martes, 16 de febrero de 2016

(177) - Good night, my big writer. Pobre expedición: empezó fatal.
     - Welcome, reverend. Ya antes de embarcar, Pedro tuvo que soportar bastantes mezquindades de Flores Valdés, “y todo lo disimuló por hacer pacíficamente el servicio de V. M.”. Lo grave vino pronto: “El Duque de Medinasidonia  hizo salir por fuerza esta armada (el 25/09/1581) contra la voluntad de los pilotos, de Diego Flores y de Pedro Sarmiento, el cual le dijo al duque que aquella salida era contra razón de buenos marineros, porque era víspera de conjunción de la primera luna de otoño, que, en aquel mar, suele despertar vientos peligrosos, que echan los navíos sobre las arenas gordas (probablemente la temida barra de Sanlúcar). Y no lo pudo poner en razón. Y, como poderoso, echó fuera la armada, y dende a tres días, saltó el viento furioso, y, sin poder navegar a norte ni a sur, todos comenzaron a arribar a la costa. Y mandó Diego Flores echar a la mar las áncoras. Pedro Sarmiento lo impidió e hizo adobar la popa de la nao por donde entraban grandes golpes de agua. Arribaron a Cádiz, con mucho trabajo, 18 naos. La nao Gallega fue absorbida por la mar sin escapar hombre della. Otras cuatro se perdieron en Rota y se ahogaron 800 (!) hombres que iban en ellas. Y cierto que la Galeaza se perdiera también si se hubieran echado  al mar las áncoras. Diego Flores quedó tan atronado y turbado que no supo dar mano ni orden en cosa del mundo, sino en querer que le excusaran de ir a la jornada (al viaje), como sabe V. M.”. Pedro se dedicó de inmediato a reponer todo lo perdido, pasajeros incluidos, y se queja de que algunos robaban sin ser castigados. Pone un claro ejemplo de fomento de la corrupción. Cuéntalo tú, ejemplar clérigo.
     - Touché, sarcástico jovencito. Lo que dice Sarmiento es verídico, pero nunca sabremos si se pasaba de puritano, o, al menos, de poco diplomático. Lo cuenta así: “El sargento mayor halló en la costa a un maestre con ciertas cosas robadas que se le resistió con violencia. Sabido por Diego Flores, llamó al sargento y le reprendió diciéndole que dejase hacer a los maestres, pues había de estar con ellos si quería ser aprovechado. Y, aunque hasta entonces este sargento andaba limpio, aprendió bien esta lección, pues, entrando en la armada sin un real, salió della con muy buenos talegones dellos, y se apartó de la familiaridad de Pedro Sarmiento juntándose a la cofradía de los enriquecedores de sus bolsas”. Prosiga Vosé.
     - Con vuestra venia, doctor. Pedro contra el mundo: también parece creíble que solo su cabezonería y su sentido del deber y el honor pusieron en pie de nuevo el proyecto (que el rey seguía interesado en realizar). Diego Valdés continuaba a la contra, como una rémora destructiva,  mientras crecía la impaciencia por parte de los enrolados; y así estuvieron durante más de dos meses en tierra. Qué grandeza la del gallego-bilbaíno. Mañana más.
     - Como la de tus  neuronas, eminens historiator. Sayonara, baby.





     En Punta Arenas (Chile), al borde del Estrecho de Magallanes, quedan dos recuerdos entrañables de Pedro Sarmiento de Gamboa. Ese monumento, que parece un ingenuo paso de procesión, lo representa sujetando el estandarte y señalando la orilla que van a poblar; hay una mujer, alborozada porque cree que llegan a la tierra de promisión, al lado de su marido, un aguerrido colono, y de su hijo, que cuida de unas prometedoras cabras. La otra foto es de 1954, en un desfile de los niños de la Escuela Pedro Sarmiento de Gamboa (de claro mestizaje); exhiben su pendón con el rostro de Pedro sobre una bandera española. Quántix, donde residimos los ectoplasmas, es el reino de la risa, pero no sé, pequeñín, cómo voy a hacer para que el duro Pedro deje de llorar.








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