viernes, 18 de noviembre de 2022

(1884) Pedro de Ursúa era tan eficaz contra los indios, que los oidores de la Audiencia le presionaron para que no marchara todavía al Amazonas. Volvió a derrotar a los muzos mediante un engaño, y preparó otra gran campaña.

 

     (1484) Bastante satisfecho con lo que había logrado contra los indios muzos y fundando la ciudad de Tudela, Pedro de Ursúa volvió a Santa Fe y les expuso a los oidores los éxitos obtenidos. Era misión cumplida, y él recuperaba su gran ilusión de ir al Amazonas en busca de los  míticos tesoros de El Dorado (el ‘Hombre Dorado’ dice el cronista). Los oidores se alegraron mucho de sus triunfos, pero le pidieron que aplazara el viaje al Amazonas porque le necesitaban para hacer desaparecer por completo el peligro de indios tan peligrosos. La presión que le hacían tenía mucha fuerza porque los oidores lo consideraban imprescindible al frente de esa misión, porque le aseguraron que, sometidos los indios, podría ir al Amazonas, y, además, porque se daba la circunstancia de que les estaba muy agradecido debido a que acababan de sacar de apuros judiciales a su tío, Miguel Díaz de Armendáriz. Partió, pues, Pedro de Ursúa con sus hombres, y llegados al territorio de los muzos, los enfrenamientos fueron constantes, y muy peligrosos porque usaban flechas envenenadas. Los españoles decidieron prepararles un engaño. Se escondieron y dejaron a la vista una piara de cerdos, verdadera golosina para los indios muzos, que bajaron a por ellos pensando que el enemigo se había retirado. Cuando ya había llegado un numeroso grupo de indios, los españoles salieron a su encuentro. Y nos dice el cronista: “Siendo el lugar cómodo para los caballos, fue tanta la fuerza con que atacaron los soldados a los indios, que mataron e hirieron a muchos. Los que pudieron escapar quedaron tan escarmentados por la burla, que en todo el camino hasta la nueva ciudad de Tudela, no se atrevieron ni a dejarse ver por los españoles”. De vuelta a Santa Fe, Pedro de Ursúa se encontró con que también allí los acosos indios eran preocupantes,  y se hicieron tan repetidos, que se vio obligado a pedirles a los oidores de la Real Audiencia que le consiguieran más refuerzos de españoles y de los muiscas, que eran indios amigos. Atendiendo su petición, enviaron órdenes al Maestre de Campo Juan Ruiz de Orejuela, Alcalde Mayor de la ciudad de Tunja, y a Pedro Escudero, que lo era de la de Vélez, para que mandasen a los encomenderos que, cumpliendo las órdenes del Rey (que les obligaban a luchar contra los indios en caso de necesidad), se preparasen con sus armas y caballos, y con hasta dos mil indios de sus encomiendas, para que, tras juntarse todos en la ciudad de Santa Fe, y bajo el mando del Capitán Juan de Rivera, que estaba designado para encabezar esta ayuda militar, se dirigiesen a la ciudad de Tudela, donde Pedro de Ursúa los estaba esperando con gran impaciencia, ya que desde allí lanzaban sus ataques los  indios muzos por ser su territorio natural.









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