jueves, 3 de noviembre de 2022

(1871) Los dos hermanos de Quesada eran muy apreciados por la gente. El Gobernador, Alonso de Lugo, por tenerles envidia, los apresó y luego los desterró, pero pudieron ir a apelar en la Real Audiencia de Santo Domingo.

 

     (1471) Cuando Gonzalo Jiménez de Quesada partió para España (año 1539), quedó al mando del territorio del Reino de Nueva Granada su hermano Hernán Pérez de Quesada, del que nos cuenta el cronista que era muy apreciado, y que ambos respetaban al gobernador ALONSO DE LUGO (nacido el año 1506 en San Cristóbal de La Laguna). Pero este complicado personaje, después de partir Gonzalo, se puso paranoico con respecto a sus hermanos: “Ocurría que todos los soldados veteranos y los encomenderos le hacían poco caso al gobernador y preferían el trato con los hermanos Quesada, que eran visitados con frecuencia, por lo que el Gobernador comenzó a llenarse de sospechas, fundándose también en que sabía que él era poco apreciado y que no gustaba su modo de gobernar. Estando en la ciudad de Tunja, en las casas del Capitán Gonzalo Suárez, metió en secreto gente bien armada, y llamó a los Quesada (a Hernán y al tercer hermano, Francisco Jiménez de Quesada), que vinieron sin sospecha del engaño preparado. El mismo Don Alonso les quitó las espadas y dagas, y les metió en prisión”. Añade el cronista que en ella estaba también Bartolomé Sánchez, de profesión notario, y al que el gobernador lo había encarcelado porque defendía jurídicamente a algunos vecinos que se quejaban de sus abusos. Para mayor desgracia, el gobernador le encargó al alcalde del lugar, Diego Sánchez de Santana, que buscara la manera de agravar las culpas de los Quesada y de Bartolomé, y el cronista dice: “El alcalde, que era hombre testarudo y fiero, trató esto tan aceleradamente, para ganarse la amistad de Don Alonso, que aquella misma noche mandó dar garrote a Bartolomé Sánchez, de lo cual Don Alonso quedó como pasmado por la rapidez de la sentencia, aunque solo su conciencia sabía si le alegró lo ocurrido. La acusación principal que les hacían a los dos hermanos Quesada fue la de haber matado Hernán Pérez de Quesada al cacique de Tunja, pero con leves indicios, o quizá falsos, de su culpabilidad”. Visto lo ocurrido con Bartolomé Sánchez, a los Quesada les preocupaba que pudieran terminar de la misma manera, pero los aliados del gobernador Alonso de Lugo no se atrevieron a tanto. Y añade el cronista: “Pocos días después fueron condenados a destierro de todas Las Indias, lo cual, comparado con los miedos que tenían de que habían de salir de este mundo, aunque pronto salieron, como luego diremos (van a morir en una funesta tempestad), les produjo mucho alivio a ellos y a sus amigos, en especial porque les otorgaron apelación ante la Real Audiencia de Santo Domingo, donde les sería más fácil obtener una sentencia justa. Muy pronto hicieron su viaje por el río Magdalena a la ciudad de Santa Marta, y desde allí fueron a la de Santo Domingo, en cuya Audiencia se tramitaron sus causas”.




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