lunes, 13 de mayo de 2019

(Día 829) Alonso de Alvarado funda la ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas. Cieza elogia su buen trato a los indios. Alvarado continúa avanzando. Daba permiso para quedarse a quienes se desanimaban, pero todos le seguían.


     (419) Recordemos que Alonso de Alvarado llegó con su gente a Jauja para hablar con Pizarro, quien le había concedido la misión de ir a poblar una ciudad en el territorio de los chachapoyas: “Pizarro lo recibió muy bien y le hizo grandes ofrecimientos, mas no le dio préstamo ninguno con el que pudiese ir a su conquista”. Así que Alvarado, quien, sin duda, era hombre rico y dispuesto a financiársela, partió de inmediato hacia su destino: “El tirano Villatopa, cacique de los guancachupachos, sabía muy bien que venía, y juntaba todos los indios que podía. Con mucha gente de guerra, tomó descuidados a los cristianos, pero los indios ganaron poca honra, quedando en el campo algunos muertos y heridos, e, de los cristianos, hirieron malamente a Hernando de Mora. Cuando Alonso de Alvarado llegó a las provincias de los chachapoyas, algunos caciques le salieron de paz. En aquel valle fundó e pobló la Ciudad de la San Juan de la Frontera de los Chachapoyas”.
     Logrado su principal objetivo, Alonso de Alvarado se va a dedicar a mimar con tacto, pero sin bajar la guardia, a los nativos, y Cieza, que, en cuanto ve bondad en algún capitán español, no le ahorra elogios, ensalza su comportamiento: “El capitán mandaba a los naturales y españoles que  se diesen prisa en hacer sementeras y casas, pero que no se fatigase demasiado a los indios, ni les hiciesen ningún maltrato. Y, en esto, él se mostró siempre padre de los naturales, e ningún enojo recibía mayor que saber que algún español maltrataba a los indios, y, si él lo sabía, castigaba al español con todo rigor. No existe en este reino ningún capitán que haya humillado por ello públicamente a un español como él lo hizo, pues en Guarochiri azotó a dos, y solamente porque tomaban las provisiones que los indios traían”.
     Le llegó entonces a Alonso de Alvarado desde Lima gente de refuerzo, y tuvo noticias de que, pasado el río Moyobamba, había zonas muy ricas. Ambas cosas eran una bendición, y decidió ir a conquistarlas, dejando, bajo el mando de Gómez de Alvarado, un grupo de españoles en la ciudad recién fundada. Como, además de ser una persona seria y justa, tenía gran prestigio militar entre sus hombres, todos acogieron con entusiasmo el plan. Esperaban encontrar muchos poblados y tierras prósperas, pero sabían que iban a tener dificultades: “Como también había noticia de que los indios de aquellos lugares eran belicosos e de poca razón, porque se comían unos a  otros y eran muy viciosos, Alonso de Alvarado mandó a los que iban a partir con él que estuviesen apercibidos”.
     Partió Alonso con más de ciento veinte hombres, todos veteranos, y curtidos frente a los nativos. Como solía ocurrir en todas las Indias, contaba también con la ayuda de unos cuatro mil nativos amigos. Las cosas se complicaron porque supieron que tenían enfrente unas montañas prácticamente insalvables. Fue una avanzadilla a buscar algún paso, pero sufrieron un infierno, y volvieron sin lograrlo, después de cuarenta días, completamente agotados. El desánimo fue general. La gente quería abandonar la expedición, pero Alvarado insistió en seguir adelante: “Les dijo que fuesen con él los que quisiesen, e que él daba licencia a los demás para quedarse. Lo cual hacía el capitán porque siempre se preció de no seguir la guerra con hombres que la rehusasen, porque uno solo que vaya descontento es bastante para dañar e inquietar a los demás”. Chapeau para Alonso de Alvarado.

     (Imagen) Quizá sea el momento de aclarar algunos detalles sobre la fundación de la ciudad de SAN JUAN DE LA FRONTERA DE LOS CHACHAPOYAS. Se creó en las montañas de los Andes situadas en territorio amazónico peruano. Los chachapoyas fueron unos de los indios ‘amigos’ que más colaboraron con los españoles, como hicieron los tlaxcaltecas en México ayudando a Hernán Cortés. Acabamos de ver que Alonso de Alvarado la fundó el año 1538, aunque Cieza se equivoca al decir que fue la primera población que se estableció. En realidad, ya había surgido dos años antes, pero Alvarado tuvo que dejarla inacabada para ir urgentemente a Lima porque Pizarro estaba siendo atacado por los indios del rebelde Manco Inca. Solucionado el problema, y luego otro más grave, la guerra contra Almagro, tras ser derrotado el desventurado socio de Pizarro volvió Alonso de Alvarado a concluir la fundación de la ciudad. San Juan de la Frontera es la capital peruana del Departamento de Amazonas, y, aunque su tamaño es reducido (actualmente tiene unos 23.000 habitantes), conserva intacto su sabor colonial. Los vecinos del lugar se sienten orgullosos de su historia. La imagen muestra cómo celebraron, el año 2014, el 476 aniversario del nacimiento de la ciudad. Conservan también su larga acta fundacional, que comienza así (resumido): “En cinco días del mes de Setiembre del año mil quinientos treinta y ocho, compareció ante el Consejo de esta Ciudad de La Frontera, que ahora se funda, el Capitán Alonso de Alvarado, e presentó una provisión del gobernador de estas provincias llamadas Perú, Don Francisco Pizarro, su tenor de la cual es el siguiente…”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario