lunes, 29 de agosto de 2022

(1814) Con la segunda y última parte del artículo de José Bengoa, terminamos ya el tema de la Historia de Chile, y pasaremos luego a hablar de la conquista del territorio llamado Río de la Plata.

 

     (1414) Vamos con la segunda y última parte del artículo (resumido) de José Bengoa: “2º- En Chile se construyó una línea de fortines que separaba el centro del país de la parte del sur, y otra que separaba el territorio indígena del enclave alemán de Valdivia. Fue un largo período de violencia y una de las páginas más vergonzosas de la Historia de Chile. La “Pacificación de la Araucanía”, como se denominó esta operación, se realizó con decisiones tomadas en el Congreso Nacional. No fue, como podría creerse, una historia de aventureros desalmados. Por el lado chileno, dirigía las operaciones el Ministro del Interior, Manuel Recabarren, y por el lado argentino, el que fue pronto Presidente de la República, Julio A. Rocca. Una operación de cerco, concertada y coordinada, que terminó con la oposición ‘araucana’. A partir de 1884, comenzó el proceso del establecimiento de los mapuches en reservas. A las agrupaciones de indios se les entregaron ‘Títulos de Merced’ por la concesión de esas propiedades, con una extensión de 6 hectáreas por persona. En total, se les concedió quinientas mil hectáreas a poco menos de cien mil indígenas, dejando a muchos sin tierra. Tres mil comunidades de indios fueron allí establecidas entre 1884 y 1927, año en el que concluyó el proceso. La rica sociedad ganadera fue reducida a un pequeño espacio que quedó empobrecido por la fuerza. A partir de esta situación, comenzó un complejo conflicto indígena en el sur de Chile que hoy sigue durando”.

 

     DICHO ESTO, damos por terminada la narración de las dificultades y enfrentamientos de los españoles y los nativos en territorio chileno. Hemos visto, largo y tendido, la durísima  historia en Chile (hasta el año 1680) de los españoles y los nativos, con la ayuda del cronista Alonso de Góngora Marmolejo (testigo de los hechos) y del historiador (fallecido en 1907) Diego Barros Arana, a quienes tenemos que agradecer su extraordinaria labor. Las circunstancias especiales de esa aventura han convertido el relato en una serie de calamidades demasiado repetitivas, debido a la bravura y la constancia guerrera de los mapuches. Ha llegado, pues, el momento de despedirnos de Chile y trasladarnos a otro territorio de Las Indias. Y, en principio, volveré a un lugar por el que ya hemos pasado someramente: el territorio del Río de la Plata. Creo que, para ello, será un acierto servirnos de un cronista-soldado que vivió aquellas durísimas situaciones: el alemán  ULRICO SHMÍDEL.





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