viernes, 10 de mayo de 2019

(Día 827) Al saber Aldana que Belalcázar se preparaba para ir a España, mostró la amplitud de los poderes que le había dado Pizarro. Cieza, que estaba allí, dice que todos los acataron, y que Aldana, hábilmente, estableció el orden en toda la comarca.


     (417) Aunque se le va a escapar de las manos Belalcázar, no andaba demasiado lejos Lorenzo de Aldana cumpliendo lo que Francisco Pizarro le había ordenado, con amplísimos poderes para hacerlo: “Pasadas las cosas que hemos contado, Vadillo se partió con sus hombres para Popayán, y Aldana envió a Francisco Hernández a la ciudad de Lima con cartas en las que le daba cuenta al Gobernador Pizarro de todo lo que había sucedido. Luego dijo al capitán Francisco García Tobar que atravesase con algunos españoles la cordillera de los Andes y supiese si tenían alguna noticia del capitán Belalcázar. El capitán García de Tobar era muy diligente y para mucho trabajo, e muy temido de los indios, aunque hubo de morir a sus manos”.
     Lorenzo de Aldana estaba muy impaciente por la falta de noticias sobre Belalcázar. Había decidido que, si pasaba un mes sin obtenerlas, acabaría con su silencio sobre los poderes que tenía. No hizo falta esperar tanto. Recordemos que Belalcázar le había encargado a Juan de Ampudia que se hiciera cargo, como lugarteniente suyo, de la ciudad de Popayán: “Juan de Ampudia, con algunos que le venían acompañando, llegó a Popayán, y dio la noticia de la ida de Belalcázar en los bergantines (para ir a España), y de todo lo demás que había pasado. Al saberlo Lorenzo de Aldana, presentó en el cabildo todas las provisiones que tenía del Gobernador Pizarro, y, por virtud de ellas, fue recibido como teniente general de las ciudades de Quito, Popayán y Cali (desautorizando por completo a Belalcázar, y, en consecuencia, a su enviado Juan de Ampudia). Hizo gran efecto esta toma de posesión de Aldana, pues los ánimos de los españoles se asentaron y no hubo ninguna reacción por la presencia de Ampudia. Y ciertamente, de  no estar allí Aldana, habría habido bullicios, porque los vecinos de Cali estaban a mal con el alcalde Miguel Muñoz, y habrían procurado desobedecerle sabiendo la ida de Belalcázar, lo que sé muy bien porque en ese tiempo me hallé en Cali”.
     Como testigo de primera mano, Cieza elogia el buen gobierno de Lorenzo de Aldana. Lograba que todo funcionara bien: “Después de haber sido obedecido Aldana en Popayán, envió su provisiones a la ciudad de Cali, y los del cabildo reconocieron los poderes que el Gobernador Pizarro le había dado. Los españoles que habían venido de Cartagena podían salir por todas las partes, los indios servían a los vecinos de la ciudad y pagaban los tributos que estaban obligados a dar, y las cosas llevaban buen camino. El general Lorenzo de Aldana organizó la ciudad de Popayán lo mejor que pudo, amonestando a los indios para que no fuesen locos en andar en guerra contra los cristianos, y para que sembrasen y labrasen sus tierras, y diciéndoles que, si algún cristiano les hiciese alguna vejación o maltrato, que él les castigaría. Asimismo les pedía a los indios que dejasen los ritos que tenían, pues era todo engaño, y que se volviesen cristianos. Estas y otras cosas les dijo a todas aquellas naciones y caciques, y fueron harta parte para que se apaciguasen”.

     (Imagen) A pesar de que recientemente hemos visto una carta en la que se afirma que PEDRO DE PUELLES, tras ahorcar a una mujer que protestó contra los rebeldes a la Corona, fue matado por “un capitán Salazar”, veo que un historiador asegura que le cortó la cabeza Vaca de Castro, el representante del Rey. No tiene sentido porque la apasionante y torturada biografía de Puelles, que en su día iremos viendo, fue más prolongada. Buscando en Pares, encuentro la confirmación definitiva. El tal Salazar existía. Se llamaba Rodrigo de Salazar, y, en un expediente de méritos suyos presentado por su yerno  el año 1557, se relata la muerte de Puelles. El texto aparece en la imagen, y lo transcribo (en lo esencial) porque aporta datos curiosos: “Don Francisco de Aguilar, vecino de la ciudad de Quito, dice que fue casado con Doña María de Salazar, hija natural del capitán Rodrigo de Salazar, ya difunto, y de Doña Ana Palla, señora principal del linaje de los incas, tía de Don Francisco Atahualpa, primo de Atahualpa, señor que fue de aquellos reinos, de la cual (María Salazar) le quedaron ocho hijos naturales y legítimos (da los nombres), todos nietos del dicho capitán Rodrigo de Salazar, cuyos servicios son muy notorios en aquellos reinos, y particularmente (especialmente) sirvió a Vuestra Alteza en la rebelión de Gonzalo Pizarro, en la que, habiendo matado al virrey Blasco Núñez Vela en Añaquito, y dejando el dicho tirano en aquella ciudad como Capitán General a Pedro de Puelles, poniéndola (este) inquieta y tiranizada, matando a muchos españoles, sabiéndolo el dicho capitán Salazar, que estaba en Chimbo, con celo de servir a Vuestra Majestad vino y mató al dicho Pedro de Puelles”. Pone los pelos de punto pensar en el terrible clima de inseguridad que hubo durante la guerras civiles.



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