(1487) Las autoridades del Cabildo de
Santa Fe le encargaron al Capitán Juan Tafur, que era uno de los dos alcaldes
fijos de la ciudad, que fundase una pequeña población en el territorio de los
peligrosos y caníbales indios panches. Lo llevó a cabo dándole al lugar el
nombre de Venta de la Viñeta. Desde que fue abandonada la ciudad de Tudela, los
indios panches, siempre crueles, hacían la vida imposible a los muiscas, amigos
de los españoles, y con estos también se ensañaban si los veían descuidados.
Como cuenta el cronista, esta anarquía agravó la situación: “Los muiscas, que
se habían mantenido en paz durante muchos años, viendo ahora que los españoles
no eran capaces de protegerlos eficazmente de los panches, estaban también a
punto de rebelarse. Los Oidores de la Real Audiencia hacían cuanto podían por
solucionar el problema, pero era poco, ya que tenían otras muchas ocupaciones,
y así pasaron casi cinco años sin remediar esta tragedia, hasta que, en 1558,
decidieron encargar la conquista de los muzos al Capitán Luis Lanchero, porque
por entonces ya estaba libre de sus pleitos contra Miguel Diaz de Armendáriz”.
Bastantes años antes, los Oidores le confiaron al Capitán Andrés López de Galarza la tarea de
ir a batallar asimismo contra los panches. Saliendo de Santa Fe, pasó el río
Magdalena, y empezó allí una lucha feroz frente a aquellos caníbales, con
enormes dificultades y consiguiendo avanzar a base de grandes riesgos que les
costaron la vida a muchos soldados e indios amigos. Y dice dramáticamente el
cronista: “De sus carnes no se veían hartos, por la bestial costumbre que
tenían de comérsela. Pero, al fin, los españoles, con sus bríos y como
superiores a muchas naciones del mundo, mataron también a muchos de estos carniceros
indios, y los demás tuvieron que huir. Luego llegaron los soldados hasta donde
estaba el cacique Ibagué, cuyo territorio tenía su mismo nombre. A todos les
pareció el lugar muy apropiado para lo que pretendían, y fundaron allí la
ciudad de Ibagué el día 14 de octubre de 1550 con todas las ceremonias
habituales. Sin embargo, cuatro meses después, se decidió trasladarla de sitio
por verse que no tenía buen clima para vivir allí, y por otras incomodidades. La
mudó el mismo fundador, Andrés López de Galarza, a ocho leguas de este lugar, quedando
la nueva situación a dieciocho leguas de la ciudad de Tocaima, y a treinta y cinco de la de Santa Fe. Se hizo el
traslado el día siete de febrero del año siguiente, mil quinientos cincuenta y
uno. Fueron nombrados Alcaldes, Alguacil Mayor, Regidores, Procurador y
Escribano. Cuando volvió a Santa Fe ANDRÉS LÓPEZ DE GALARZA, le dieron el cargo
de Tesorero de la Caja Real”. En la
imagen vemos cómo luce hoy en día la ciudad de IBAGUÉ, cuya población asciende
a más de 500.000 habitantes.
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