(412) Y fue entonces cuando Pedro Cieza de
León se convirtió en accidental protagonista de su propia crónica: “Como en aquel
tiempo estábamos en Cartagena reclusos (sin
nada que hacer) muchos mancebos, deseábamos ir a alguna jornada que se
tuviese por provechosa, y, como Vadillo declaró que quería ir personalmente en
ella, codiciaron (codiciamos) con más
voluntad seguirle. Sacó la más lucida y caballerosa gente que jamás haya salido
de Tierra Firme, llevando en naves desde Cartagena trescientos cuarenta y cinco
españoles, muchos negros, negras, indios e indias esclavos, hasta la ciudad de
Urabá, el mes de febrero de mil quinientos treinta y siete (aún vivía Diego de Almagro)”.
Se
supone que los indios esclavos serían grupos derrotados en batalla, porque
estaba prohibida su esclavitud y la de sus mujeres ‘sin culpa’ de rebeldía.
Cieza se siente orgulloso de que fueran los primeros españoles que hicieron ese
trayecto: “Por ser nosotros los que abrimos camino desde el mar Océano hasta el
del Sur, y para que se sepa cómo entraron tantos españoles de Cartagena juntos
en el Perú, escribo lo que conviene al respecto”. Y, como esta vez está
hablando de sus propias vivencias, cita con detalle a las personas que más le
impresionaron (él sólo tenía 17 años): “Los
principales que venían en esta armada eran el teniente Francisco César, Juan de
Villoria, D. Antonio de Ribera, natural de Soria, el comendador Hernán
Rodríguez de Sosa, portugués natural de Estremoz, el alférez Montemayor,
natural de Herranúñez, el tesorero Alonso de Saavedra, Álvaro de Mendoza,
natural de Don Benito, Lorenzo Estopiñán
de Figueroa, natural de Jerez de la Frontera, Melchor de Suerdenava, natural de
Toro, Martín Yáñez Tafor, natural de Córdoba, Arias Maldonado, natural de
Salamanca, Antonio Pimentel, natural de Mayorga, Alonso Villacreces, natural de
Sevilla, Baltasar de Ledesma, natural de Salamanca, e otros muchos caballeros e
hijosdalgo. Con ellos partió Vadillo y anduvo más de un año descubriendo,
pasando muy gran trabajo y grandes miserias de hambres, pues murieron noventa y dos españoles y
ciento diecinueve caballos. Fue tanta el hambre, que se tuvo por cierto que
todos íbamos a perecer. Cuando llegamos a la ciudad de Cali, si Vadillo no
tuviera intento de llegar al mar, bien habría podido aprovecharse de la riqueza
de Bogotá”. (Quien se llevó la gloria poco después, fundando la ciudad de
Bogotá, fue otro de los grandes, Gonzalo Jiménez de Quesada)
Allí se encontraron una sorpresa: “Sabiendo Vadillo que Lorenzo de
Aldana estaba en Cali, le pesó en gran manera, y dijo a los que le aseguraban
que no traía poderes: ‘Creedme que, si un caballero como Lorenzo de Aldana ha
venido desde Lima a esta tierra, trae poder sobre ella’. Llegados a Cali,
Lorenzo de Aldana le dijo al teniente Miguel Muñoz (nombrado en el cargo por Belalcázar al fundar Cali) que mandase que la gente que de Cartagena había
venido fuese aposentada y proveída, ya que venían tan fatigados del largo
camino que habían traído. El ánimo de Aldana en nada se alteró al ver que
estaban en la ciudad unos trescientos españoles más que podrían emprender
cualquier negocio. Prefirió que le tuviesen por Lorenzo de Aldana, sin cargo
ninguno, a figurar como general y capitán mayor tras el Gobernador (Pizarro) en todas aquellas ciudades. Y
esto lo hacía para ver si, por ventura, Belalcázar daba noticias de los
territorios en los que había entrado”.
(Imagen) JUAN DE VADILLO fue encargado de
presidir varios juicios de residencia contra algunos gobernadores. Había acusado a
uno de los de Cuba, Gonzalo de Guzmán, de violencias y desórdenes, lo apresó y
se lo envió al Consejo de Indias para que tomara medidas. Después Vadillo hizo
de gobernador interino, pero sin mejorar la situación cubana. La historia se
repitió con Pedro de Heredia, el gobernador de Cartagena de Indias. En este
caso, Vadillo se metió después a conquistador, como habían hecho otros jueces
(siempre fracasando). Pero el ‘alguacil’ se convirtió en alguacilado. La imagen
muestra parte de las acusaciones del juicio al que lo sometieron en 1554,
centrándose la primera en el motivo por el que salió de la gobernación. Le
acusan de huir para no ser procesado (Cieza, que iba en la expedición, dice lo
mismo). Resumo el texto: “Vadillo había salido de la gobernación, y sacado
consigo toda la mala gente que en ella había, y las personas que por su
tolerancia (como gobernador interino)
habían cometido muchas y grandes crueldades, robos, muertes y heridas contra
los indios, y llevó especialmente en su compañía a un Montemayor y a un
Baltasar de Ledesma, y a otros capitanes, a hacer entradas por la tierra contra
los indios, y, debiéndolos castigar, no lo había hecho, disimulándolo y
llevándolos consigo para que el juez que le iba a tomar residencia no pudiese
tener sus declaraciones. Y, por los lugares por donde iba después de salir de
la gobernación, había cometido con los capitanes y gente que llevaba grandes
muertes e otros daños y delitos contra los indios naturales (y contra los españoles
que llevaba consigo) haciendo venir de paz a los caciques e indios para luego
prenderlos y atormentarlos”.
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