jueves, 16 de diciembre de 2021

(1594) Luchar y fundar eran los principales trabajos de los conquistadores. Valiente victoria de Gamboa. El gobernador Quiroga refundó junto al mar la ciudad de Cañete. El cronista alaba la mutua ayuda que se daban unos españoles a otros.

 

     (1184) Y los mapuches seguían preparando encerronas: "Después de que los indios abandonaron el fuerte, se retiraron a la montaña de Talcamavida, por ser tierra áspera y de muchas quebradas, por donde necesariamente los españoles habían de caminar para entrar en Arauco. Se fortificaron con piedras y maderos para que no los tomasen desprevenidos, y pusieron dos emboscadas con el fin de que, habiendo pasado el ejército, atacasen a los cristianos en la vanguardia y la retaguardia. Sus principales caciques eran Llanganaval, señor del valle de Arauco, Millalelmo y Loble. El gobernador caminó en formación de batalla con todos sus hombres, y el maestre de campo llevaba la vanguardia. Llegado al fuerte, salieron los indios y se le pusieron delante, mientras los emboscados arremetieron a la retaguardia con gran ánimo. El general Martín Ruiz de Gamboa, que la llevaba a su cargo, peleó mientras mandaba recoger los bagajes, y se corrió la voz de que los indios lo habían desbaratado. El gobernador mandó al maestre de campo que fuese a ayudarle con algunos arcabuceros, pero el general, recogiendo los bagajes y dejando soldados para guardarlos, ya había atacado con tanta determinación a los indios, que los desbarató, alanceando a algunos. Los siguió después más de una legua en dirección a Arauco, pero no los pudo alcanzar, porque son gente suelta que anda con mucha facilidad por los cerros. El maestre de campo llegó a la retaguardia, hizo huir a los indios a las quebradas, y, muertos algunos con los arcabuces, volvió adonde el gobernador, que se había detenido por ser ya tarde".

     En las Indias, lo prioritario era siempre alcanzar la paz con los nativos: "El gobernador llegó al valle de Arauco, y estuvo algunos días llamando a los principales caciques para que viniesen en son de paz, pero, viendo que no tenían ningún interés, mandó destruir sus almacenes de maíz.  Hubo entonces entre dos soldados cierta diferencia, y el uno le dio una cuchillada al otro. Los amigos del que había recibido la cuchillada mataron a lanzadas al autor. El principal responsable tenía muchos amigos, y, por no dar ocasión a que hubiese alguna revuelta, mandó el gobernador al maestre de campo lo prendiese e hiciese justicia, la cual, a petición de algunos amigos suyos, la dilató y quedó sin castigo, aunque después resultó mal agradecido (esperemos que lo explique)".

     Luchar y fundar eran los principales trabajos de los conquistadores: "Desde Arauco pasó el gobernador a poblar la ciudad que Francisco de Villagra había despoblado (la ciudad de Cañete), buscando sitio seguro cerca de la mar para poderla socorrer con navíos, porque donde la había poblado don García de Mendoza estaba a siete leguas de la mar, y, si los naturales se rebelasen, no se podrían recibir las provisiones que por la mar llegasen. Por este motivo, el gobernador, como hombre experimentado en cosas de guerra, buscó un lugar mejor, y halló que en el río Levo había puerto razonable para navíos grandes y muy bueno para pequeños. Asentó allí su campamento para luego poblar, y de paso hacer a la ligera la guerra a los naturales, pacificándolos o destruyéndolos.

 

     (Imagen) Marmolejo alaba y critica sin pelos en la lengua: "El gobernador Rodrigo de Quiroga repobló y le dio a la ciudad el mismo nombre (Cañete) que antes le había puesto Don García de Mendoza. Hacía tres años que Francisco de Villagra la había despoblado por su mala forma de gobernar. Luego comenzó el gobernador a llamar de paz a los caciques diciéndoles que les perdonaba lo pasado, por lo cual vinieron muchos". Después hace un elogio de los vecinos de la capital, Santiago: "Habían gastado mucho en aquella expedición, como lo han hecho con todos los gobernadores, sirviendo al rey, aunque de ello nunca fue informado. Han merecido mucho, porque el sustento de todo el reino ha dependido de ellos, recibiendo soldados en sus casas, curándoles sus enfermedades, dándoles de comer, dando caballos a los que estaban a pie y gastando sus haciendas sirviendo al rey. Por lo cual, en justicia habían de ser premiados, lo cual no se ha hecho, sino, al contrario, pues, si en Chile los gobernadores imponen derramas con excusas  fingidas, ellos han sido los primeros que las pagan, sin que se tenga en cuenta lo que he dicho, porque en las Indias el rey don Felipe no es tan señor de ellas como lo son sus gobernadores, pues les parece que, en el tiempo que gobiernan, todo lo han heredado de sus padres. Y, como cristiano que soy, solo me mueve a hablar así decir la verdad. Vuelto el gobernador Rodrigo de Quiroga, por estar los de Santiago lejos de sus casas y entrar ya el invierno, les agradeció lo que en servicio del rey habían hecho dándoles licencia para que se marchasen. Como era necesario dejar libre el camino de Ilicura castigando a los indios, mandó al maestro de campo Lorenzo Bernal que fuese allá con 130 hombres. Entre todos los que habían de ir, fueron los vecinos de Santiago que en el campamento quedaban (tras partir el resto) y algunos otros de las demás ciudades del reino, de manera que el maestre de campo, como hombre que conocía la tierra, hiciese lo que le pareciese conveniente. Entró por el valle de Ilicura cortando las sementeras a los naturales y quemándoles las casas llenas de comida, que eran legumbres y provisiones del año anterior. Fue gran lástima verlas arder (seguro que Marmolejo era testigo) sin querer aquellos bárbaros venir de paz, porque estaban tan altivos por las victorias pasadas, que todo lo despreciaban, importándoles poco su perdición". En la imagen vemos la ciudad de Cañete  uno de los dibujos que el mestizo Guamán Poma de Ayala hizo, por el año 1600, en su originalísima crónica de las Indias.




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