jueves, 12 de enero de 2023

(1926) Los conquistadores luchaban y financiaban. Así fundó Alonso de Olalla la ciudad de Nuestra Señora de Alta Gracia. Muerto él, siguieron estableciendo poblaciones dos hijos suyos.

 

     (1526) El cronista Fray Pedro Simón nos hace ver lo complicado que era en Las Indias iniciar una conquista, y la tenacidad que demostraban sus promotores para conseguir el éxito, lo cual muchas veces terminaba en un fracaso absoluto, con el alto precio de perder todo lo que se había invertido en su preparación. Los reyes concedían su autorización, pero arriesgando bien poco, ya que quien financiaba la aventura en su mayor parte era el solicitante. Gonzalo Jiménez de Quesada, poco antes de morir siendo Gobernador del Nuevo Reino de Granada, había llegado a un acuerdo con el Capitán Alonso de Olalla para que pudiera conquistar en una zona sureña, a la que se llamó Gobernación de La Plata. Al fallecer Quesada, tuvo que renovar la autorización ante el nuevo gobernador, Lope  Díaz de Aux Armendáriz. Ya conseguida, y hechos los preparativos, partió en diciembre de 1579, y, desde el inicio, la campaña le resultó muy difícil,  aunque logró establecer la población de Nuestra Señora de Altagracia (ver imagen), en la zona de Sumapaz, pero falleció luchando contra los indios moquiguas. Iba con él su hijo, el capitán Juan López de Herrera, que heredó el mando de la Gobernación, y, según dice el cronista, “desecó el cuerpo de su padre con el calor del fuego, y regresó a Santa Fe trayéndolo para enterrarlo en nuestro convento de San Francisco”. Después, Juan López decidió, a cualquier precio, reiniciar la campaña. Le resultó difícil y largo formar una nueva tropa, pero la puso en marcha, y, venciendo dificultades, logró ir conquistando tierras,  y empezó a asentar poblaciones. A la primera, fundada en marzo de 1590, le puso el nombre de Espíritu Santo de Caguán. En 1592, estableció otra a la que llamó San Juan de Yeima. Fallecido también Juan López de Herrera, solicitó su hermano, llamado Alonso de Olalla, como el padre de ambos, que le otorgaran la Gobernación, que solo estaba autorizada para un heredero, y consumido el derecho por López Herrera. No obstante, Don Juan de Borja, en diciembre del año 1606, siendo entonces Presidente y Capitán General de la Real Audiencia de Santa Fe, se lo otorgó, aunque con la condición de que, dentro de un plazo de tres años, consiguiese una confirmación definitiva del Real Consejo  de Madrid, y de allí le llegó el día 29 de marzo del año 1620. El devoto culto a NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA, muy venerado y extendido en Las Indias, tuvo su origen en haber llevado dos hermanos extremeños, Alonso y Antonio de Trejo, a Santo Domingo, el año 1506, una imagen de la Virgen encontrada extrañamente en una cueva de  Plasencia (Cáceres), y considerada milagrosa.




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