lunes, 21 de noviembre de 2022

(1886) Resulta decepcionante que Pedro de Ursúa abandonara la ciudad de Tudela dejándola indefensa. Por el contrario, y en medio de esa situación, Diego García de Paredes tuvo un comportamiento muy generoso y heroico.

 

     (1486) Las vueltas que da la vida… (sobre todo si eres conquistador en Las Indias). El superfamoso y heroico Diego García de Paredes, llamado (justamente) El Sansón de Extremadura, tuvo un hijo legitimado que se llamaba como él, del que ya hablé extensamente, pero nos sale al paso en una anécdota que cuenta el cronista fray Pedro Simón. Acabamos de ver que Pedro de Ursúa abandona Tudela y se dispone a ir al Amazonas en busca de las míticas tierras de El Dorado. En este abandono, Tudela es cercada por los salvajes indios muzos, y los españoles tienen que huir. Uno de ellos era DIEGO GARCÍA DE PAREDES (hijo). Como sabemos, el loco Lope de Aguirre va a matar en el Amazonas a Pedro de Ursúa, pero poco después será este García de Paredes quien aprese a Aguirre en Venezuela y lo mate de un arcabuzazo. El loco, pero valiente, Aguirre tuvo tiempo de reírse de él porque falló el primer tiro. Oigamos la anécdota que cuenta Fray Pedro: “Entre los españoles que salían huyendo de Tudela, estaba Don Diego García de Paredes, natural de Trujillo (como su padre) y fundador en 1557 de la venezolana ciudad de Trujillo, el cual hizo durante esta salida, en favor de un pobre viejo, un hecho tan valiente como generoso. Estaba sacando este anciano unas vaquillas que tenía en Tudela, el nuevo pueblo, y eran su único medio de vida. Iba el pobre hombre expuesto a serios peligros de muerte por querer conservar sus vaquitas, pues los indios ya venían cargando con desenfrenada furia contra él. No hallando entre los soldados el socorro que necesitaba, se acercó a García de Paredes, y,  con ruegos desesperados, le pidió que le ayudara en aquella situación tan peligrosa. García de Paredes se lo tomó tan a pecho, que, llamando a algunos amigos para que le acompañaran, dejaron la vanguardia, y se pasaron a la retaguardia, donde los indios ya iban haciendo algún daño en los retrasados. Temiéndose Don Diego García de Paredes que, si fuese con el caballo que llevaba, que era extremadamente bueno, pudiera hacer alguna cosa indigna de su valor y fama huyendo de los enemigos al verse en un serio aprieto, le hizo cortes en las patas y lo dejó desjarretado en el camino. Después siguió despacio con sus armas a cuestas, y frenaron él y sus compañeros la furia de los bárbaros muzos, los cuales,  con acrecentados bríos, pretendían apoderarse de ellos, pero Dios quiso que sus deseos no se cumpliesen. Esto ocurrió a finales del año mil quinientos cincuenta y dos”. Luego los Alcaldes de Tudela, llegados a Santa Fe, les expusieron a los Oidores de la Real Hacienda por qué se vieron obligados a autorizar a los vecinos el abandono de la ciudad. Dando por buenas sus razones, permitieron que todos los huidos pudieran acomodarse de la mejor manera posible en Santa Fe, hasta que llegaran tiempos más tranquilos.




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