiento y habilidad marinera, fue, sin discusión, la figura de más relieve de las dos flotas”. Tal personaje era (se me abren las carnes) primo de la mujer de  mi hijo Luis, y se llamaba JUAN MARTINEZ DE RECALDE. Sepan vuesas mersedes que Bilbao le ha dedicado una de sus mejores calles, la que desemboca frente en la hermosa Plaza Moyúa.


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