lunes, 17 de enero de 2022

(1621) Todo era constante violencia, y hasta el cacique mapuche Nitinangue mató a su rival Andinango. La aparición de un enorme cometa provocó temores supersticiosos en todo el mundo, aunque en Europa también sirvió para avances científicos.

 

     (1221) Una fuerte tempestad de nieve obligó a los capitanes que andaban luchando por sitios diversos a volver, con bastantes apuros, al campamento general: "Como estaba el gobernador aguardando a su yerno Martín Ruiz de Gamboa con gente de socorro para entrar en Arauco, se fue este a la ciudad de Valdivia a preparar sus escuadrones, dejando en el valle de Llangague al maestre de campo y al capitán Hernando de Aranda para que vigilasen aquellas tierras".

     De pasada, el cronista se queja de algo que considera injusto: "Llegado el mariscal a Valdivia, hizo una derrama entre todos los vecinos y mercaderes para que contribuyesen con la ropa, armas, caballos y otras provisiones que necesitaban los soldados. Lo cual causó gran desabrimiento a todos los moradores, por ser ya como ley en Chile el echar semejantes derramas cada año en esta ciudad más que en otras. Y teniendo ya el mariscal su gente a punto, supo que un cacique llamado Andinango andaba haciendo estragos en el valle de Mague, y había pervertido a otro cuyo nombre era Nitinangue. Como el mariscal era muy puntual en acudir a donde quiera hubiese ocasión de castigar a los enemigos, demoró la campaña que iba preparando y fue a remediar este alboroto por ser grave el detrimento que los indios de paz recibían de los rebelados. Después de estar allí veinte días haciendo algunos castigos, pero sin poder apresar al autor del alboroto, se volvió a la ciudad para proseguir lo previsto, dejando en este valle de Mague al capitán Gaspar Viera, al cual entretuvieron los indios aparentando que querían la paz. Luego el mariscal Gamboa se puso en marcha con sus hombres, dejando por capitán de la ciudad  de Valdivia a Juan de Matienzo, por ser persona experimentada y suficiente para ello. Conociendo este capitán el engaño de los indios que le hablaban a Gaspar Viera, y, asimismo, un conflicto que hubo entre los dos caciques rebelados, en el cual  murió Andinango a manos de Nitinangue, partió de la ciudad con setenta hombres con deseo de pacificar el valle de Mague. Al no poder asir a Nitinangue, preparó un fuerte en el que puso veinte españoles bajo el mando de  Juan de Montoya".

     Ocurrió entonces un fenómeno cósmico (del que hablaremos en la imagen) que impresionó intensamente a todos, y, especialmente a los indios, y se trataba de la aparición en el cielo de un espectacular cometa: "Estando, pues, los indios amedrentados con esto, el capitán Matienzo aprovechó la ocasión para volver a la ciudad de Valdivia porque  se acercaba la Pascua de Navidad, donde pudo estar poco tiempo descansando. El segundo día de la Pascua tuvo noticia de que se dirigían muchos indios hacia el fuerte recientemente edificado, y, para su defensa, comenzó a preparar gente, con harta pesadumbre del pueblo. Como, además los enemigos tenían tomados todos los caminos, se atrevió Matienzo a salir, dado que el riesgo era manifiesto. Pero la Providencia Divina dio el auxilio necesario a los que lo esperaban en el fuerte, ya que llegó el capitán Hernando de Aranda Valdivia con algunos soldados, y, por otra parte, el capitán Rodrigo de Sande con su pequeño escuadrón, siendo todo junto motivo de ánimo para los que estaban en la fortaleza harto faltos de él. Entonces, el capitán Matienzo salió de la ciudad peleando entre los enemigos, los cuales, por estar ya desanimados por la ayuda llegada, no le hicieron mucha resistencia. Luego Juan de Montoya, que estaba en el fuerte, viendo flaquear a los indios, salió con sus veinte hombres  a atacarlos duramente, y los puso a todos en huida, hiriendo y matando a los que alcanzaba,  sin dejar de continuar la victoria hasta haber hecho gran destrozo en ellos. Pareciéndoles que los indios ya estarían escarmentados de este castigo y de los pasados, se volvieron los capitanes españoles a sus puestos, quedando en el fuerte Juan de Montoya con sus  veinte hombres".

 

     (Imagen) En medio de aquella tormentosa vida, tanto de españoles como de mapuches, aterrorizándose mutuamente con sus crueles batallas, apareció un  cometa  impresionante, y a baja altura en su recorrido, lo que produjo una suspensión temporal  de los enfrentamientos chilenos. El fenómeno causó gran expectación en todo el planeta, y ni siquiera algunos astrónomos europeos se libraron de mezclar ciencia con superstición. Todas las reseñas recogen las fechas de su duración, pero con ligeras variantes. Nuestro cronista, Pedro Mariño de Lobera, hizo los siguientes comentarios: "No quiero dejar de apuntar aquí que apareció en este tiempo aquel famoso cometa de extraordinaria magnitud que dio vuelta a todo el universo por espacio de cuarenta días, según es notorio en todas las naciones, y está escrito en muchos libros. Pero no voy a  detenerme en esto, contentándome con apuntar que comenzó el día primero de noviembre de 1577, y tuvo fin cerca del remate del mismo año. Causó este espectáculo gran admiración en los indios, y muchos dares y tomares en adivinaciones y agüeros, como se podía presumir de gente tan amiga de ellos, pues aun los que están muy lejos de semejantes supersticiones, escribieron espantosos pronósticos, de los cuales salieron algunos verdaderos, como fue la muerte de don Sebastián, rey de Portugal, en la batalla que dio a los moros en las Molucas (en realidad fue en el norte de África), y la peste general del sarampión y tabardillo (enfermedad infecciosa con gran dolor de cabeza), que corrió desde cabo Verde hasta el estrecho de Magallanes, con extraordinaria y presurosa mortandad de la gente nacida en aquellas tierras, la cual sucedió desde el principio del año de ochenta y ocho hasta el fin del ochenta y nueve. Cuyas circunstancias, así las de las características de la gente y tierra en las que la enfermedad caía, como las de los dolores, hinchazones de garganta y mal olor que traía consigo, con otras muchas menudencias, se escribieron en un libro impreso en Aragón más de ocho años antes de que la peste sobreviniese". Digamos, de paso, que Don Sebastián, sobrino de Felipe II, resultó dramáticamente derrotado y muerto en una batalla espectacular, y de enorme costo económico, a pesar de que su tío le aconsejó que no la librara. Por otra parte, el importante astrónomo danés Brahe, no obstante creer que los cometas aparecían por intervención divina, estudió entonces el fenómeno con gran detalle, y dio pie para que su discípulo Kepler hiciese descubrimientos muy interesantes sobre los movimientos planetarios.




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