(1119) Francisco de Villagra fue a Perú
enviado por Valdivia, pero muy preocupado por las cuentas que le podían pedir.
Y tuvo suerte: "Después de que Francisco de Villagra llegara al Perú,
creyó que la fortuna le fuera contraria, por la muerte que le dio a Pedro Sancho y porque iba a pedir, pero le fue
muy favorable, pues halló tanta buena voluntad en el presidente La Gasca, que, además
de darle licencia para reclutar a la gente que pudiese, se alegró mucho con su
llegada. Y en lo que respecta a Pedro Sancho, no mostró que hubiera sido mal
hecho, sino que lo tuvo por muy loable. Además, como en aquel tiempo las
disensiones que en el Perú había habido aún no estaban acabadas, recibió
contento, porque le pareció que se irían con él muchos soldados que pretendían
desasosegar el reino, y otros que estaban descontentos por no haberles dado encomiendas de indios (ya vimos lo mal
que lo pasó La Gasca por ese problema después de derrotar a Gonzalo Pizarro),
y él se libraría de importunidades. Villagra, como era hombre de buenas
palabras, aunque sin astucia, halló muchos mercaderes que, viendo el encargo
que del presidente La Gasca tenía y por tener buen sitio a su lado, le ayudaron
con sus haciendas. Luego Villagra subió al Cuzco y de allí a las Charcas, donde
se detuvo para hacer más gente".
Con la frase anterior, Marmolejo parece
indicar que Villagra era demasiado confiado: "Se le juntaron a Villagra en
dos meses doscientos hombres, y, entre ellos, algunos mercaderes, de manera que,
cuando creía que todo le iba a faltar, todo le sobró, porque juntó más de cien
mil pesos (prestados). Repartía bastantes con algunos soldados que no
tenían con qué equiparse, los cuales le firmaban obligaciones por lo que les
daba, y, para que no pareciese que él recibía los pesos para no pagarlos nunca,
también firmaba obligaciones a los que se los prestaban, aunque, después, ni
ellos se los pagaron a él ni él a los que se los prestaron. Viéndose con
doscientos veinte hombres, nombró maestre de campo al capitán Alonso de
Reinoso, natural de la villa de Maqueda, hombre de mucha experiencia militar y
de buen entendimiento. Villagra hizo su camino de vuelta, y, pasando de largo, le
acaeció que un hidalgo llamado Juan Núñez de Prado, hombre principal y que en
el Perú había servido a su Majestad, le pidió al licenciado Gasca le diese
facultad para que, con la gente que juntar pudiese, fuese a poblar fuera del
reino adonde le pareciese. Tenida esta licencia, con cien hombres que juntó
entró por los Juríes, y pobló una ciudad a la entrada. Le puso el nombre de Santiago
del Estero, por estar poblada junto a un río pequeño (tiene también el
sentido de zona pantanosa) que pasa por ella, la cual hoy permanece, y será
buena ciudad por la noble comarca que tiene". He comentado recientemente
que la ciudad de Santiago del Estero fue un punto clave para que, pasando por
ella, se estableciera años después una ruta directa desde Perú hasta la zona de
Buenos Aires. En la fundación de la ciudad tuvieron importancia sucesiva tres
grandes conquistadores: Diego de Rojas (que murió durante su campaña), el ahora
mencionado Juan Núñez de Prado y, posteriormente, Francisco de Aguirre, que
hizo el asentamiento definitivo.
(Imagen) Nos sale al paso otro
conquistador importante: el capitán ALONSO DE REINOSO Y GONZÁLEZ DE CANDELAS (su padre había sido mayordomo de
la Reina). Las biografías, a veces, confunden los datos. En el caso de este
Alonso, veo dos errores bastante claros. Se sabe que nació en la toledana Torrijos
(Marmolejo dice que en Maqueda, y quizá tenga razón porque se encuentra muy
cerca), pero, generalmente, se asegura que el hecho ocurrió el año 1518,
habiendo constancia de que su hijo mayor, Alonso de Reinoso y Flores de Riofrío
(con el que suele ser confundido), lo hizo en 1532. Con estas fechas, y dado
que el padre ya estaba batallando en la zona de Honduras el año 1536 con
Francisco de Montejo (y después con Pedro de Alvarado), no parece creíble que
naciera en 1518, sino anteriormente. Además, entre padre e hijo habrá una confusión histórica de
relieve, que luego veremos. Tras haber batallado en Centroamérica, donde fue
alcalde de la mexicana ciudad de Mérida, Alonso de Reinoso padre estuvo dos
años luchando en Perú, donde lo conoció Francisco de Villagra, y lo reclutó
para la campaña de Chile (como acabamos de ver). Después de la muerte de
Valdivia, Alonso de Reinoso le ayudó a Villagra (contra su competidor Francisco
de Aguirre) para que consiguiera el cargo de gobernador interino. Cuando llegó el
titular, García Hurtado de Mendoza, nombró a Reinoso capitán de caballería, y
tuvo heroicas actuaciones contra los araucanos. Las batallas eran brutales
(como lo fue la muerte de Valdivia), y una decisión de Alonso de Reinoso
alcanzó una crueldad extrema. (Este es el segundo dato histórico que está
confundido, porque se atribuye a su hijo, asimismo conquistador). El cacique
Caupolicán era una pesadilla, y Alonso de Reinoso, tras derrotarlo y apresarlo,
decidió, sin duda como medida de escarmiento pero con odio, que fuera ejecutado
dándole muerte por medio de empalamiento. Como los araucanos no se arrugaron, Reinoso, en otra durísima
victoria, ahorcó a 700 indios que había apresado. También a él le llegó la
hora. El año 1567 se ahogó, cerca de Concepción, al hundirse la nave en la que
escoltaba a los oidores de la recién fundada Audiencia de Chile. La imagen
muestra un folio del expediente de servicios
que presentó ALONSO DE REINOSO el
año 1542. Vemos que hace referencia a su primera campaña, la de Honduras , en
la que estuvo a las órdenes de los gobernadores Francisco de Montejo y Pedro de
Alvarado sucesivamente.
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