domingo, 15 de enero de 2023

(1928) Después de tres años de durísimas y casi estériles batallas, el Gobernador Berrio pidió ayuda a la Audiencia de Santa Fe. Se le perdonó la vida a un indio que, con las tripas fuera, seguía luchando contra los españoles.

 

     (1528) Antonio de Berrio y los suyos, tras haber pasado lo peor, vieron frente a ellos, más o menos a seis leguas, unas encrespadas sierras, y decidió enviar gente para examinarlas. Seleccionó 24 soldados de los que estaban menos enfermos, y partieron a hacer la inspección: “Estuvieron veinte días recorriendo caminos, pero, como las enfermedades les iban aumentando, se vieron obligados a regresar con el único provecho de haber visto algunos indios, hombres y mujeres, y comprobado  la gran valentía de los nativos, a juzgar por lo que le sucedió a un soldado que persiguió a caballo a uno de estos bárbaros para apresarlo. Cuando le dio alcance, se abrazó el indio tan fuertemente al pescuezo del caballo, que dio con el caballero en tierra. Al llegar otros tres españoles para ayudarle, el indio les hacía frente con tan gallardo brío, que, habiendo recibido de uno una estocada en la barriga tan fuerte que se le salían las tripas, con una mano se las metía, y con la otra usaba la macana tan diestramente, que atacaba a los cuatro. Entonces llegó  a caballo el Capitán portugués Álvaro Jorge, y, al ver que el indio vendía cara su vida, se arrimó a él e impidió que lo matasen los españoles. Luego se lo llevó consigo y, al cabo de ocho días, lo entregó ya curado. Después el indio, en agradecimiento por este buen servicio al Capitán, dio importantes noticias a todos, como también lo hicieron otros indios apresados acerca de las grandes y ricas tierras de la gran laguna de Manoa. Con estas noticias, y a pesar de las enfermedades y trabajos que padecían, empleó unos tres años el Gobernador Berrio en el descubrimiento y pacificación de estas tierras. Un día, y por forzarles el hambre a cuatro soldados, se atrevieron a apartarse del campamento. Como no volvían, envió el Gobernador a otros siete soldados a buscarlos, y lo único que encontraron algunos de ellos fue su muerte, porque los indios también los mataron”. Aunque heridos de flechazos, pudieron regresar los demás, e, informado de lo ocurrido el Gobernador Berrio, se preparó para ir a castigar a los autores de la matanza. Sin  embargo, desistió de hacerlo porque una india, que había escapado con los heridos, le avisó de que vio a una muchedumbre de indios preparados para atacar a los españoles: “Entonces el Gobernador, con la conformidad de sus hombres, decidió retirarse a las márgenes del río. Estaban ya en este tiempo tan reducidos los soldados por muertes y tan agotados por los trabajos, que no se atrevían a seguir con la conquista. Era el año 1588, y el Gobernador Berrio envió al Capitán Hernando de la Parra, con ocho soldados, para pedir ayuda a la Real Audiencia de Santa Fe”.




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