(1213) Los indios eran tornadizos. A pesar
de estar cristianizados los del numeroso grupo que había luchado al lado de los
hombres de Martín Ruiz de Gamboa, se rebelaron, y, como hemos visto, mataron a
dos españoles. Era una situación lamentable, porque se corría el riesgo de
echar a perder la labor ya hecha de cristianizar (y, por tanto, pacificar) a un
elevado número de indios: "Cuando lo supo el corregidor de la ciudad de
Valdivia, que era el capitán Pedro de Aranda Valdivia, envió con toda presteza
algunos soldados para que atajasen el daño, e incluso salió él mismo en persona
con el mayor número de gente que halló a mano. Pero halló tan fortalecidos a
los indios, que pidió ayuda a otro capitán que andaba recorriendo la tierra por
orden del corregidor de Villarrica, aunque, como era de otra jurisdicción, no
se atrevió a hacerlo sin comunicarlo antes a su corregidor, que era Arias Pardo
Maldonado, el cual, no solo lo permitió, sino que salió él mismo en persona a
pesar de estar medio tullido, y llevó consigo veintidós hombres. Entretanto, se
les había juntado a los de Pedro de Aranda más gente de a caballo, y, todos
juntos, atacaron a los indios, obligándolos a retirarse, aunque lo hacían
echando una espesa lluvia de piedras sobre los nuestros. Estando en este
conflicto, llegó el capitán Arias Pardo Maldonado, con cuyo socorro se animaron
los españoles y obligaron a huir a los enemigos, desapareciendo en breve
tiempo. Pareciéndole al capitán Aranda que sería mejor negociar con ellos por
haber sido indios de paz, determinó ir en persona a hablar con los capitanes de
los indios, los cuales sabían bien cuánto les convenía no innovar cosas tan
importantes para el bien de las almas y sosiego de sus hijos y mujeres. A lo
cual respondieron ellos que el haber matado a los dos españoles no era por
rebelión, sino que se debía a la cólera encendida por las muchas injusticias y
opresiones que les hacían, siendo uno un griego llamado Dimo, y el otro de tan
mala condición como él, cuyo nombre era Pedro Redondo. Y que, cuando protestaron
contra los españoles, no se debía a deslealtad, sino a que se veían llevar por fuerza a manadas
como carneros, y obligados a cosas de excesivo trabajo, como la guerra, la labor
de las minas y otras ocupaciones en que los trataban como a jumentos, después
de haberlos apartado muchas leguas de sus casas, hijos y mujeres. Procuró el
capitán apaciguarlos diciendo que ellos tenían la culpa por no haberle dado
parte de lo que sucedía. Asimismo, les prometió poner remedio si querían
rendirse, porque, si no, los
tendría como rebeldes y ejecutaría los
castigos pertinentes. La respuesta que ellos dieron no fue con otras palabras,
sino con obras, tirando muchas piedras y saetas entre gran murmullo de alaridos
y amenazas. Los españoles, aunque pelearon valerosamente, no pudieron resistir
la lluvia de piedras que los cubría, por ser tan espesa como granizo en tiempo
de gran tempestad. Por esta causa se retiraron, no pudiendo hacer otra cosa
hasta que después de pocas horas llegaron los españoles de socorro con algunos
indios amigos".
(Imagen) Vemos ahora que ni con razones ni
peleando acababan los españoles de pacificar a los indios, a pesar de estar
cristianizados. Uno de los capitanes metidos en el tinglado era ARIAS PARDO
MALDONADO. Fue uno de los recordados, como compañero de fatigas, por Alonso de
Ercilla en La Araucana. Había nacido el año 1534 en Ledesma (Salamanca),
de donde fue a Perú con solo 15 años.
Llegó cuando ya había sido derrotado y ejecutado Gonzalo Pizarro, pero pasó el
tiempo, y, en 1554, tuvo el valor y el mérito de luchar en Pucará contra el
último rebelde, Francisco Hernández Girón, quien resultó también derrotado y
muerto. Tres años después se embarcó para Chile con el
gobernador García Hurtado de Mendoza, escribiendo luego de sí mismo que era «caballero hijodalgo e con tan buen lustre como uno de los
principales hombres que en su compañía trajo». Peleó a su lado en victorias
importantes y estuvo presente en la fundación de la ciudad de Cañete. El
gobernador, en febrero de 1558, mandó que le entregasen 100 monedas de oro «por lo que sirvió en Arauco». Regresó a Perú, pero no le fue bien,
y aceptó volver a Chile bajo el mando del
nuevo gobernador, Francisco de Villagra, quien le asignó el cargo de
capitán, y le puso al frente de los 200 hombres que les acompañaban en el
viaje. Sin duda, sufriría luego a su lado las muchas derrotas que tuvieron
contra los mapuches. Pero conservarían la buena relación, puesto que Arias
Pardo se casó con Ana Sarria, hija natural de Villagra. En el desastre de
Mareguano (diciembre de 1562), heridos
casi todos los españoles, Arias Pardo quedó con una pierna y un brazo
paralizados (Mariño cuenta que seguía tullido, aunque luchador, en 1576), y,
según Arias, esa fue la causa de que Francisco de Villagra no lo nombrara a él
como sucesor en la gobernación, a la hora de su muerte, sino a su pariente
Pedro de Villagra. Fallecido Francisco, y tomado el cargo por Pedro en 1563,
nombró a Arias teniente de gobernador, pero de
inmediato lo envió a Perú para conseguir más refuerzos de gente, y no
regresó hasta finales de 1565. Arias
seguía con aspiraciones, y le solicitó al Rey, inútilmente, que le diese una
gobernación desde Chiloé hasta el
Estrecho de Magallanes. Vamos a ver de inmediato que, en 1576, derrotará a los
indios, a pesar de seguir con su parálisis parcial. El año 1586, residía en
Santiago de Chile casado con su segunda mujer, que era hija de nuestro conocido
y duro Lorenzo Bernal de Mercado. Aún vivía en 1590, tras
haberse traslado a Lima. La imagen muestra su firma.
Estimado Felix con relacion a su publicacion del dia 15 de abril de 2019 quisiera hacerle una consulta acerca de su articulo, en el mismo menciona que Hernando del Castillo murió en condiciones terribles y que Luis Perdomo Murió Huyendo me podría ayudar indicándome de donde provienen esos datos.
ResponderEliminarde antemano le agradezco su atención reciba un afectuoso saludo y mi admiración por sus interesantes artículos.
atentamente Francisco desde la ciudad de México
Estimado Félix cometí un error el articulo fue publicado el 15 de abril de 2020
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