miércoles, 3 de febrero de 2016

(164) - Buona notte, piccolo bambino: ¿adónde me llevas hoy, corretón?
     - Ciao, caro: un saltito hasta Guatemala: ahí pasó sus últimos años como activo y combativo regidor mi ojito derecho, Bernal Díaz del Castillo; seré culpable de lesa historia si no leo una carta suya que tengo transcrita, en la que denuncia abusos de algún espabilado.
     -  Veamos cómo sacude estopa el viejo compañero de Cortés y sabroso cronista de México. Vocaliza despacio y con timbrada voz.
     - Con tu venia. Enterado Bernal  de que el factor Francisco del Valle le había pedido al rey que le concediera unos terrenos que usaban los indios e incluso que pudiera alquilar a algunos nativos para trabajarle otras tierras que tenía compradas, envió rápidamente una protesta al monarca diciendo que les había engañado en el precio a los caciques. Decía que muchos indios se marchaban por estos abusos, “e sepa vuestra Real Majestad que son pueblos muy fértiles e de buena cristiandad, e tienen muy buenas iglesias e ricos ornamentos e muchos cantores e todo género de instrumentos de música; están dos dominicos en ellos e hay beatas indias de la tierra e retiro para ellas, donde están apartadas, e renta señalada para su mantenimiento. E pues no es justo que tales pueblos reciban  molestias, suplico a V. M. que no dé ningún indio alquilado de los dichos pueblos al factor, porque dicen los caciques que verdaderamente se les quiebra el corazón cuando le ven, e que ordene que, devolviendo los pesos de oro al factor, recuperen sus tierras, en todo lo cual están de acuerdo los oidores y los dominicos que les atienden”. Para dejar más claro el abuso, le cuenta al rey que el factor ya recibió muchas tierras del antiguo presidente de la audiencia, “e él las vendió en dándoselas, e agora vuelve a pedir más, en perjuicio de los pobres indios”. Ese presidente que menciona fue Juan López Cerrato, a quien Bernal, como regidor, también denunció anteriormente, sin pelos en la lengua, en una carta demasiado larga para exponerla. Bernal (glorioso cronista que todavía no era conocido) termina diciendo: “Yo soy hijo de Francisco Díaz el Galán (¿tan guaperas sería?), vuestro regidor que fue de Medina del Campo, y soy en esta ciudad vuestro regidor e fiel ejecutor de la audiencia por los votos del cabildo, e soy deudo (pariente) de vuestro oidor que fue el licenciado Gutiérrez Velázquez, e he servido a V. M. en estas partes cuarenta años, porque me hallé en el descubrir e conquistar México con el Marqués del Valle (Cortés), como consta en el Consejo de Indias y lo sabe muy bien fray Bartolomé de las Casas”. Sta bene?
     -  Molto bene, Felice. Y porque Bernal siempre me hace reír, añadamos una jugosa frasecita con la que termina la carta. Le dice al rey: “Y no mire la mala policía de mis palabras, que, como no soy letrado, no lo sé proponer más delicado, sino muy verdaderísimamente lo que pasa”. Sin letras, sí, pero qué gran escritor, mamma mía. 



     Ese hermoso edificio es una ampliación de la vieja Audiencia de Guatemala, dedicado a actualmente dependencias municipales en las que se encuentra una de las copias originales de la maravillosa Historia de la Conquista de Nueva España que escribió el “sin letras” Bernal Díaz del Castillo, a quien no le llega ni a la altura de los zapatos un tal Duverger, historiador pero tontolculo:  ya lo tengo excomulgado por querer “forrarse” lanzando la teoría de que el verdadero autor del famoso texto ¡fue Cortés!: la madre que nos parió, pequeñín.


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