(1179) Cuando llegó a Reinoguelén, Pedro
de Villagra situó su campamento cerca del fuerte de los indios: "Después
de haberlo inspeccionado, preparó cuadrillas de veinte soldados para pelear con
ellos el día siguiente, las cuales se las confió a Martín Ruiz de Gamboa, a
Gómez de Lagos, al capitán Zurita, a Juan de Biedma y a Pedro Fernández de
Córdoba. A los indios amigos, que había traído de Santiago, les dijo cómo
habían de pelear y por dónde. El fuerte de los indios estaba entre robles altos
y gruesos, y, para mayor defensa de arcabuces y artillería, tenían cortado un
trecho de tierra con un río que impedía la entrada, y una ciénaga que no se
podía andar por ella a caballo ni a pie. De frente había un foso con la tierra cubierta
de agua. El día siguiente, por la mañana, el gobernador Pedro
de Villagra mandó que todos se preparasen para combatir el fuerte. Los indios,
en cuanto vieron a los cristianos en el foso, comenzaron a tirarles mucha
flechería. El capitán Lagos, que iba con una cuadrilla, viendo tantos indios, y
que herían a mucha gente, dijo: 'Caballeros, retirarse, que nos perdemos'. Villagra,
que estaba cerca, respondió: '¿Cómo que retirarse? Adelante, que todo es
nuestro". Los indios amigos, con las flechas que tiraban, les hacían mucho
daño, y habiéndose descubierto los pasos que había en el foso, los cristianos
comenzaron a entrar por ellos. Cuando los los enemigos los vieron tan cerca, y
que peleaban lanza a lanza atacando todo lo posible, no pudiendo hacer más,
viendo que les habían ganado el foso, volvieron las espaldas huyendo. Los indios
amigos los siguieron y mataron a muchos, y a otros los apresaron. El indio que
tenía el caballo de Buiza, al ver la perdición de los demás, huyó a vista de
todos con el caballo. Fue tras él el capitán Alonso Ortiz de Zúñiga con tres
soldados, y no lo pudo alcanzar ni seguir porque se metió por un monte y lo perdió de vista. En
este fuerte, Pedro de Villagra, además de los muertos, castigó en justicia a
unos setecientos indios". Dada la dureza de las guerras con los brutales mapuches,
es probable que los matara.
Pero los mapuches no escarmentaban, y
surgió una nueva complicación: "Después de haber Pedro de Villagra
desbaratado el fuerte de Reinohuelén, partió el día siguiente camino del río
Niviquetén. Según caminaban, los
corredores que observaban por delante el territorio dieron la alarma. Entre los
que iban detrás, los que eran veteranos temieron que, si, después de ser
desbaratados tan duramente como para meter miedo a toda la provincia, los
indios volvían al ataque, tenían que ser muchos. Y se debió a que el cacique Loble, indio
principal entre los de guerra, había prometido a los principales de Reinohuelén
que les vendría a ayudar para pelear con los cristianos, pero, por haber Pedro
de Villagra acometido y desbaratado el fuerte con tanta brevedad, no pudo
llegar a tiempo, por estar su tierra algo lejos para gente de a pie".
(Imagen) Vamos a sacar del casi anonimato
a un valiente capitán, al que Pedro de Villagra le acaba de confiar unos
soldados para el ataque a los mapuches en Reinohuelén. Se trata de GÓMEZ DE
LAGOS Y SÁNCHEZ. Alonso de Ercilla, en La Araucana, cita a sus compañeros de
batallas, y da algunos datos sobre Gómez, del que solo recoge el apellido,
Lagos. Nació el año 1523 en (ver la imagen) Villafranca de los Barros (Badajoz).
Llegó a las Indias hacia 1546. Tras estar en Panamá, pasó a Perú, participó el
año 1548 en la derrota y muerte de
Gonzalo Pizarro, y, posteriormente, luchó contra el rebelde Francisco Hernández
Girón, quien, en 1555, tuvo el mismo fin. Llegó a Chile con el nuevo
gobernador, García Hurtado de Mendoza, en abril del año 1557, con el que tuvo
una racha de victorias contra los mapuches, después de varios desastres
sufridos por Francisco de Villagra. Batalló en la guerra de Arauco, siendo
ensalzada su valentía por Alonso de Ercilla en La Araucana, y por el jesuita
Diego de Rosales, quien también escribió una historia de Chile, ya en el siglo
XVII. En 1567, nuestro conocido Martín
Ruiz de Gamboa fundó Castro, la capital del archipiélago de Chiloé, y un año más
tarde, Gómez de Lagos tuvo allí el muy importante cargo de corregidor. Estaba
también con Alonso de Ercilla entre los treinta soldados que, desde la ciudad
Imperial, fueron enviados en ayuda de la de Cañete, siendo después nombrado
alguacil mayor por el gobernador García de Mendoza. Vivió también de cerca un
episodio dramático que ya conocemos. Tras ir con Pedro de Villagra y cuarenta
soldados más para luchar contra indios rebeldes, refugiados en un fuerte de la zona de Mareguano,
estuvo en Catiray, donde los mapuches derrotaron y mataron a cuarenta
españoles, entre los cuales estaba el joven hijo del gobernador Francisco de
Villagra, casi ya moribundo, y a quien le dio la terrible noticia su primo
Pedro de Villagra. El cronista Marmolejo nos contó que el gobernador, que
estaba doliente en la cama, se volvió hacia la pared y mandó a todos que se
marcharan. GÓMEZ DE LAGOS Y SÁNCHEZ tuvo su vecindad primeramente en la
Imperial, luego en Cañete (1563) y después en Concepción (1572), donde, en
1565, había sido corregidor. Pero, en las Indias, la muerte llegaba
sorprendiendo por distintos derroteros, y a GÓMEZ DE LAGOS le sucedió lo mismo
que, como ya vimos, a Gregorio de Castañeda: se ahogó el mes de julio del año
1576 durante un naufragio, cuando iba rumbo a Valparaíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario