lunes, 27 de mayo de 2019

(Día 841) Cieza demuestra que Aldana tenía poder suficiente para encargarle a Robledo conquistar. Aldana, por su parte, recorrió otros territorios y fundó alguna población. Llega a aquellas tierras Pascual de Andagoya, autorizado para gobernar una demarcación. Su imprudente ambición le creará problemas con Belalcázar.


     (431) Quizá por el aprecio que le tenía a Jorge Robledo, se preocupa Cieza de dejar claro que recibió de Lorenzo de Aldana un cargo perfectamente legal, ya que luego tuvo problemas tan graves con Belalcázar, que le costaron la vida: “Yo vi el poder que tenía Aldana del Marqués para este nombramiento, y, aunque algunos dijeron que era frívolo y sin fuerza, se engañaron, porque después se aprobó en España, y me lo confirmó el doctor Villalobos en Panamá, donde era oidor de la Audiencia. El poder del Marqués decía: ‘…por cuanto  estaba informado de que había algunas provincias por poblar, que Aldana, si estuviese ocupado en el gobierno de las ciudades, pudiese nombrar a la persona que le pareciese, para que, en su lugar, fuese a poblar una ciudad, y que él daba poder bastante al que fuese por él nombrado”.
     Robledo reclutó gente y fueron con él también voluntarios de la tropa que había ido de Cartagena con Vadillo, entre ellos, Cieza, quien comenta que todos los soldados estaban contentos bajo su mando. Llevó menos indios que los habituales en estas campañas, y se diría que Cieza lo elogia por considerarlo un gesto de humanidad. Se escogió como nombre para la ciudad que se había de fundar, por orden de Aldana, el de Santa Ana de los Caballeros. Como casi siempre ocurría, esta fundación figuró después simplemente como ‘Anserma’ (de la misma manera que nadie habla de San Francisco de Quito, sino de Quito). Robledo partió en julio de 1539 (y Cieza con él). Aldana dejó en Cali a Miguel Muñoz como Teniente de Gobernador. De allí se dirigió a Popayán, donde nombró para ese mismo puesto a Juan de Ampudia, y siguió hasta Quito, fundando de paso Villa Viciosa de Pasto (hoy, Pasto), donde dejó idéntico cargo a Rodrigo de Ocampo. Lorenzo de Aldana permaneció en Quito hasta que llegó Gonzalo Pizarro. Cieza nos deja caminando a Jorge Robledo, para mencionar otro asunto relacionado con un conflicto naciente en aquellas mismas tierras.
     Antes de morir, Gaspar de Espinosa, tuvo mucho interés en conseguir la gobernación de la zona de Baeza y Río de San Juan, y el Rey se la concedió, pero, al saber que había fallecido, se la adjudicó a Pascual de Andagoya, que se encontraba entonces en la Corte. Al llegar a Panamá, supo que Belalcázar había fundado varias poblaciones (en nombre de Pizarro) y, pudiéndole la ambición (a pesar de que muchos se lo censuraban y hasta el mismo Rey le había exigido que se limitara a actuar en su territorio),  se preparó para meterse en el apetitoso corral ajeno, quizá ansioso por resarcirse de un fracaso anterior. Años atrás, había recogido la antorcha de otro fuera de serie que también fue castigado duramente por el Destino: Vasco Núñez de Balboa. Como aquellos conquistadores siempre iban incansablemente ‘más allá’ (plus ultra), cuando Balboa hizo el grandioso descubrimiento del Pacífico (al que llamó la Mar del Sur), inmediatamente preparó una flota para navegar por aquellas costas hacia nuevas tierras. Un conflicto con la mala bestia de su suegro, Pedrarias Dávila, le costó la cabeza. Fue la gran oportunidad de Pascual de Andagoya, y se lanzó a la aventura. Iba por buena ruta y había avanzado bastante, pero, a punto de morir por enfermedad, tuvo que volverse. Los incas siguieron tranquilos, sin saber lo que les esperaba. El siguiente en intentarlo fue Pizarro. Y no falló.

     (Imagen) Otro personaje de sorprendente biografía y poco conocido: el vasco PASCUAL DE ANDAGOYA. Tuvo grandes éxitos y no menores fracasos. Escribía bien, y dejó alguna crónica interesante sobre el Perú. Era profundamente religioso, y narró críticamente la dureza contra los indios en las campañas de Pedrarias, con quien había llegado a las Indias en 1514. Acabo de contar que pudo haber sido, navegando por la costa, el primero en descubrir el Perú, y que tuvo que volverse por estar muy enfermo. Pero hay que matizarlo. Él mismo explicó que estuvo a punto de ahogarse; lo salvaron, pero había permanecido demasiado tiempo tiritando de hipotermia, “y amanecí al otro día tullido, sin poder cabalgar, y así permanecí tres años”. Sin embargo afirmó que habría vuelto a intentar descubrir tierras peruanas si Pedrarias no hubiese decidido darles la exclusiva a Pizarro y a Almagro. Luego se hizo muy rico gracias a su habilidad comercial, pero de nuevo sufrió otro revolcón porque gastó gran parte de su fortuna en defenderse judicialmente de un entorno de envidiosos. Para ello, tuvo que venir a España en 1544. La imagen muestra que el Rey ordenaba, a petición de Pascual, que el superior de su orden diera permiso a fray Juan de Ulibarri (otro vasco), sobrino suyo, para que lo visitara, porque estaba enfermo, y para que, ya sano, volviera con su tío a las Indias y se dedicara a evangelizar. Un año después, en 1546, Pascual de Andagoya vio la oportunidad de congraciarse con el Rey enrolándose en la tropa de Pedro de la Gasca, quien iba a las Indias encargado de acabar con la rebelión de Gonzalo Pizarro. Fue su última desgracia, porque murió luchando en la batalla de Jaquijaguana, que supuso también la derrota y ejecución de Gonzalo.



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