(1414) Vamos con la segunda y última parte
del artículo (resumido) de José Bengoa: “2º- En Chile se construyó una línea de
fortines que separaba el centro del país de la parte del sur, y otra que
separaba el territorio indígena del enclave alemán de Valdivia. Fue un largo
período de violencia y una de las páginas más vergonzosas de la Historia de
Chile. La “Pacificación de la Araucanía”, como se denominó esta operación, se
realizó con decisiones tomadas en el Congreso Nacional. No fue, como podría
creerse, una historia de aventureros desalmados. Por el lado chileno, dirigía
las operaciones el Ministro del Interior, Manuel Recabarren, y por el lado argentino,
el que fue pronto Presidente de la República, Julio A. Rocca. Una operación de
cerco, concertada y coordinada, que terminó con la oposición ‘araucana’. A
partir de 1884, comenzó el proceso del establecimiento de los mapuches en
reservas. A las agrupaciones de indios se les entregaron ‘Títulos de Merced’
por la concesión de esas propiedades, con una extensión de 6 hectáreas por
persona. En total, se les concedió quinientas mil hectáreas a poco menos de
cien mil indígenas, dejando a muchos sin tierra. Tres mil comunidades de indios
fueron allí establecidas entre 1884 y 1927, año en el que concluyó el proceso.
La rica sociedad ganadera fue reducida a un pequeño espacio que quedó
empobrecido por la fuerza. A partir de esta situación, comenzó un complejo
conflicto indígena en el sur de Chile que hoy sigue durando”.
DICHO ESTO, damos por terminada la
narración de las dificultades y enfrentamientos de los españoles y los nativos
en territorio chileno. Hemos visto, largo y tendido, la durísima historia en Chile (hasta el año 1680) de los
españoles y los nativos, con la ayuda del cronista Alonso de Góngora Marmolejo
(testigo de los hechos) y del historiador (fallecido en 1907) Diego Barros
Arana, a quienes tenemos que agradecer su extraordinaria labor. Las
circunstancias especiales de esa aventura han convertido el relato en una serie
de calamidades demasiado repetitivas, debido a la bravura y la constancia
guerrera de los mapuches. Ha llegado, pues, el momento de despedirnos de Chile
y trasladarnos a otro territorio de Las Indias. Y, en principio, volveré a un
lugar por el que ya hemos pasado someramente: el territorio del Río de la
Plata. Creo que, para ello, será un acierto servirnos de un cronista-soldado
que vivió aquellas durísimas situaciones: el alemán ULRICO SHMÍDEL.
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