miércoles, 24 de marzo de 2021

(Día 1376) Hernando de Soto envió a Diego Maldonado a Cuba para dar noticias de su campaña y volver con provisiones. Produjo entusiasmo en la isla todo lo que contó. (Bernardo de Gálvez quedó retratado en una gran proeza).

 

     (966) Hernando de Soto siguió dando órdenes: "Pocos días después de la venida de Diego Maldonado, le mandó el gobernador, a principios del años 1540, que fuese a La Habana con los dos bergantines que tenía a su cargo y visitase a doña Isabel de Bobadilla y le diese cuenta de lo que hasta entonces habían andado y visto, y enviase la misma relación a todas las demás ciudades y villas de la isla, y que, para el octubre venidero, volviese al puerto de Achusi con los dos bergantines y la carabela que Gómez Arias había llevado, y trajesen en ellos armas, pólvora y otras cosas que el ejército necesitaba, porque, aunque para entonces pensaba el gobernador haber hecho en el puerto de Achusi un gran rodeo por aquellas tierras descubriendo nuevas provincias, para dar principio a la población, era conveniente poblar primero el puerto, por ser muy necesario para lo de la mar y lo de tierra. Le mandó,  asimismo, que dijese a Gómez Arias que viniese con él, porque, por su gran prudencia para las cosas de gobierno, y por su mucha práctica para las cosas de la guerra, le convenía tenerlo consigo".

     El viaje de Diego Maldonado iba a  causar sensación a su llegada: "Partió de la bahía Aute y fue a La Habana, donde por las buenas noticias que del gobernador y de su ejército llevaba, por el éxito  hasta entonces habido y por el que se esperaba tener en adelante, fue muy bien recibido de doña Isabel de Bobadilla y de toda la ciudad de La Habana, de donde se envió aviso a las demás ciudades de la isla, las cuales, con mucho regocijo, solemnizaron la prosperidad del gobernador. Y, para el tiempo señalado, se hicieron grandes aportaciones de gente, caballos, armas y las demás cosas necesarias para poblar. Todo lo cual daban las ciudades en común, y los hombres ricos en particular, esforzándose cada cual en lo que podía, para mostrar el amor que a su gobernador y capitán general tenían, y por los premios que esperaban. En los cuales apercibimientos los dejaremos y volveremos a contar algunas cosas particulares que acaecieron en la provincia de Apalache, por los cuales se podrán ver las ferocidades de los indios de aquella provincia y juntamente su temeridad, porque, ciertamente, por sus hechos muestran que saben osar y no saben temer como se verá en el caso siguiente y en otros que se contarán, aunque no todos los que sucedieron que, por huir prolijidad, nos excusaremos de los más".

   Tras esta puntualización, el cronista procede a narrar varias anécdotas que confirman la fiereza de los apalaches, y habrá que tocar lo esencial para no extendernos demasiado. En la primera se van a ver involucrados siete españoles, a los que se enfrentó con espíritu suicida un solo indio.

 

   (Imagen) He de resumir, porque sería inacabable recoger todas las hazañas y aciertos de BERNARDO DE GÁLVEZ. Cuando fue nombrado, el año 1779, gobernador de Luisiana, los ingleses se preparaban para invadir Nueva Orleans, y ese mismo año Carlos III le declaró la guerra a Gran Bretaña. Entonces Gálvez decidió sorprender a los ingleses tomando Pensacola y otros puntos fuertes situados en el río Misisipi. En setiembre les arrebató varios emplazamientos, y los ingleses renunciaron a atacar desde Pensacola. Por su gran éxito, Gálvez fue nombrado, con solo 33 años, mariscal de campo. En 1580, se propuso tomar la plaza de Mabila, pero se encontró con enormes adversidades marítimas que provocaron el naufragio de varias de sus naves. Sin embargo, según él mismo dijo, "la necesidad dio origen a nuevas fuerzas", rehízo sus tropas, volvió al ataque y logró la victoria. Faltaba por conquistar el principal asentamiento inglés: Pensacola, sede del poder civil y militar de los británicos. BERNARDO DE GÁLVEZ preparó a conciencia su estrategia de acoso. Salió hacia allá desde La Habana en octubre de 1780, y un huracán puso en tanto peligro la flota, que tuvieron que regresar al puerto. Ya repuestos de los grandes daños, zarparon otra vez el 28 de febrero de 1781, ejerciendo Gálvez el mando único de la flota. Después de una maniobra fracasada en el canal que daba acceso a Pensacola, retrocedieron. Temiendo que volviera a ocurrir, los oficiales se opusieron a intentarlo de nuevo. Entonces BERNARDO DE GÁLVEZ, sin obligar a nadie, tomó la decisión heroica de entrar en la bahía con un barco, y dijo: "Iré yo solo, y, el que tenga valor, que me siga". A pesar de los cañonazos, logró pasar. Bajó a tierra, y, al día siguiente, el resto de la armada, llena de entusiasmo, se juntó con él, lográndose la toma del fuerte tras un breve cerco en el que Gálvez resultó herido, con lo que se consiguió recuperar, además de Pensacola, toda La Florida. Fue una victoria clave para que los americanos expulsaran definitivamente a los británicos el 9 de otubre de 1781 en la batalla de Yorktown. En la imagen se ve que dos oficiales de la marina americana homenajean a BERNARDO DE GÁLVEZ en Pensacola, junto a un monumento que lleva el lema de YO SOLO por su osado ataque en solitario, lo cual les puso en bandeja la independencia. El extraordinario personaje murió en México en 1786, con solo cuarenta años.






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