(1476) No acababa de digerir el Licenciado
Miguel Díaz de Armendáriz las peticiones que le hacían de que le confiara a su
joven sobrino Pedro de Ursúa (nacido en Arizcun-Navarra, tenía 19 años) el
poder de gobernar, aunque con carácter interino, todo el territorio del Nuevo
Reino de Ganada, donde ya se habían establecido cuatro poblaciones nuevas. Pero
sus acompañantes no dejaban de darle la carga para que lo hiciera, y pesaron
especialmente los ruegos del Capitán Gonzalo Suárez de Rendón, fundador de la
ciudad de Tunja, milagrosamente recuperado de la tremenda sacudida del rayo que
mató a los Quesada, así como del acoso que, como vimos, le había hecho el
Gobernador Alonso de Lugo, que fracasó en su intento de llevárselo preso a España.
Por fin, el Licenciado Armendáriz cedió, con gran alegría del ‘mozo’ y de todos
los que insistían en su nombramiento. El Licenciado Armendáriz tenía autoridad
concedida por el Rey para distribuir cargos, y, ya convencido, redactó el
documento que le daba a su sobrino la máxima autoridad en aquella gobernación. Resuelto
el problema, se pusieron todos en marcha, y para variar, pudieron llegar sin
incidentes hasta la ciudad de Vélez. Allí presentó Ursúa sus poderes a los del
cabildo y al Teniente de la población, Jerónimo Aguayo, que no puso
inconvenientes. Siempre con prisa, llegaron más tarde a Tunja, y allí la
alegría fue muy grande por ver sano y salvo a su fundador, Gonzalo Suárez, ya
que les dejó muy preocupados que Alonso de Lugo se lo hubiese llevado a la
fuerza y de malas maneras. Y añade fray Pedro Simón: “Recibieron a Pedro de
Ursúa con esperanzas de verse por su mano desagraviados los que estaban
descontentos, si bien no faltaban los pareceres contrarios de aquellos que fueron
partidarios de Don Antonio de Lugo”. El próximo destino, la ciudad de Santa Fe
de Bogotá, tenía su riesgo, ya que allí residía Lope Montalvo de Lugo, a quien
le había adjudicado el cargo de gobernador interino del Nuevo Reino de Ganada
el huido, y fallecido, Don Alonso de Lugo, pariente suyo. Pedro de Ursúa, ya de
camino hacia Santa Fe, se enteró, además, de que Lope Montalvo estaba preparando
una campaña en busca de El Dorado, intento en el que ya había fracasado yendo
en compañía de Hernán Pérez de Quesada (e, incluso, anteriormente, Gonzalo
Pizarro). Era un motivo más para que Pedro de Ursúa fuera duro con él, ya que aspiraba
también a hacer realidad ese sueño imposible (en el que morirá a manos de Lope
de Aguirre). Aunque el capitán Francisco Núñez de Pedroso iba con Ursúa, se
adelantó para llegar a a Santa Fe antes de que Lope Montalvo saliera a su
aventura, y los que iban con Ursúa también le metían prisa con la intención de
procesar a Montalvo y a todos los que habían recibido del fallecido gobernador
Alonso de Lugo cargos relevantes.
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