(1121) No había ningún conquistador que se estuviera quieto,
y menos, el flamante gobernador: "En este tiempo, llegada
la primavera, Valdivia juntó toda la gente que pudo para ir a poblar una ciudad
o más, conforme a como fueran las cosas, pero antes de que Villagra entrase en
Chile. Tenía noticia de que venía con doscientos soldados, y dijo que quería dar
encomiendas de indios a los que le habían ayudado a ganar y descubrir el reino,
pero no verse obligado a dar de comer a los que con Villagra viniesen. Con
esta precaución, salió hacia Arauco, y llegó a la ciudad llamada La Imperial (recién
fundada por Valdivia, como hemos visto, y que, más tarde, sería abandonada),
donde le fue hecho un recibimiento ordenado por un hidalgo amigo suyo, llamado
Andrés de Escobar, hombre de mucho valor y discreción. Se le hizo a manera de
triunfo muy solemne, que dio gran contento a todos, y más a Valdivia, al que,
en sus pensamientos. todo le parecía poco para lo que merecía (otra
pincelada crítica de Marmolejo, que lo conocía bien). Después de ser así
festejado, deteniéndose pocos días en aquella ciudad, partió con su gente y caminó
hacia la Sierra Nevada. Al pasar por un valle, fue informado de que cerca de allí
había unas minas ricas en plata, y los indios se ofrecieron a mostrárselas, por
lo que Valdivia envió con ellos al capitán Jerónimo de Alderete y diez
soldados. Llegados donde decían que estaban, o los indios se arrepintieron de
haberlo prometido, o fue mentira, y después se supo que lo hicieron para sacar
a Valdivia de sus tierras. Alderete se volvió sin más, y, cuando llegó, Valdivia
se puso en marcha hasta llegar a un valle bien poblado llamado Marequina. En
este valle se enteró de que Villagra llegaría pronto con ocho soldados, el cual,
al llegar a Concepción, supo que él ya había marchado para descubrir tierras.
Cuando lo alcanzó, Valdivia lo recibió a él y a los que con él venían
amorosamente. Luego le mandó a Villagra que fuera a Concepción para traer a la
gente que allí había dejado, porque iba a poblar una nueva ciudad, y en ella
daría de comer a todos los que lo hubiesen merecido, y le dijo que, a él, pretendía
hacerlo mayor señor que el marqués de Astorga, su amo (Valdivia sabía que
Villagra había servido a este marqués)".
También le puso en danza a Alderete:
"Ido Villagra, envió luego al capitán Alderete con cuarenta soldados,
todos a caballo, para que que le fuese descubriendo la costa de la mar del Sur (el
Pacífico). En aquel tiempo, los indios, que estaban esperando una buena
ocasión para atacar a los españoles, la
hallaron entonces. Como vieron que se habían quedado con la mitad de la gente,
llegaron al campamento, pero fueron tan cobardes, que, siendo descubiertos y
tocada la alarma, bastó que los atacaran seis soldados de a caballo con buena
determinación, para que el gran miedo que tenían les hiciera volver las
espaldas sin pelear, y tan temerosos, que soltando las armas se echaron a un
río desde una barranca alta. Allí se ahogaron muchos, porque, como caían unos
sobre otros y era caudaloso, quedaban casi sin sentido".
(Imagen) Asombra el recorrido biográfico
de muchos conquistadores de 'segundo plano'. Tomemos como ejemplo a ANDRÉS DE
ESCOBAR MINAYA, del que nos ha dicho el cronista Marmolejo que "era hombre
de mucho valor y discreción". Nació, de familia noble, en Ciudad Rodrigo
(Salamanca) en 1519. Siendo muy joven, en 1535, había luchado contra los turcos
en la batalla de la recuperación de Túnez, y se sabe que en 1537, ya en las
Indias, estuvo, bajo el mando del duro y gran conquistador Sebastián de
Belalcázar, en la fundación de Popayán (actualmente, territorio colombiano). El
año 1542, aparece batallando a las órdenes de Cristóbal Vaca de Castro,
representante del emperador Carlos V, contra Diego de Almagro el Mozo,
derrotado y muerto en Chupas. También luchó, contra otros rebeldes, al servicio
del trágico virrey Blasco Núñez Vela, quien, al enfrentarse a Gonzalo Pizarro en la batalla de Iñaquito, murió derrotado en
1546. Quizá debido a ese desastre, Andrés de Escobar se fue un año después a
Chile, donde también había serias dificultades, pero con los indios, sin
problemas de abierta guerra civil entre españoles. No obstante, en 1547, Andrés
de Escobar fue protagonista de un grave conflicto chileno, ya que apoyó a
Francisco de Villagra cuando, viendo las intenciones de Pedro Sancho de la Hoz,
el perpetuo conspirador contra Pedro de Valdivia, lo procesó y lo ejecutó. Escobar
participó en la fundación de varias ciudades chilenas, una de las cuales fue La
Imperial, donde acabamos de ver con qué entusiasmo recibió a Valdivia, del que
era muy amigo, homenajeándolo a lo grande. Debió de casarse bastante mayor con
María de Ibacache, pues su primer hijo, Pedro de Escobar Ibacache, nació en
1565. Su fama de hombre valioso explicaría los muchos cargos y servicios que le
fueron confiados, incluso después de fallecer Valdivia. En esa población, La Imperial,
ejerció sucesivamente como procurador de la misma, regidor y alcalde. Francisco
de Toledo, el extraordinario virrey de Perú, le confió el mando de una de las
tres naves que llevaron los tesoros de la Hacienda Pública a Panamá (sin duda,
para su traslado posterior a la Corte Real de España). En años posteriores,
tuvo cargos políticos del más alto nivel
en varias ciudades de Chile: corregidor en Villarrica (1571), gobernador en
Valdivia (1574) y corregidor en Santiago, la capital del país (1574), para
terminar después como corregidor en La
Imperial, donde, al parecer, murió batallando contra los indios hacia el año
1580.
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