(1116) Una de las grandes virtudes de los
españoles era su constante interés en fundar poblaciones, y parecían tener ojo
clínico para encontrar los sitios apropiados, ya que muchas de las que
establecieron permanecen llenas de vida. Así va a surgir, en octubre del año
1550, la ciudad de Concepción (que será destruida tres veces durante sus
primeros diez años): "Tras tener Valdivia esta victoria con tanta
felicidad, retiró pronto su campamento, para que el hedor de los muertos no
infectase a su gente, y también para buscar un lugar conveniente donde poblar. Habiendo
visto mucha parte de la comarca, no hallando otra tan a propósito como la de
Penco, por tener buen puerto en una bahía grande, trazó y pobló la ciudad de la
Concepción. Dio solares a los soldados que allí habían de ser vecinos, y dio
orden de cómo hacer un fuerte torreado en el que pudiesen estar seguros, y los
propios soldados lo hicieron en breve".
Pero, aunque los indios que habían sido
derrotados por Valdivia salieron huyendo, se quedaron con ganas de venganza, y,
para ello, buscaron apoyo enviando mensajeros que les hicieran ver a todos los
indios de los alrededores que los españoles pretendían arrebatarles todas sus
posesiones y tratarlos como esclavos, de manera que la única solución era
echarlos de sus tierras: "Les dijeron tales cosas, que, todos conformes, se
juntaron más de cincuenta mil indios. Habiéndose preparado para la lucha, llegaron
todos apareciendo por los altos que asomaban a la ciudad, y de allí fueron
bajando por tres partes, en tanta cantidad, que cubrían el campo, con muchas
clases de armas y con muchas cornetas y cuernos grandes".
Visto el tremendo panorama, Valdivia
consultó la opinión de sus capitanes acerca de la estrategia más correcta. No
sabían si sería mejor aguantar pacientemente el cerco en el fuerte, o salir de
inmediato a hacerles frente a los indios: "Valdivia tuvo por mejor esta
última opinión, y les mandó a Jerónimo de Alderete y a Pedro de Villagra que,
con cincuenta soldados a caballo, rompiesen contra el escuadrón de indios más
cercano, y tuvieron la suerte de que los
más adelantados eran aquellos a los que habían hecho huir en Andalién. Villagra
y Alderete, invocando el nombre de Santiago, con grandísima determinación atacaron
briosamente con todos los soldados que llevaban. Entonces ocurrió una cosa
digna de memoria. Los indios, viendo venir a los cristianos con aquella
determinación tan grande, no tuvieron ánimo para pelear, siendo más de quince
mil, volvieron las espaldas y huyeron. Ante esa situación, los demás
escuadrones hicieron lo mismo, retirándose en su orden. Después dijeron los
indios, que, quienes los derrotaron no fueron los cristianos, sino que una
mujer de Castilla (la Virgen) y un hombre en un caballo blanco (Santiago)
los habían desbaratado. Y resulta creíble que, siendo los indios más de
cincuenta mil, quisiera Dios socorrer con su misericordia a los cristianos,
pues, gracias a su llegada, se han fundado en este reino muchas ciudades y construido
muchas iglesias donde se predica el Evangelio, y por ello gran número de indios
son cristianos y viven casados según el matrimonio de la iglesia". Ni
puedo olvidar que el irrepetible cronista Bernal Díaz del Castillo contó, con
un poco de sorna, sobre un caso similar ocurrido en México, que él no vio
llegar a caballo al Apóstol Santiago en pleno ataque a los indios, sino a un
bravo compañero suyo que tenía un caballo muy claro.
(Imagen) GREGORIO DE CASTAÑEDA nació el
año 1517, y consta que, en 1542, ya estaba en Perú, siendo reclutado poco
después por Alonso de Monroy para incorporarse a las tropas de Valdivia en
Chile. Siempre se mostró fiel a este gran capitán, e incluso declaró a su favor
cuando en Perú se le acusaba de haber
ordenado la ejecución del complicado Pedro Sancho de la Hoz. Entonces,
Castañeda hizo una convincente defensa manifestando que Sancho había intentado
matar a Valdivia varias veces, el cual se lo perdonó, siendo después Francisco
de Villagra quien, en su ausencia, lo ejecutó. Esta argumentación de Castañeda
fue vital para que Valdivia fuera absuelto, lo que le trajo, además, el
beneficio de que el gran Pedro de la Gasca le otorgara, en nombre del Rey, lo que tanto deseaba, la
gobernación del territorio de Chile. Luego Pedro de Valdivia, lleno de
agradecimiento, le premió a Castañeda repetidas veces. Lo nombró en 1551
regidor de una nueva población a la que le puso el nombre de La Imperial,
fundada tras haber construido un fuerte, aunque el futuro de esta localidad fue
muy inestable. El año 1561, no obstante haber muerto Valdivia, también
Francisco de Villagra quiso agradecerle a Castañeda su buen comportamiento con
el fallecido, y lo nombró teniente gobernador de la ciudad de Santiago del
Estero, población que tuvo años después un valor logístico clave para unir las
comunicaciones por tierra entre Perú y la desembocadura del Río de la Plata
(ver mapa), evitando el enorme trastorno de llegar al Atlántico a través de la
lejana Panamá. Mucha gente ha oído hablar de la heroicidad de los trece
compañeros que se quedaron con Francisco Pizarro en la isla del Gallo,
dispuestos a continuar a su lado aunque les costase la vida. Han pasado a la
historia como LOS TRECE DE LA FAMA. Pues bien: GREGORIO DE CASTAÑEDA formó
parte de otro grupo, asimismo heroico, y recordado como LOS CATORCE DE LA FAMA.
El día 25 de diciembre de 1553, los durísimos araucanos (también llamados
mapuches) masacraron a Valdivia, y allá fue Juan Gómez de Almagro con Gregorio
de Castañeda y otros doce suicidas esperando ser de ayuda a los españoles. Se
encontraron con que los implacables indios habían matado a todos, y estaban
celebrando su triunfo profanando los cuerpos y las cabezas de los vencidos. En
un enfrentamiento feroz, murieron otros
seis españoles, y solo pudieron escapar ocho de los CATORCE DE LA FAMA. Catorce
años después (en 1567), murió ahogado GREGORIO DE CASTAÑEDA al hundirse el barco que lo traía desde Perú a
Chile.
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