(176) - Llegó la hora. Que el Señor nos coja
confesados. Vas a resumir toda la crónica que hizo Sarmiento, y haces bien: te
diste un palizón transcribiéndola y el documento tiene un gran valor. Adelante,
pues.
-
Y además, querido preceptor, Sarmiento se lo merece más que nadie, porque a
semejante fueradeserie la historia solo le ha pagado con olvido. Su larga
comunicación (que no tiene desperdicio) se la mandó al rey en 1590, cuando
quedó libre de su presidio en Francia. Se muestra “pelota” con el monarca (solo
ante él agachaba la cabeza), y tan cristiano como furibundo
antiprotestante, agradeciéndole “las inmensas mercedes que le ha hecho
redimiéndole de la cautividad y poder de los infernales ministros del demonio,
que son los heréticos de Gascuña (en realidad Felipe no hizo –y tardó años- más
que pagar el rescate con los salarios que le debía)”. Le recuerda cómo le
encargó ir al Estrecho de Magallanes para hacer dos poblaciones, genial idea de
Sarmiento, para cortar así el paso a “los ladrones corsarios (como Drake) y
predicar el santísimo Evangelio a los idólatras indios, que es lo que V. M. de
principal intento pretende (peloteo), atrayéndoles a reconocimiento y vasallaje
de V. M. por medios justísimos y santos (más peloteo)”. Dice que escribe ahora
porque se perdió gran parte de los papeles que le mandó al rey desde Brasil,
que alguien destruyó, habiendo robado
también los corsarios ingleses ciertas cartas “que yo hallé en poder del
almirante de aquella tierra (nada menos que el corsario sir Walter Raleigh, al
que conoció cuando le llevaron preso a Inglaterra)”. Hábilmente (o muy
sinceramente), le dice al rey: “Manifiesto que en lo que aquí se dijere no se
pretende detractar a ninguna persona, salvo solo dar cuenta a quien es
obligación darla, lo cual no es posible
hacerse sin nombrar a personas que son los ministros de la obra”. Le habían nombrado a Pedro gobernador del
estrecho, pero quien tendría el mando supremo durante el viaje era Diego Flores
Valdés. Fue, por tanto, a Sevilla para organizar toda la expedición. Primer
encontronazo con Flores Valdés. Nos lo cuenta en tercera persona: (Viendo que
se elegían naves frágiles) “lo procuraba evitar y dio aviso dello a V. M. Por
lo cual Diego Flores tomó tanto odio a Pedro Sarmiento que lo mostraba
contradiciéndole públicamente en todo, y especialmente impidiendo el pago que
V. M. mandó que se hiciera a los soldados y marineros que con Sarmiento habían
venido del Perú por el Estrecho”. Luego Diego se marchó de Sevilla sin dar
explicaciones y Pedro tuvo que hacerse cargo de todo por orden del presidente
de la Casa de Contratación, que “se quedó atónito, y dijo que, pues aquello
hacía allí, tenía mal concepto de lo que haría durante el viaje”. Con su
habitual sentido de la responsabilidad, preparó las cosas a conciencia, hasta “hizo
las cartas de marear por su mano, y los demás útiles de navegación, trabajando
cuanto pudo, de lo que V. M. mostró servirse”. Este fue el aperitivo del
atracón de calamidades que le esperaba. Ciao, caro.
A
Francis Drake le hicieron este retrato en vida. Navegó desde los 13 años. Se
dedicó al tráfico de esclavos negros, y se convirtió en un héroe nacional
inglés (y en Sir) porque a la reina Isabel le gustaba el trabajo sucio de
violar ridículamente las treguas con España utilizando el picoteo de los ataques
piratas. Ya sabemos que fueron las andanzas de Drake por el Estrecho de
Magallanes las que dieron origen a la expedición de Pedro Sarmiento. Dicen que este
osado pirata fue el segundo que dio la vuelta al mundo; mentira podrida: solo
tuvo el honor de ser el primer inglés que lo hizo cuando ya varios españoles
habían repetido el viaje (como Urdaneta). Drake tomó parte en la batalla contra la Armada Invencible española, y ganó;
pero le pusieron al frente de la inmediata réplica de revancha inglesa, y
fracasó estrepitosamente en nuestras costas. Pretendió instalar después una
colonia en Panamá, y terminó el empeño en un nuevo desastre que le costó la
vida (año 1596).
No hay comentarios:
Publicar un comentario