lunes, 22 de enero de 2018

(Día 598) El conflicto en el Cuzco surgió porque Cazalla estaba a punto de llegar con el supuesto documento de la gobernación concedida a Almagro. En ese tiempo llegó a Lima el hijo de Almagro. Dada la situación, Pizarro se traslada al Cuzco. Es bien recibido por Almagro y hacen un trato para eliminar sus diferencias.

     (188) Pedro Pizarro hace referencia también a algo que Cieza explicará con más detalle: el pacto que hicieron Pizarro y Almagro (y que, durante un tiempo, funcionó): “Sabido por el Marqués el alboroto que había en el Cuzco, decidió partir, y llegado que fue, se conformaron él y su compañero Almagro. Concertaron entre sí que Almagro fuese a Chile porque se creyó que fuera tan buena tierra como esta, haciendo juramento de ser amigos y no ir uno contra otro, y que si Almagro no hallase en Chile tierra para poblar, que se volviese y el Marqués partiese con él su gobernación”. Pero va a ser un ‘ni contigo ni sin ti’.
    Nunca falla: Cieza cuenta todo esto pero, a diferencia del partidista Pedro Pizarro, deja bastante bien parado a Soto en el conflicto que hubo entre los amigos de Almagro y los de Pizarro cuando Cazalla llegó al Cuzco con sus pretendidas provisiones del rey, aunque reconoce que “por su interés, Soto se acostaba algo a la parte de Almagro”. También apunta que “Juan Pizarro y Gonzalo Pizarro estaban sentidos contra Almagro porque le querían mal, y lo mostraron en esta ocasión”. En lo que coinciden Cieza y Pedro Pizarro es en la gravedad de lo que ocurrió. Pero el desencadenante del peligroso enfrentamiento no se produjo exactamente como cuenta Pedro Pizarro. En realidad Francisco Pizarro, cuando supo que Cazalla, el ‘cizañero’ (al que Cieza ya le llama despectivamente ‘Cazalleja’), había salido hacia el Cuzco para enardecer a Almagro, envió de inmediato a un mensajero, Melchor Verdugo, con indicaciones de que sus hermanos Juan y Gonzalo Pizarro se hicieran dueños de la situación. (Cieza señala que Juan era un hombre muy estimado). Fue al conocer estas órdenes de Pizarro cuando llegaron a las manos, porque sabían que Cazalla estaba ya cerca del Cuzco con los documentos que, según él, eran la prueba de lo que el rey le había concedido a Almagro: sus partidarios estaban ansiosos por tenerlos y juntaron gente para que los hermanos Pizarro no salieran a apoderarse de ellos. Soto tenía el cargo de ‘Justicia del rey’ y  no le quedó más remedio que tratar de poner orden, pero la agresiva reacción de Juan Pizarro, que temía que favoreciese a Almagro, estuvo a punto de acabar en tragedia: “Estaban todos tan turbados y llenos de envidia los unos de los otros que fue extraño que no saliesen a matarse todos ellos. Afirmose que fueron estas las primeras pasiones que hubo en esta tierra entre los de Almagro y los de Pizarro”. El alud de odio empezaba a moverse.
     Pizarro pasó de Trujillo a la Ciudad de los Reyes, y allí llegó desde Panamá un jovenzuelo mestizo que tendría pronto un destino trágico, Diego de Almagro, llamado igual que su padre. Y lo que son las cosas: venía acompañado de Francisco Martín de Alcántara, hermanastro de Pizarro por parte de madre. Ocurrirá más tarde algo digno de una tragedia griega: Almagro padre es ejecutado por los Pizarro, y su joven hijo, para satisfacer sus ansias de venganza, organiza una conspiración que acabará con la vida de Francisco Pizarro y la de su hermanastro Francisco Martín de Alcántara, aunque también él lo pagará más tarde con la suya (que venga Sófocles y lo cuente).


    (Imagen) De repente, sale por primera vez al escenario de la tremenda historia de Perú un personaje trágico, como su padre, del que se diferencia, entre otras cosas, por la brevedad de su vida: el mestizo DIEGO DE ALMAGRO “EL MOZO”. Algún tiempo después de que  su padre fuera ejecutado, los almagristas se ampararon en su bisoño heredero para luchar contra los pizarristas. (Curiosamente, hasta entonces había estado acogido en casa de Pizarro). Carlos V, conociendo la situación, envió a un hombre bueno y prestigioso, CRISTÓBAL VACA DE CASTRO, con el fin de que pacificara aquella tierra. Por dificultades durante su viaje, cuando llegó los almagristas ya habían asesinado a PIZARRO, lo que, en sí mismo, tenía el carácter de una rebelión contra la Corona. En 1542 se preparó un ejército capitaneado por GONZALO PIZARRO, y en la batalla de Chupas, Diego de Almagro el Mozo y sus hombres fueron totalmente derrotados. El desventurado muchacho trató de escapar, pero lo atraparon, y Vaca de Castro no pudo impedir que fuese ejecutado (tenía 24 años). Lo que vemos en la imagen es la primera página de una carta del año 1541 en la que Vaca de Castro le pone en conocimiento al emperador Carlos V del reciente asesinato del Marqués Francisco Pizarro y de la rebelión de Diego de Almagro el Mozo. El bueno de Vaca de Castro volvió a España y fue objeto de denuncias que, no solo se demostraron falsas, sino que, por sus méritos, el emperador lo premió generosamente. Seguro que nunca se le borró de la mente la triste imagen del ‘sin ventura’ DIEGO DE ALMAGRO EL MOZO. 


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