(361) Orgóñez contaba allí con doscientos
cincuenta hombres. Y tuvo que decidir con sus capitanes qué hacer: “Les pareció
algunas veces que sería cosa acertada volverse contra los enemigos, batallar
con ellos y vencerlos o perder la vida. Pareciéndole a Orgóñez que más sería
temeridad que acto de fortaleza, dijo a todos que se retirasen. Y los Pizarro
subían con toda prisa muy contentos de ver qué cosa tan fácil les fue ganar el
paso que tanto temían, diciendo que ya la fortuna de Almagro se había acabado,
pues con tanto descuido y flojedad habían perdido un sitio tan fuerte”.
Orgóñez le mandó a Almagro mensajeros para
darle la mala noticia: “Al conocerla, fue grande la turbación que recibió, e
pareciéndole que ya veía venir a Hernando Pizarro con su ejército, mandó a sus
hombres que partiesen a toda prisa para juntarse con Orgóñez. Caminaron él y su
gente toda la noche, haciendo muy grandísimo frío, y al otro día, a la hora del
mediodía, se juntaron Almagro y Orgóñez con toda su gente, e hicieron alto”.
Hay que precisar algo sobre un comentario
de Cieza: “Se dijo entonces que el capitán Francisco de Chaves había tenido
trato con los Pizarro para que pudiesen ganar el alto de Guaitara. Unos lo
afirman por verdad, y otros lo niegan, y aun dicen sobre esto que, al tiempo en
que D. Diego de Almagro el Mozo mató al Marqués Don Francisco Pizarro, le dijo
Francisco de Chaves: ‘Ninguno me la hizo que no me la pagase, e una me hizo
vuestro padre y bien me la pagó’. Lo que fue, yo no lo sé, pero lo que yo creo
es que Francisco de Chaves no supo que los Pizarro llegaban, ni que se carteara
con ellos, porque jamás hubo amistad entre ellos”. Ese ‘jamás’ tiene que
referirse solo a aquellos tiempos, ya que después la amistad llegó a tal
extremo que Chaves murió al lado de Pizarro cuando lo asesinaron, cosa que
Cieza no podía desconocer.
“Ganado el paso de Guaitara Alonso de
Alvarado le dijo a Hernando Pizarro que deberían aguardar a que el Gobernador
subiese a lo alto con el resto de la gente para oír su consejo, y le pareció
bien. Al cabo de un tiempo llegó el Gobernador con su gente, y se alegró mucho
de ver que sus capitanes habían ganado el alto sin derramar sangre. Luego se
acordó por todos ellos seguir a Almagro. Según caminaban vieron venir a toda
prisa a dos hombres, los cuales, pareciéndoles que no iban muy seguros con
Almagro, lo abandonaron. Se llamaban Manjarres y Sancho de Reinosa, y dijeron
que Almagro iba hacia el Cuzco. Al saberlo el Gobernador y sus capitanes,
determinaron ir siguiéndolo porque creían que lo podrían desbaratar. El
Adelantado Almagro y sus capitanes habían hecho alto en un despoblado, donde
había gran cantidad de nieve, que no poca fatiga le daba porque ya era anciano
y estaba enfermo de bubas (además de los
achaques parecidos a los de Pizarro, se había contagiado de sífilis). Todos
sus hombres estaban puestos a punto de guerra, con gran decisión, unánimes y
conformes, no importándoles nada el frío e los crecidos cerros de nieves, entre
las cuales estaban metidos. Aguardaron todo un día e una noche al enemigo para
dar la batalla. Los alféreces tenían las banderas, y los caballeros más
principales estaban siempre junto al Adelantado”.
(Imagen). Pongo una imagen que está
relacionada con la anterior porque hace referencia a alguien que había
participado en el supuesto crimen del que acusaban a Pedro de Valdivia. Se
trata de otro gran conquistador, JERÓNIMO DE ALDERETE, nacido en Olmedo
(Valladolid) el año 1516. Les unía una vieja amistad porque habían luchado
juntos en las guerras de Italia. Alderete se fue a la conquista de Chile con
Pedro de Valdivia, quien decía quererle como a un hijo y decidió que, en caso
de necesidad, le sucediera como gobernador. El año 1553 volvió a España
trayendo oro para el Rey. Llegó poco después la noticia de la horrible muerte
de Valdivia, y, cumpliendo los deseos del difunto, el Rey decidió nombrar en
1555 Gobernador de Chile a Jerónimo de Alderete, e incluso le concedió la
dignidad de Caballero de Santiago. Todo ello es una prueba clara de que fue
archivada la denuncia que puso contra Valdivia y Alderete la viuda María de
León por robar y asesinar a Juan Pinel, su marido. En 1556, partió hacia Chile
Jerónimo de Alderete saboreando su poder y sus dignidades. Llegó a Panamá.
Volvió a embarcar en la costa del Pacífico, su barco naufragó a poca distancia,
fue uno de los tres únicos supervivientes, alcanzó la pequeña isla de Taboga y
murió abatido por las fiebres. En la carta de la imagen, los chilenos le piden
al Rey que nombre con urgencia un nuevo gobernador, porque “se ha tenido
noticia de que el gobernador Don Jerónimo de Alderete ha fallecido en la isla
de Taboga el 7 de abril de 1556, a cuatro leguas de la ciudad de Panamá (y hay graves disputas entre quienes
pretenden el cargo)”.
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