(1069) Álvar Núñez Cabeza de Vaca también
tomó posesión de la isla Santa Catalina y del puerto de La Cananea en
nombre de Carlos V (lo que no acabo de entender, a no ser que España y Portugal
tuvieran algún conflicto de límites). Luego el texto nos lo muestra muy humano
con los nativos: "En todo el tiempo que el gobernador estuvo en la isla de
Santa Catalina, a los indios naturales de ella y de otras partes de la costa
del Brasil (vasallos de Su Majestad) les hizo muy buenos tratamientos (quizá
le quedara, de su odisea por la Florida, un sincero afecto por los indios en
general). Por estos indios supo que a catorce leguas, en un lugar que
llaman Biaza, estaban dos frailes franciscanos, fray Bernardo de Armenta,
natural de Córdoba, y fray Alonso Lebrón, natural de la Gran Canaria. Pocos días después estos frailes vinieron
donde el gobernador muy atemorizados de los indios de la tierra, que los
querían matar porque habían sido quemadas ciertas casas de indios, y ya por
ello habían matado a dos cristianos que en aquella tierra vivían. Y, bien
informado el gobernador del caso, procuró calmar a los indios, y puso paz entre
ellos y los frailes a los que encargó que se ocupasen de adoctrinar a los
indios de aquellas tierras".
Pero seguirán las malas noticias: "Prosiguiendo
el gobernador con el socorro a los españoles, el mes de mayo de 1541 envió una
carabela con Felipe de Cáceres, contador de Vuestra Majestad (no olvidemos
que el texto estaba dirigido a Carlos V), para que entrase por el río que llaman
de la Plata a visitar el pueblo que don Pedro de Mendoza allí fundó, que se
llama Buenos Aires (cuya existencia era todavía muy precaria), pero, por
ser el tiempo contrario para la navegación, no pudo entrar en el río, y se
volvió a la isla de Santa Catalina. Allí vinieron después nueve españoles huyendo
de Buenos Aires en un batel, por los malos tratamientos que les hacían los
capitanes que residían en aquella provincia. Le dijeron al gobernador que Buenos
Aires estaba poblado de gente y con provisiones, y que Juan de Ayolas, a quien
don Pedro de Mendoza le había enviado a conquistar por aquella provincia,
cuando ya regresaba y al ir a recoger a ciertos bergantines que había dejado en
el puerto al que llamó La Candelaria, que está en el río del Paraguay, un grupo
de los indios que viven en el dicho río, que se llaman payaguos, le mataron a
él, a todos los cristianos y a muchos indios chameses que traía de tierra
adentro con las cargas".
El texto da una explicación de esa
tragedia, y se diría que ya está anunciando enemistades futuras entre el
gobernador Cabeza de Vaca y algunos que tenían importantes puestos de mando en
la zona de Río de la Plata. Los nueve españoles que llegaron huyendo de Buenos
Aires siguieron dándole más información al gobernador: "Juan de Ayolas
había mandado y ordenado que guardase los bergantines en el puerto de La
Candelaria, hasta que él volviera, a un tal Domingo (Martínez) de Irala,
vizcaíno, a quien dejó por capitán en ellos, el cual, antes de haber vuelto el
dicho Juan de Ayolas, se había retirado dejando desamparado el puerto de La
Candelaria, de manera que, al no hallarlos Juan de Ayolas para refugiarse en
él, los indios los habían matado a a todos por culpa del dicho Domingo de Irala".
(Imagen) A pesar de que en la crónica del
gobernador de Río de la Plata, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, se dice que Juan de
Ayolas, siendo gobernador interino de Río de la Plata (desde el fallecimiento
de Pedro de Mendoza), murió por no haberle esperado DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA con
unos bergantines, el hecho cierto es que este sustituyó en el puesto al
difunto. Veamos algunos retazos de su biografía
hasta ese momento, porque lo que sigue se tratará ampliamente a lo largo
de la crónica, pero avisando por adelantado que Irala, aunque va a aceptar a
Cabeza de Vaca como gobernador de Río de la Plata, se convertirá luego en su
feroz enemigo. DOMINGO DE IRALA nació el año 1506 en Vergara (Guipúzcoa). Su
familia estaba en muy buena posición,
siendo su padre el escribano público Martín Pérez de Irala, quien constituyó un
mayorazgo de sus bienes a favor de Domingo, a pesar de ser su segundo hijo.
Aunque fue todo un detalle que parece indicar la estima de su padre, pudo más
el espíritu aventurero y el ansia de gloria y riqueza de Domingo, pues renunció
luego al mayorazgo y abandonó sus estudios de escribano para alistarse en la
poderosa armada que, el año 1535, partió hacia las Indias bajo el mando de
Pedro de Mendoza, nombrado gobernador de Río de la Plata (cuya triste muerte
acabamos de ver). Mendoza llevaba como mayordomo a Juan de Ayolas, y este, a su
vez, tenía gran confianza en Domingo de Irala, lo cual promocionó rápidamente a
ambos, que lograron, a la muerte de Mendoza, el mando absoluto de la manera que
he señalado en el inicio de este texto. Como vimos anteriormente, al llegar a
su destino, Pedro de Mendoza fundó precariamente el puerto de Buenos Aires. La
estancia en el lugar fue desastrosa, ya que había escasez de alimentos y se
producían constantes ataques de indios especialmente belicosos, por lo que
Pedro de Mendoza tuvo que pensar en alguna solución. Envió a un grupo de
soldados bajo el mando de Juan de Ayolas en busca de un lugar mejor y, con
suerte, de las extraordinarias (y fantasiosas) minas de plata de las que tanto
se hablaba. Ayolas fundó el fuerte de Corpus Christi, y, a su vez, Mendoza el
de Nuestra Señora de la Esperanza, pero ninguno le quedó, ya que enfermó,
partió para España y murió durante el viaje. Y este es el momento en el que va
a llegar Cabeza de Vaca a hacerse cargo de todo aquel tinglado, con un rival
prematuro: DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA.
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