(362) En su persecución a Almagro, los de
Pizarro hicieron alarde de que su causa era la que respetaba la autoridad del
Rey: “Fueron siguiéndole llevando delante de sí las banderas; e para justificar
más su causa y dar a entender que luchaba al servicio del Rey, traía en su
ejército el Gobernador Pizarro el estandarte Real, en el cual venían esculpidas
las armas Reales y el águila imperial del César, como si por su mandato e voluntad se hicieran
aquellas guerras. Iban a la ligera, sin llevar tiendas en las que guarecerse
del frío y de la mucha nieve que caía. Sobrevínoles otro trabajo mayor, pues
todos los más, con el viento tan recio que venía, se mareaban hasta provocarles
vómito (probablemente se trataba del
‘soroche’ o mal de altura andino). Hubo tan recias tormentas de nieve, que
fue gran ventura que no quedaran todos helados. Con gran razón se dice que no
hay en el mundo guerra más cruel que la que se da entre los de una misma
nación”
Y, cosa rara en él, Orgóñez cometió un
error. “El capitán Vasco de Guevara, Cristóbal de Sotelo y otros muchos decían
que, puesto que ellos estaban descansados, había que volver contra los de
Pizarro, y que les sería fácil desbaratarlos. Orgóñez les respondió, según
dicen, que bien estaba él durmiendo a su placer, y otras cosas. Se tiene por
cierto que fue la causa de que no fuesen desbaratados los de Pizarro, pues no
hay duda de que los habrían vencido por venir los de Pizarro tan fatigados.
Cuando partieron de allí, los de Almagro llegaron adonde estaba la gente de
servicio (los indios que llevaban el
fardaje), y se aposentaron en las tiendas que hallaron puestas”.
La prueba de que Orgóñez cometió un error
al no atacar, se muestra evidente por el hecho de que Pizarro y sus hombres,
tras pasar agotados y cubiertos de nieve una noche de perros en un descampado por
no llevar tiendas, y viendo que no habían podido alcanzar a Almagro, decidieron
volver al valle de Ica para organizar su estrategia. Cieza comenta: “E
ciertamente, si la noche que Pizarro durmió en aquel despoblado se tomara el
consejo de Vasco de Guevara y Cristóbal de Sotelo, lo habrían desbaratado a él
y a toda su gente sin mucho riesgo. Antes de volverse, Pizarro mandó al capitán
Diego de Agüero que fuese con veinte de a caballo para ver lo que hacían los de
Almagro. Yendo con su misión, fue visto por sus contrarios, y, al saberlo
Orgóñez, mandó poner algunos hombres en una emboscada para poder prender a
algunos de ellos.
Cuando Diego de Agüero y sus
hombres tropezaron con los de la celada, fueron atacados, y resultaron presos
Tomás Vázquez y Antonio de Orihuela. Los demás se retiraron, y, dando mucha
prisa a sus caballos, alcanzaron al Gobernador Pizarro, que ya se iba; le pesó
lo ocurrido, y bajaron al valle de Ica. Sucedió por entonces que Juan de
Guzmán, que había quedado preso en Lima, se escapó de la prisión y fue a
juntarse con Almagro”.
(Imagen) ANTONIO DE ORIHUELA se mantuvo
siempre fiel a Pizarro, y ahora vemos que lo acaban de apresar los hombres de
Almagro. Pronto va a estallar la guerra de las Salinas, y, derrotado Almagro, Orihuela
se incorporará de nuevo a las tropas pizarristas. Luego tendrá la suerte de
volver a su tierra salmantina rico y heroico, y, tras disfrutarla, saldrá de
nuevo para las Indias en 1540, como consta en el documento de la imagen, en el
que el Rey le concede lo siguiente: “Doy licencia a vos el capitán Antonio de
Orihuela para que de estos Nuestros Reinos podáis pasar a las Indias cuatro
esclavos negros para servicio de vuestra persona y casa, yendo vos en persona a
las dichas nuestras Indias, y no de otra manera, e habiendo primeramente pagado
(por la licencia) dos ducados por
cada uno de ellos”. Como ya dije, al llegar a las Indias, supo que Pizarro
acababa de ser asesinado, insultó con valentía públicamente a los almagristas
por su crimen, y lo mataron a él también. Rastreando en PARES, veo algunos
datos más. Tenía otros dos hermanos en Perú. Él llegó en 1527 con uno de ellos,
Alonso, y fueron registrados en el embarque como “naturales de Salamanca, hijos del bachiller Rodrigo de Orihuela y de
Petronila de Cabezuela”. En 1557 se dio orden de que “se traigan a la Casa de
la Contratación de Sevilla los bienes que reclaman la priora, monjas y
Monasterio de Santa María Magdalena del Barco de Ávila, e Isabel de Orihuela y
María de los Santos, monjas profesas en ese monasterio, hermana y sobrina de Alonso, Antonio y Diego
de Orihuela, difuntos en Perú, que habían mandado al monasterio 2.000 pesos (como dote de ellas) y nunca llegaron,
para que se cobren de los bienes que de ellos quedaron”.
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