viernes, 10 de diciembre de 2021

(1589) El gobernador Pedro de Villagra tenía defectos, pero fue su valentía la que logró una brillante victoria sobre los mapuches. Saquemos del anonimato a un buen capitán: Gómez de Lagos y Sánchez.

 

     (1179) Cuando llegó a Reinoguelén, Pedro de Villagra situó su campamento cerca del fuerte de los indios: "Después de haberlo inspeccionado, preparó cuadrillas de veinte soldados para pelear con ellos el día siguiente, las cuales se las confió a Martín Ruiz de Gamboa, a Gómez de Lagos, al capitán Zurita, a Juan de Biedma y a Pedro Fernández de Córdoba. A los indios amigos, que había traído de Santiago, les dijo cómo habían de pelear y por dónde. El fuerte de los indios estaba entre robles altos y gruesos, y, para mayor defensa de arcabuces y artillería, tenían cortado un trecho de tierra con un río que impedía la entrada, y una ciénaga que no se podía andar por ella a caballo ni a pie. De frente había un foso con la tierra cubierta de agua. El día siguiente, por la mañana, el gobernador Pedro de Villagra mandó que todos se preparasen para combatir el fuerte. Los indios, en cuanto vieron a los cristianos en el foso, comenzaron a tirarles mucha flechería. El capitán Lagos, que iba con una cuadrilla, viendo tantos indios, y que herían a mucha gente, dijo: 'Caballeros, retirarse, que nos perdemos'. Villagra, que estaba cerca, respondió: '¿Cómo que retirarse? Adelante, que todo es nuestro". Los indios amigos, con las flechas que tiraban, les hacían mucho daño, y habiéndose descubierto los pasos que había en el foso, los cristianos comenzaron a entrar por ellos. Cuando los los enemigos los vieron tan cerca, y que peleaban lanza a lanza atacando todo lo posible, no pudiendo hacer más, viendo que les habían ganado el foso, volvieron las espaldas huyendo. Los indios amigos los siguieron y mataron a muchos, y a otros los apresaron. El indio que tenía el caballo de Buiza, al ver la perdición de los demás, huyó a vista de todos con el caballo. Fue tras él el capitán Alonso Ortiz de Zúñiga con tres soldados, y no lo pudo alcanzar ni seguir porque  se metió por un monte y lo perdió de vista. En este fuerte, Pedro de Villagra, además de los muertos, castigó en justicia a unos setecientos indios". Dada la dureza de las guerras con los brutales mapuches, es probable que los matara.

     Pero los mapuches no escarmentaban, y surgió una nueva complicación: "Después de haber Pedro de Villagra desbaratado el fuerte de Reinohuelén, partió el día siguiente camino del río Niviquetén.  Según caminaban, los corredores que observaban por delante el territorio dieron la alarma. Entre los que iban detrás, los que eran veteranos temieron que, si, después de ser desbaratados tan duramente como para meter miedo a toda la provincia, los indios volvían al ataque, tenían que ser muchos.  Y se debió a que el cacique Loble, indio principal entre los de guerra, había prometido a los principales de Reinohuelén que les vendría a ayudar para pelear con los cristianos, pero, por haber Pedro de Villagra acometido y desbaratado el fuerte con tanta brevedad, no pudo llegar a tiempo, por estar su tierra algo lejos para gente de a pie".

 

     (Imagen) Vamos a sacar del casi anonimato a un valiente capitán, al que Pedro de Villagra le acaba de confiar unos soldados para el ataque a los mapuches en Reinohuelén. Se trata de GÓMEZ DE LAGOS Y SÁNCHEZ. Alonso de Ercilla, en La Araucana, cita a sus compañeros de batallas, y da algunos datos sobre Gómez, del que solo recoge el apellido, Lagos. Nació el año 1523 en (ver la imagen) Villafranca de los Barros (Badajoz). Llegó a las Indias hacia 1546. Tras estar en Panamá, pasó a Perú, participó el año 1548 en la  derrota y muerte de Gonzalo Pizarro, y, posteriormente, luchó contra el rebelde Francisco Hernández Girón, quien, en 1555, tuvo el mismo fin. Llegó a Chile con el nuevo gobernador, García Hurtado de Mendoza, en abril del año 1557, con el que tuvo una racha de victorias contra los mapuches, después de varios desastres sufridos por Francisco de Villagra. Batalló en la guerra de Arauco, siendo ensalzada su valentía por Alonso de Ercilla en La Araucana, y por el jesuita Diego de Rosales, quien también escribió una historia de Chile, ya en el siglo XVII. En 1567,  nuestro conocido Martín Ruiz de Gamboa fundó Castro, la capital del archipiélago de Chiloé, y un año más tarde, Gómez de Lagos tuvo allí el muy importante cargo de corregidor. Estaba también con Alonso de Ercilla entre los treinta soldados que, desde la ciudad Imperial, fueron enviados en ayuda de la de Cañete, siendo después nombrado alguacil mayor por el gobernador García de Mendoza. Vivió también de cerca un episodio dramático que ya conocemos. Tras ir con Pedro de Villagra y cuarenta soldados más para luchar contra indios rebeldes,  refugiados en un fuerte de la zona de Mareguano, estuvo en Catiray, donde los mapuches derrotaron y mataron a cuarenta españoles, entre los cuales estaba el joven hijo del gobernador Francisco de Villagra, casi ya moribundo, y a quien le dio la terrible noticia su primo Pedro de Villagra. El cronista Marmolejo nos contó que el gobernador, que estaba doliente en la cama, se volvió hacia la pared y mandó a todos que se marcharan. GÓMEZ DE LAGOS Y SÁNCHEZ tuvo su vecindad primeramente en la Imperial, luego en Cañete (1563) y después en Concepción (1572), donde, en 1565, había sido corregidor. Pero, en las Indias, la muerte llegaba sorprendiendo por distintos derroteros, y a GÓMEZ DE LAGOS le sucedió lo mismo que, como ya vimos, a Gregorio de Castañeda: se ahogó el mes de julio del año 1576 durante un naufragio, cuando iba rumbo a Valparaíso.




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