lunes, 19 de marzo de 2018

(Día 645) Manco Inca permanece preso por haber intentado dos veces escapar. Con habilidad, se gana la confianza para que le dejen cierta libertad. Llega Hernando Pizarro, y Manco Inca, con el cebo de que le quiere traer una estatua de oro, consigue que le dé permiso para salir del Cuzco. Es el preciso momento en el que inicia su rebelión movilizando a los indios.


     (235) Inca Garcilaso insiste en que Pizarro había establecido unas capitulaciones (fraudulentas) con  Manco Inca para devolverle el poder imperial, y que fue la falta del cumplimiento lo que provocó su rebeldía. Sin embargo tenemos que recordar que, como nos contó Cieza, hubo un motivo para que apresaran al inca (habiendo ya partido Pizarro para la ciudad de los Reyes): se había escapado dos veces del Cuzco, y fue en la segunda cuando “Juan Pizarro, que mostró mucho enojo, mandó meterle en hierros”.
     Inca Garcilaso nos explica que Manco Inca, totalmente decidido a sacar adelante la rebelión, preparó una nueva estrategia para huir: “Manco Inca, que estaba preso en aquella fortaleza que con tanta majestad edificaron sus antepasados y que no imaginaron que había de ser cárcel de sus descendientes, procuró con buena maña aligerar su prisión acariciando y regalando a los españoles, no solo a los superiores, sino también a los inferiores, con muchas dádivas y presentes, así de frutas, carnes y otras cosas de comer, como de oro, plata, esmeraldas y turquesas. Y los trataba con tanta afabilidad y tan sin muestra de pesadumbre por la prisión, que los tranquilizó a todos de manera que le quitaron las cadenas, y le dejaban andar libre por la fortaleza. Entonces supo que Hernando Pizarro iba a llegar al Cuzco con el mando superior. Luego procuró que le diesen libertad para bajar a la ciudad a una de sus casas y vivir en ella. Alcanzolo con facilidad, porque tenía tan buena relación con los españoles que le concedían cuanto pedía. Manco Inca procuró con tanta insistencia salir de la fortaleza porque, si Hernando Pizarro lo hallaba preso, sospecharía de él y no se fiaría en lo que le pidiese o le prometiese. Y así le fue bien.”
     “Llegado Hernando Pizarro al Cuzco, tomó grande amistad con el Inca y le trataba muy bien, aunque siempre lo hacía vigilar. Se decía que le mostraba esta amistad para pedirle oro para Su Majestad, o para sí mismo. A los dos meses de haber llegado al Cuzco, Manco Inca le pidió licencia para ir a la tierra de Incaya a celebrar cierta fiesta, prometiendo traer de allí una estatua de oro macizo, que era una figura que representaba a  su padre, Huayna Cápac. Hernando Pizarro le dio el permiso. Era verosímil  porque se trataba del lugar donde se enterraban los intestinos que les sacaban a los emperadores muertos para embalsamar sus cuerpos. Pero, viéndose allá, rompió el compromiso de paz que tenía concertado desde que don Diego de Almagro partió para Chile. Hizo llamamiento a algunos capitanes viejos que de su padre habían quedado y a algunos señores principales. A los cuales les explicó que los españoles se resistían a cumplir las capitulaciones que su hermano Titu Atauchi había hecho con ellos y les habló de la prisión en que le habían puesto a él mismo con cadenas”. Lo que resulta incomprensible es que el gran capitán y veterano de mil batallas Hernando Pizarro cometiera el garrafal error de dejar que Manco Inca se marchara. Van a pagar los españoles tan alto precio que su rebelión los pondrá en jaque, no solo en el Cuzco, sino también en Lima, convirtiéndose en una pesadilla que estuvo a punto de arruinar todos los logros de la extraordinaria conquista.

     (Imagen) Grave error de Hernando Pizarro. Manco Inca, estando preso en el Cuzco, primero lo confió con su buen comportamiento y haciéndole regalos. Luego atizó  su codicia pidiéndole que le dejara marchar para traerle una preciosa estatua de oro. Y Hernando picó el cebo, permitiendo algo tan absurdo como habría sido dejar salir a Atahualpa de su prisión en Cajamarca. Sin embargo, pronto veremos que  cuando Hernando derrotó a Almagro, lo ejecutó sin pizca de ingenuidad y con exceso de crueldad. Estamos en el momento en que la conquista de Perú va a cambiar completamente de escenario. Se van a paralizar los descubrimientos y el desarrollo del gran territorio ocupado. El espectáculo será desolador: guerra de españoles contra españoles, pero también guerra de españoles contra los incas, porque, cuando nadie lo esperaba, surgió un  líder nato, MANCO INCA, tan grande como lo fue Cuauhtémoc en México. En el país azteca, la rebelión indígena fue rápidamente sofocada, y  no hubo una guerra civil. En Perú, Manco Inca estuvo a punto de dar la puntilla a los españoles, aunque unos almagristas huidos lo mataron traidoramente en 1544. Pero veamos lo que va a ser el mayor error de los españoles en las Indias, las guerras civiles de Perú: Pizarro contra Almagro (1537-1538); asesinato de Pizarro (1541); el rebelde Almagro el Mozo contra Gonzalo Pizarro y Vaca de Castro, representante del rey (1541-1542); el rebelde Gonzalo Pizarro contra los virreyes (1544-1548); finalmente, el rebelde Francisco Hernández de Girón contra el bando del rey (1553-1554).



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