viernes, 7 de enero de 2022

(1613) Uno de los capitanes que derrotaron a algunos indios amigos que se habían rebelado, era Arias Pardo Maldonado. Se trató de convencer a los indios para que mantuvieran la paz, pero fue inútil.

 

     (1213) Los indios eran tornadizos. A pesar de estar cristianizados los del numeroso grupo que había luchado al lado de los hombres de Martín Ruiz de Gamboa, se rebelaron, y, como hemos visto, mataron a dos españoles. Era una situación lamentable, porque se corría el riesgo de echar a perder la labor ya hecha de cristianizar (y, por tanto, pacificar) a un elevado número de indios: "Cuando lo supo el corregidor de la ciudad de Valdivia, que era el capitán Pedro de Aranda Valdivia, envió con toda presteza algunos soldados para que atajasen el daño, e incluso salió él mismo en persona con el mayor número de gente que halló a mano. Pero halló tan fortalecidos a los indios, que pidió ayuda a otro capitán que andaba recorriendo la tierra por orden del corregidor de Villarrica, aunque, como era de otra jurisdicción, no se atrevió a hacerlo sin comunicarlo antes a su corregidor, que era Arias Pardo Maldonado, el cual, no solo lo permitió, sino que salió él mismo en persona a pesar de estar medio tullido, y llevó consigo veintidós hombres. Entretanto, se les había juntado a los de Pedro de Aranda más gente de a caballo, y, todos juntos, atacaron a los indios, obligándolos a retirarse, aunque lo hacían echando una espesa lluvia de piedras sobre los nuestros. Estando en este conflicto, llegó el capitán Arias Pardo Maldonado, con cuyo socorro se animaron los españoles y obligaron a huir a los enemigos, desapareciendo en breve tiempo. Pareciéndole al capitán Aranda que sería mejor negociar con ellos por haber sido indios de paz, determinó ir en persona a hablar con los capitanes de los indios, los cuales sabían bien cuánto les convenía no innovar cosas tan importantes para el bien de las almas y sosiego de sus hijos y mujeres. A lo cual respondieron ellos que el haber matado a los dos españoles no era por rebelión, sino que se debía a la cólera encendida por las muchas injusticias y opresiones que les hacían, siendo uno un griego llamado Dimo, y el otro de tan mala condición como él, cuyo nombre era Pedro Redondo. Y que, cuando protestaron contra los españoles, no se debía a deslealtad, sino  a que se veían llevar por fuerza a manadas como carneros, y obligados a cosas de excesivo trabajo, como la guerra, la labor de las minas y otras ocupaciones en que los trataban como a jumentos, después de haberlos apartado muchas leguas de sus casas, hijos y mujeres. Procuró el capitán apaciguarlos diciendo que ellos tenían la culpa por no haberle dado parte de lo que sucedía. Asimismo, les prometió poner remedio si querían rendirse, porque, si  no, los tendría  como rebeldes y ejecutaría los castigos pertinentes. La respuesta que ellos dieron no fue con otras palabras, sino con obras, tirando muchas piedras y saetas entre gran murmullo de alaridos y amenazas. Los españoles, aunque pelearon valerosamente, no pudieron resistir la lluvia de piedras que los cubría, por ser tan espesa como granizo en tiempo de gran tempestad. Por esta causa se retiraron, no pudiendo hacer otra cosa hasta que después de pocas horas llegaron los españoles de socorro con algunos indios amigos".

 

     (Imagen) Vemos ahora que ni con razones ni peleando acababan los españoles de pacificar a los indios, a pesar de estar cristianizados. Uno de los capitanes metidos en el tinglado era ARIAS PARDO MALDONADO. Fue uno de los recordados, como compañero de fatigas, por Alonso de Ercilla en La Araucana. Había nacido el año 1534 en Ledesma (Salamanca),  de donde fue a Perú con solo 15 años. Llegó cuando ya había sido derrotado y ejecutado Gonzalo Pizarro, pero pasó el tiempo, y, en 1554, tuvo el valor y el mérito de luchar en Pucará contra el último rebelde, Francisco Hernández Girón, quien resultó también derrotado y muerto. Tres años después se embarcó para Chile con el gobernador García Hurtado de Mendoza, escribiendo luego de sí mismo que era «caballero hijodalgo e con tan buen lustre como uno de los principales hombres que en su compañía trajo». Peleó a su lado en victorias importantes y estuvo presente en la fundación de la ciudad de Cañete. El gobernador, en febrero de 1558, mandó que le entregasen 100 monedas de oro «por lo que sirvió en Arauco». Regresó a Perú, pero no le fue bien, y aceptó volver a Chile bajo el mando del  nuevo gobernador, Francisco de Villagra, quien le asignó el cargo de capitán, y le puso al frente de los 200 hombres que les acompañaban en el viaje. Sin duda, sufriría luego a su lado las muchas derrotas que tuvieron contra los mapuches. Pero conservarían la buena relación, puesto que Arias Pardo se casó con Ana Sarria, hija natural de Villagra. En el desastre de Mareguano (diciembre de  1562), heridos casi todos los españoles, Arias Pardo quedó con una pierna y un brazo paralizados (Mariño cuenta que seguía tullido, aunque luchador, en 1576), y, según Arias, esa fue la causa de que Francisco de Villagra no lo nombrara a él como sucesor en la gobernación, a la hora de su muerte, sino a su pariente Pedro de Villagra. Fallecido Francisco, y tomado el cargo por Pedro en 1563, nombró a Arias teniente de gobernador, pero de  inmediato lo envió a Perú para conseguir más refuerzos de gente, y no regresó hasta finales de 1565.  Arias seguía con aspiraciones, y le solicitó al Rey, inútilmente, que le diese una gobernación desde  Chiloé hasta el Estrecho de Magallanes. Vamos a ver de inmediato que, en 1576, derrotará a los indios, a pesar de seguir con su parálisis parcial. El año 1586, residía en Santiago de Chile casado con su segunda mujer, que era hija de nuestro conocido y duro Lorenzo Bernal de Mercado. Aún vivía en 1590, tras haberse traslado a Lima. La imagen muestra su firma.




2 comentarios:

  1. Estimado Felix con relacion a su publicacion del dia 15 de abril de 2019 quisiera hacerle una consulta acerca de su articulo, en el mismo menciona que Hernando del Castillo murió en condiciones terribles y que Luis Perdomo Murió Huyendo me podría ayudar indicándome de donde provienen esos datos.
    de antemano le agradezco su atención reciba un afectuoso saludo y mi admiración por sus interesantes artículos.
    atentamente Francisco desde la ciudad de México

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  2. Estimado Félix cometí un error el articulo fue publicado el 15 de abril de 2020

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