viernes, 27 de enero de 2023

(1939) Hartos los vecinos de Vélez por el asedio de indios durante cuatro años, le encargaron al capitán Martín Gómez que los tuviera a raya, y lo consiguió. Lo que más le dolió al temible cacique Itupeque fue que apresara a su familia.

 

     (1539) La rebelión de los indios era general y tenían angustiadas a todas las poblaciones españolas por encontrarse indefensas. Cada tribu atacaba a las que tenía más cerca, y el cronista nos menciona nombres de muchas de ellas: los indios paeces, los pijaos, los gualíes, los colimas, los babures, los quiriquíes, los motilones, los giraras, los saparas, los guajiros y los bondas. En concreto, el cerco al que estaba sometida Vélez era especialmente intenso, porque sufrían el asedio de los agataes, los saboyaes, los suratenas, los sarayas, los guamacaes y los yariguíes. El acoso sobre Vélez duraba ya, como vimos, cuatro años. Pero los vecinos de esta ciudad reaccionaron con la intención de poner fin a tamaña pesadilla: “Viéndose ya con el agua a la garganta, y la poca ayuda que tenían de los que gobernaban el Nuevo Reino de Granada, decidieron nombrar a Martín Gómez para que intentase acabar con estos atrevimientos y daños. El cual, tras juntar una buena compañía de soldados en Vélez y en Tunja, partió a principios del año 1595. A su paso, los indios se escondían. Pasados seis meses, solamente habían conseguido aliviar la comarca de Vélez de las ordinarias muertes y robos que hacían los indios, y por  eso el Capitán Martín Gómez decidió ir a otro sitio en el que había mejores perspectivas. Enterado de que tres indios del gran cacique Itupeque estaban cerca, mandó a varios soldados que fueran a apresarlos. A uno lo mataron de un arcabuzazo, otro huyó herido y al tercero lo atraparon. Por medio de este supieron de un lugar en el que tenía Itupeque a sus mujeres e hijos, y, al saberlo el Capitán Gómez, partió muy contento con sus hombres para apresar a toda su familia. Se trataba de diez mozas y sus hijos, con los que estaban algunos indios muy viejos, que no valían ya para guerrear, y capturaron a todos, salvo a tres de los ancianos, que tuvieron energía suficiente para escapar por unos despeñaderos, y le pusieron a Itupeque al corriente de lo sucedido. El cual quedó fuera de sí, al ver  que los españoles habían sido capaces de impedir que su gente estuviese segura. Además, nuestros soldados hallaron en aquel sitio tanta abundancia de vituallas de toda suerte, en especial de frutas y maíz, por ser fertilísima la tierra para ello, y de muchas clases de pescado y raíces, con lindas aguas que rodeaban el lugar, siendo también muy apropiado para la defensa contra los indios, que todos estuvieron de acuerdo en que  era conveniente desplazar el campamento de donde lo tenían e instalarlo allí”. Pero esta campaña de españoles no acabará bien, porque los resultados eran siempre inciertos.




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