(1520) Hemos hablado recientemente de
FRANCISCO DE CÁCERES, y recordemos que, viéndose acusado de haber fundado la
ciudad de Espíritu Santo sin permiso, se fue astutamente a España para
defenderse ante el rey Felipe II, y le salió bien la operación. No solo le dio
la razón, sino que lo nombró Gobernador del territorio de Espíritu Santo en
1575 (ver en imagen la 1ª página del expediente, con su firma). El cronista nos
explica de forma detallada en qué
consistían los derechos y obligaciones que el Rey establecía para el mandato de
Francisco de Cáceres, y creo que merece la pena hacer un resumen de las
capitulaciones de su nombramiento, pues en ellas se ven aspectos muy positivos de las colonizaciones españolas: “Se le
prohibía meterse en la jurisdicción de otro Gobernador. Debía aportar como
mínimo cien soldados bien armados, y los
sacerdotes que fueran necesarios para adoctrinar a los indios. Todo lo que fuese
conquistando había de ser en nombre de Su Majestad y sometido a la autoridad de la Real Audiencia de Santa
Fe. En los poblados que estableciese, tenía que hacer un fuerte para la defensa
de los vecinos, ejerciendo él como Alcalde. La Gobernación llevaría el nombre
de Espíritu Santo, y sería él el titular durante toda su vida, y, después, su
heredero. Se le dio la facultad de repartir encomiendas, y tomar para sí el
mejor repartimiento, pero sin perjuicio de los indios. Todos los que fueran con
él a la conquista, gozarían privilegios que Su Majestad tenía dispuestos en la
Instrucción Noventa y Nueve, que son los siguientes: ‘Como primeros pobladores,
los hacemos hidalgos de solar conocido, a ellos y a sus descendientes, para que
como tales sean respetados donde poblasen y en cualquier otra parte de Las
Indias, con sus honras y preeminencias, pudiendo hacer las mismas cosas que los
hidalgos y caballeros de estos Reinos de Castilla. No pagarán durante diez años
diezmos de las minas que hallasen, ni impuestos sobre las mercancías que
trajesen de España. Por si muriese el dicho Francisco de Cáceres, podrá nombrar
a quien quisiera en su lugar, disponiendo de su misma autoridad’. Hecho este
trámite y dado a conocer en todo el Nuevo Reino de Granada, entró FRANCISCO DE
CÁCERES en su Gobernación”. Pero, con ello, no se detuvo a descansar, sino que,
como gran hiperactivo, pobló otra
ciudad, a la que le puso el nombre de La Asunción de Nuestra Señora. No
obstante, pronto se dio cuenta de que la zona no era muy indicada para
establecerse en ella, por lo que se vio en la necesidad de intentarlo cerca de
donde antes había fundado la ciudad de La Grita (como ya vimos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario