(1437) Informe 2º-1 de Domingo de Irala.
Se lo envía al Rey el 24 de julio de 1555, y habla de hechos que sucedieron
desde 10 años antes: “Le informé a Vuestra Alteza de lo sucedido hasta lo de Álvar
Núñez Cabeza de Vaca (en cuya destitución y apresamiento participó). Después
de lo cual siempre he vivido con mucha pena, por no haber tenido certeza del
viaje, ni menos de lo decidido por Vuestra Alteza (parece referirse, quizá
hipócritamente, a lo que ocurrió en España con Cabeza de Vaca). Luego nunca
me faltaron desasosiegos, pero he permanecido utilizando los mejores medios para
la buena administración y la paz. Hablaré de las cosas pasadas en tan largo
tiempo, y daré cuenta también de
las que espero hacer en servicio de Vuestra Alteza. En junio de 1545, seguí en
campaña por el río Paraguay, y Dios permitió que los indios carios, amigos
nuestros, se rebelaran. Me fue necesario pacificarlos por la fuerza. Nuestro
Señor hizo que mi trabajo no fuese en vano, y así, sin perder cristiano alguno,
fueron reducidos al servicio de Vuestra Alteza, perdonando a unos y castigando a
otros. En febrero de 1546, quise iniciar otra empresa, pero se opusieron sin
razón legítima los oficiales de Vuestra Alteza. Viendo su terquedad en
contradecirme, y para evitar muertes y castigos, me hice el desentendido, y
mandé al capitán Ñuflo de Chaves, natural de Trujillo (España), que
fuese a descubrir el territorio de los indios mayas. Partió el mes de octubre
con 50 españoles y 3.000 indios, y
Nuestro Señor lo encaminó muy bien, porque, aunque los mayas no se confiaron,
tomó a un nativo como intérprete, halló tierras llenas de comida, que era lo
que más deseábamos, y volvió en diciembre sin perder cristiano alguno. Después,
en Julio de 1547, con mi voluntad y ya todos conformes, se acordó ir adonde los
mayas con 250 españoles y 2.000 indios amigos. Partimos el mes de noviembre, y
llegamos hasta el territorio de los tamacosas, teniendo abundantes noticias de haber
muchas minas de plata en las sierras de los indios carcasas, que es la noticia
antigua que siempre oímos. Pero, como vimos que este territorio estaba en la
zona de Charcas, y ocupado por los
conquistadores del Perú, decidí comunicar a Vuestra Alteza todo lo sucedido. Envié
al capitán Ñuflo de Chaves con cartas adonde las autoridades del Perú, para que
V. A. fuese avisado y yo ayudado con algunas cosas que eran menester para el
servicio de Dios Nuestro Señor y de V. A”. Pero, tras marchar Ñuflo de Chaves,
Domingo de Irala va a encontrar dificultades con los funcionarios del Rey:
“Decidí aguardar en el territorio de los indios corocotoquis, pero lo oficiales
de Vuestra Alteza, contra mi voluntad, trataron de dar la vuelta a la ciudad de
Asunción porque yo no pensaba sacar botín de los indios, algo sin sentido, pues
se decía que más adelante había poblaciones con grandes riquezas de oro (eran
historias míticas)”.
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