(1118) Huidos los indios,
convenía asegurar la tranquilidad de la zona: "Luego mandó Valdivia a sus
capitanes que saliesen por toda la provincia para mantenerla en paz, lo cual se
hizo fácilmente. Vinieron muchos indios a servir, y viendo que no conseguían nada con las armas,
las dejaron olvidadas hasta saber de qué forma les convendría volverlas a tomar".
Nada era gratis para los españoles.
El inicio de la campaña de Chile fue muy
duro, ya desde la salida de Perú. Pero seguían avanzando, conquistando y
fundando poblaciones. Y las dificultades aumentarán, porque iban a entrar en
los dominios de los indios araucanos (también llamados mapuches), quizá los más
bravos de todo el continente americano: "Después de haber podido dar muchos
repartimientos de indios en la ciudad de Concepción, mandó Valdivia al capitán
Jerónimo de Alderete (otro personaje importante) que, con ochenta
soldados a caballo, fuese a descubrir la provincia de Arauco, que es lo más
principal de todo el reino y donde hay más gente. Alderete pasó el río Biobío, y
llegado a Arauco, que está a dos jornadas de la Concepción, vio tantos pueblos indígenas,
que no osó pasar adelante, como experimentado militar que era, sino solo
observar el comienzo del territorio, aunque los indios principales le salieron
todos de paz". Tras regresar Alderete, le confirmó a Valdivia que aquellas
tierras estaban muy pobladas, y fue encargado de hacer otra salida, en la que llegó hasta el
río Cautín, donde el territorio estaba tan poblado como el de Arauco, por lo
que regresaron igual de contentos que la vez anterior.
Parece ser que a Valdivia se le contagió
el entusiasmo de los soldados, porque él también se puso en marcha: "Con
estas noticias, salió llevando ciento veinte
soldados, casi todos a caballo, con ánimo de poblar una ciudad, y, para ver
mejor en dónde, fue por la costa, porque, como era hombre que había andado por
el mundo, sabía la ventaja que tenían las tales ciudades pobladas en la costa sobre
las de tierra adentro. Llegó al río Tirúa, a treinta leguas de Concepción, y quiso poblar, pero los indios
le dijeron que en invierno era anegadizo, por lo que mudó de parecer. Queriendo
pasar el río un soldado llamado Higueras, que era gran nadador y tenía una
buena yegua, se metió por él buscando un vado, pero cayó en una corriente
fuerte, la yegua lo despidió de sí, y no apareció más. Valdivia bajó con su tropa
a la boca del río que entra en la mar, y pasó a la otra banda, donde todos los nativos le venían a ver y servir. Luego
llegó al río de Cautín, y, junto a él, pobló una ciudad, y le puso el nombre de
Imperial, porque, en las casas que los araucanos tenían, colocaban unos palos
grandes que subían hasta lo más alto, y, en la punta de cada uno, con la misma
madera, había un águila con dos cabezas. Tomándola por buen pronóstico de
imperio, le puso aquel nombre de La Imperial. Luego se volvió a Concepción, dejando
como teniente suyo a Pedro de Villagra, hombre fuerte, experto en la guerra contra
los indios, muy aliente en ella, y con mucha cordura. Le mandó que reforzase aquel lugar haciendo un
fuerte para su defensa. Valdivia partió solamente con sus criados, para así
dejar más número de gente en aquella ciudad, y les dijo que volvería en la
primavera para darles encomiendas de indios a todos y seguir descubriendo y
poblando en aquella zona". La ciudad Imperial, que ya estaba fundada en
setiembre de 1551, sufrió después muchos avatares y cambios de nombre. Pero
desde entonces, siempre se ha llamado, a los 55 últimos km del río Cautín, río
Imperial.
(Imagen) Hace ya mucho tiempo hablé de JERÓNIMO
DE ALDERETE (le dediqué dos imágenes), y creo que, para ponernos en situación, dado
que va a tener mucho protagonismo en esta historia, no vendrá mal que haga un
extracto resumido de ellas. Nació en Olmedo (Valladolid) el año 1516, y siendo muy
joven, luchó junto a Pedro de Valdivia en las guerras de Italia. Luego Pedro,
que lo quería como a un hijo, se lo llevó consigo desde Perú a Chile, y, ya
siendo gobernador, manifestó su deseo de que, si él fallecía, le sustituyera en
el cargo Alderete. El cual dio muestras de sensatez allá por donde pasó. En
cuanto se fundó Santiago de Chile, fue nombrado repetidas veces regidor
(concejal) de la ciudad. En 1544 formó parte de una expedición marítima, por
encargo de Valdivia y dirigida hacia el Estrecho de Magallanes. Descubrieron
nuevos parajes, y llegaron hasta cerca de lo que hoy es la ciudad de Osorno
(Chile). En 1553, Valdivia, poco antes de morir de forma bestial a manos de los
araucanos, envió a Jerónimo a España, llevando, por primera vez, una importante
cantidad de oro para el Rey. La estancia en la Corte puso de manifiesto su gran
carisma personal. Fue incorporado al grupo de notables que se presentaron en
Inglaterra para asistir a la boda de Felipe II con la reina María Tudor. Antes
de volver de España, lo nombraron Caballero de Santiago, y también Gobernador y
Adelantado de Chile, como sucesor de Valdivia, que había expresado ese deseo en
sus últimas voluntades. Lo cual deja claro que ambos fueron absueltos de las
acusaciones que María de León presentó contra ellos, afirmando que habían
robado y matado a su marido, Juan Pinel. Pero, desgraciadamente, JERÓNIMO DE
ALDERETE enfermó en su viaje de regreso, y murió el año 1556 en la panameña
isla de Taboga, a la que había llegado después de sufrir un naufragio. Fue
enterrado en la iglesia de La Merced (Ciudad de Panamá). De no haber ocurrido,
se iba a encontrar con un serio problema en Chile, pues se disputaban su puesto
Francisco de Aguirre y Francisco de Villagra, conflicto que fue solucionado por
el virrey de Perú nombrando para tal cargo a su hijo, García Hurtado de
Mendoza. En la imagen vemos que, en abril de 1555, le concedieron permiso al
Adelantado Alderete (equivalía a gobernador) para llevar de España a las Indias
ocho esclavos y esclavas negros (no se
detalla cuántos de cada, pero eran ocho en total).
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