miércoles, 22 de junio de 2022

(1756) El fugaz gobernador interino de Chile Fernando de Talaverano abominaba de la ‘guerra defensiva’, y el virrey le escribió una carta durísima. Le sustituyó en el cargo de gobernador un ridículo engreído: Lope de Ulloa y Lemos.

 

     (1356) Lo que dice a continuación Diego Barros deja claro que el gobernador interino Fernando de Talaverano solo se ajustaba al sistema de 'guerra defensiva' obedeciendo a disgusto lo establecido por el Rey: "A pesar de su docilidad para hacer cumplir todo lo que disponía el padre Valdivia, sintió el deber de informar al virrey del Perú del disgusto que habían producido en Chile las últimas resoluciones del Rey. Pero el altivo y autoritario Príncipe de Esquilache (el virrey), totalmente resuelto a sostener la guerra defensiva, le contestó: 'He llegado sabiendo que algunos hablan mal de las disposiciones del soberano, y me admira que vuestra señoría lo tolere y no castigue severamente a quien no respeta y venera los mandatos de su Rey. Si no hay enmienda, tomaré yo mismo todo el gobierno, y entregaré todos los mandos de guerra a sujetos que apoyen lo que Su Majestad ha ordenado con tanta prudencia y después de un maduro examen. El Rey ha vuelto a dar al padre Luis de Valdivia plena potestad para negociar las paces con los indios y seguir adelante con el sistema de la guerra defensiva. Por orden del Rey, nombro visitador general al licenciado Hernando de Machado, fiscal de la Real Audiencia, para que sostenga las disposiciones del padre Valdivia. No se canse Vuestra Señoría en escribir ni en enviar informaciones en contra de la paz y de la guerra defensiva, ni menos en desobedecer lo que el padre Luis ordena en razón de esto. Los procuradores fray Pedro de Sosa y el coronel Pedro Cortés, enviados por Alonso de Ribera, antecesor de Vuestra Señoría, regresan sin contestación sobre las proposiciones que hicieron (de eliminación de la guerra defensiva), y las del padre Luis de Valdivia vienen aprobadas por el real y supremo Consejo de las Indias'. No podían darse órdenes más terminantes e imperativas". Hernando de Machado era el padre de Juan Machado de Chaves, de quien ya hablamos. Hernando había nacido el año 1557 en Zafra (Badajoz), y la razón de que el virrey Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, lo escogiera para vigilar el buen cumplimento del sistema de guerra defensiva, se debía a que había llevado a cabo con anterioridad y satisfactoriamente la misma tarea.

     Como era de esperar, el fiscal Machado se dedicó de inmediato a tomar medidas contra las infracciones de las normas relativas al sistema de la 'guerra defensiva' y a la prohibición de obligar a los nativos a trabajar para los españoles: "Puso en libertad a los indios que algunos vecinos de Concepción tenían a su servicio. Cuando el Cabildo de la ciudad reclamó contra esta medida, el fiscal amenazó a sus miembros con la pena de prisión, lo que originó una fuerte controversia. Los adversarios de la guerra defensiva, alarmados por la constante intranquilidad que esta producía y por los peligros que los amenazaban, se convencieron al fin de que no tenían nada que esperar ni de los gobernantes de Chile ni del virrey del Perú, pero no desesperaron de conseguir que el monarca rectificase sus determinaciones. Por entonces, el obispo de Santiago se preparaba para ir a España,  y el cabildo de Concepción decidió darle poderes ante la Corte, con el encargo de que le llevara al Rey un nuevo escrito en el que le pedían, una  vez más y  desesperadamente, que, dado el estado tan calamitoso de Chile, se condoliera de ellos y suprimiera leyes tan perjudiciales para sus vasallos. Pero todos los antecedentes de este asunto hacían suponer que esta última tentativa había de ser igualmente estéril”.

 

     (Imagen) Los gobernadores de Chile solían ser fugaces, y más todavía en el caso del interino Fernando de Talaverano Gallegos, nombrado en marzo de 1617 y sustituido (quedándole solo un año de vida), en enero de 1618, por el nuevo titular: LOPE DE ULLOA Y LEMOS, nacido en Ferreira (Lugo), el cual morirá dos años después. Este nuevo gobernador, según lo describe el historiador Diego Barros, debía de ser un petulante: "Era un caballero noble de Galicia, pariente cercano del famoso conde de Lemos, ministro de Felipe III, y que, al casarse con una dama de Lima, entró en posesión de una gran fortuna. Contaba entonces 45 años de edad. En su juventud había servido en Filipinas, y más tarde en México, pero en 1604 pasó al Perú en el séquito del virrey conde de Monterrey, desempeñando cargos de capitán de la guardia del Virrey y general de la caballería. En Lima era, además, prefecto de una congregación de la Compañía de Jesús, lo que aseguraba su absoluta adhesión al padre Valdivia. En noviembre de 1610, pasando revista a las personas a quienes podía encomendar el gobierno de Chile, el virrey marqués de Montesclaros decía de él: 'De este mozo tengo buenas esperanzas, si limitase algo la dureza que tiene'. Pero esta cualidad que se le atribuía, más que entereza de carácter era arrogancia de hombre noble y rico, que se reflejaba en la ostentación de su casa y en creerse merecedor de más altos puestos. Para venir a Chile se rodearon él y su esposa de un lujo de joyas, ropas y muebles desconocido en este país. Le daba a entender al Rey que el sueldo que se le pagaba era insuficiente para 'vivir con la limpieza y rectitud' de su condición, y le pedía que se le aumentara 'como lo merecía su persona y servicios', sin disimular que había aceptado el gobierno de Chile como un escalón para llegar a más elevados puestos. 'Desde que el Virrey de Perú me proporcionó estos cargos -le decía con este motivo-, los acepté con mucho amor y voluntad por el deseo que tengo de ponerme al real servicio de Vuestra Majestad, como lo he ejecutado toda mi vida, confiando en que, conforme al celo de príncipe tan cristiano como Vuestra Majestad, he de tener por este y por los demás servicios que he hecho el premio que merecen, ascendiéndome Vuestra Majestad a puestos superiores donde mejor pueda mostrar mi deseo'. Aunque era corriente hacer en las comunicaciones oficiales de esta época análogas peticiones de ascensos y de aumento de sueldos, no parece que los servicios anteriores de don Lope de Ulloa justificaran esta pretensión, porque, según los documentos que conocemos, esos servicios eran de escasa importancia, y, en todo caso, inferiores a los que antes de tomar el mando habían prestado casi todos los gobernadores de Chile".




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