martes, 29 de noviembre de 2022

(1493) Gonzalo Jiménez de Quesada fue el auténtico conquistador del Nuevo Reino de Granada, mostrando, además de su amplia cultura, una enorme valía y mucha sensatez. Era muy extraño que tardara tanto en regresar a Colombia, pero está confirmado que, en cuanto llegó a tierras peninsulares, se convirtió en un despilfarrador. Fray Simón nos aclara algunas cosas: “Por lo que hizo en España, es de imaginar cómo se comportó en las otras tierras por las que anduvo, pues también pisó muy a lo verde, como eran sus años, en Francia e Italia. Primeramente llegó a Lisboa, estuvo en algunas fiestas y tomó una mujer de contrabando”. Fray Pedro habla con ironía y no resulta claro. Se refiere sin duda a una prostituta, pero dice que por eso fue apresado Gonzalo. Por otra parte, ingenuo de mí, siempre pensé que Gonzalo era gay, ya que nunca se casó, ni se hablaba de prometidas suyas. Sigamos con el reverendo: “Al salir de la cárcel, y haciendo ostentación de su riqueza, le dio cien ducados a la mujer, la cual, con ello, juró dejar para siempre el oficio”. El siguiente derroche de Gonzalo que cita fray Pedro ocurrió en España, y, curiosamente, jugando a las cartas con varios veteranos de Perú, siendo uno de ellos Hernando Pizarro, quien andaba en la Corte defendiéndose de acusaciones por su comportamiento rebelde junto a sus tres hermanos (solamente él sobrevivirá). Pasó por delante una criada de la casa, y, como Pizarro y los suyos habían ganado una partida, le regalaron un doblón cada uno. Pero Gonzalo Jiménez de Quesada, aunque había perdido, se mostró mucho más dadivoso: “Presumiendo de esplendidez, tomó todo lo que pudo en sus manos y se lo dio a la mozuela diciéndole que había perdido, pero le parecía ganar al darle también a ella sus monedas. Hizo tantas veces cosas como esta, que agotó su mucho dinero, y tuvo que pedirle al Rey que le ayudara para poder regresar a Santa Fe. Pero lo único que consiguió fue que lo nombrara Regidor y Mariscal de la ciudad”. De lo que hizo por Europa, no dice nada el cronista, pero se dio orden de apresar a Gonzalo en Flandes por haberse apropiado de dinero público (como consta en la confusa imagen). Es de suponer que, dados sus enormes méritos, el Rey le perdonara, y fuera entonces cuando pudo partir, con esos dos nuevos cargos, hacia Colombia. E, incluso, más tarde le proporcionó dinero para que pudiera rehacerse, y le dio altos cargos, como el de Adelantado del Nuevo Reino de Granada y Gobernador de las tierras de Pauto, donde capitaneó una campaña en busca del mítico El Dorado, y, como todas las fantasías anteriores, acabará en fracaso.

 

     (1493) Gonzalo Jiménez de Quesada fue el auténtico conquistador del Nuevo Reino de Granada, mostrando, además de su amplia cultura, una enorme valía y mucha sensatez. Era muy extraño que tardara tanto en regresar a Colombia, pero está confirmado que, en cuanto llegó a tierras peninsulares, se convirtió en un despilfarrador. Fray Simón nos aclara algunas cosas: “Por lo que hizo en España, es de imaginar cómo se comportó en las otras tierras por las que anduvo, pues también pisó muy a lo verde, como eran sus años, en Francia e Italia. Primeramente llegó a Lisboa, estuvo en algunas fiestas y tomó una mujer de contrabando”. Fray Pedro habla con ironía y no resulta claro. Se refiere sin duda a una prostituta, pero dice que por eso fue apresado Gonzalo. Por otra parte, ingenuo de mí, siempre pensé que Gonzalo era gay, ya que nunca se casó, ni se hablaba de prometidas suyas. Sigamos con el reverendo: “Al salir de la cárcel, y haciendo ostentación de su riqueza, le dio cien ducados a la mujer, la cual, con ello, juró dejar para siempre el oficio”. El siguiente derroche de Gonzalo que cita fray Pedro ocurrió en España, y, curiosamente, jugando a las cartas con varios veteranos de Perú, siendo uno de ellos Hernando Pizarro, quien andaba en la Corte defendiéndose de acusaciones por su comportamiento rebelde junto a sus tres hermanos (solamente él sobrevivirá). Pasó por delante una criada de la casa, y, como Pizarro y los suyos habían ganado una partida, le regalaron un doblón cada uno. Pero Gonzalo Jiménez de Quesada, aunque había perdido, se mostró mucho más dadivoso: “Presumiendo de esplendidez, tomó todo lo que pudo en sus manos y se lo dio a la mozuela diciéndole que había perdido, pero le parecía ganar al darle también a ella sus monedas. Hizo tantas veces cosas como esta, que agotó su mucho dinero, y tuvo que pedirle al Rey que le ayudara para poder regresar a Santa Fe. Pero lo único que consiguió fue que lo nombrara Regidor y Mariscal de la ciudad”. De lo que hizo por Europa, no dice nada el cronista, pero se dio orden de apresar a Gonzalo en Flandes por haberse apropiado de dinero público (como consta en la confusa imagen). Es de suponer que, dados sus enormes méritos, el Rey le perdonara, y fuera entonces cuando pudo partir, con esos dos nuevos cargos, hacia Colombia. E, incluso, más tarde le proporcionó dinero para que pudiera  rehacerse, y le dio altos cargos, como el de Adelantado del Nuevo Reino de Granada y Gobernador de las tierras de Pauto, donde capitaneó una campaña en busca del mítico El Dorado, y, como todas las fantasías anteriores, acabará en fracaso.




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