sábado, 4 de diciembre de 2021

(1584) Tras la derrota de Juan Pérez de Zurita, fue sustituido por el capitán Lorenzo Bernal. Dos años antes, Zurita había sido víctima en Santiago del Estero (Argentina) de las males artes de GREGORIO CASTAÑEDA.

 

    (1174) A la larga, los indios se van anotando victorias, pero la guerra la ganarán los españoles, aunque tras muchos años de padecimientos. Vemos que, ahora, el capitán Zurita ha tenido que retirarse: "Había peleado muy bien acaudillando a su gente, pero no le quedó más remedio que hacer lo inevitable en semejante caso. Volviendo las espaldas, le dejaron al cacique Millalelmo y a su gente todo el bagaje, que era de mucho precio, y se lo  había dado como ayuda el capitán Gabriel de Villagra en la ciudad de Valdivia. El capitán Zurita, viéndose desbaratado y perdidos todos los caballos que llevaba de repuesto, por un camino que atravesaba de montes fue a salir al paraje donde habían desbaratado al capitán Vaca, y no osando ir a Concepción, se fue a Santiago con la gente que le quedó, pobres y perdidos. El gobernador se disculpaba después diciendo que el capitán Zurita tenía la culpa por no haber querido guardar la orden que le había dado mandándole que por aquel camino no entrase en Concepción, sino por el camino de Itata, que era el mejor y más seguro".

    Como siempre ocurría tras cada una de sus victorias, a los mapuches les crecía intensamente el entusiasmo, y solo pensaban en hacer la vida imposible a los españoles. El próximo objetivo era la ciudad de Angol. Hicieron publicidad de sus intenciones, y se animaron muchos indios a participar en la batalla. Como era su costumbre, antes de tomar la decisión definitiva, se reunían todos y escuchaban las encendidas arengas de sus caciques, que siempre insistían en la necesidad de acabar con todos los españoles para poder ser libres, añadiendo razones para convencerlos de que la victoria era cosa segura: "Y así, después de haberse juntado y escuchado a sus principales, los indios determinaron ir contra la ciudad de Angol por tres partes, de manera que, asaltándola todos a un tiempo, se harían con ella. Los caciques de Mareguano, junto con cuatro mil indios, llegaron a un estero (zona pantanosa) que estaba a dos leguas de aquella ciudad, y allí cortaron madera y se hicieron fuertes con una empalizada".

     Como en Angol no había nadie al mando, le tocó el cargo a alguien que, como vimos, era muy competente: "Los alcaldes ordinarios (siempre eran dos), no confiando en su práctica militar, y todos los principales de la ciudad le rogaron al capitán Lorenzo Bernal de Mercado que se encargase de todo, tanto de lo civil como de lo militar, y él, escuchando a sus amigos, que también se lo pidieron, lo aceptó. Entonces mandó hacer una lista de toda la gente que en la ciudad había, y de las armas que tenían.  En total, resultó haber ochenta hombres entre soldados y vecinos, de los cuales tomó cincuenta, y con ellos fue a observar el fuerte que los indios tenían en el estero. Le pareció más importante que lo que esperaba, y, contra la opinión de algunos, se volvió a la ciudad. Los indios, al verlos marcharse sin luchar, pensaron que lo hacían por tenerles miedo. El capitán Bernal, como astuto que era, esperaba que los indios, ensoberbecidos porque no les atacaron, saldrían a buscarlos. Tal y como lo dijo en público, así resultó, pues el día siguiente salieron del fuerte, y se detuvieron a legua y media de la ciudad, en la ribera ribera de un río grande que era de mucha defensa para ellos".

 

     (Imagen) Ya le dediqué una imagen a GREGORIO DE CASTAÑEDA (nacido el año 1517), en la que mostré sus grandes méritos, entre ellos, el de ser uno de Los Catorce de la Fama frente a los mapuches el año 1553. Pero  veremos ahora sus actuaciones posteriores, en las que aparece su parte negativa. Recordemos que se ganó la amistad de Pedro de Valdivia en Perú declarando a su favor ante Pedro de la Gasca, quien, convencido por sus fiables argumentos, rechazó las acusaciones y lo nombró gobernador de Chile. Más tarde, Castañeda se convirtió en una pesadilla para Juan Pérez de Zurita, del cual acabamos de hablar. Tengo que rectificar lo que dije en la imagen anterior. No fue Pedro de Villagra quien le quitó a Zurita el cargo de gobernador de Santiago del Estero (en territorio argentino), sino Francisco de Villagra, el año 1561, otorgándoselo a Gregorio de Castañeda por simple favoritismo. Y así ocurrió que, cuando fue Castañeda a tomar posesión, Zurita se resistió por considerarlo ilegal. Castañeda, de forma chapucera e inesperada, lo apresó, lo sometió a una inspección judicial y lo envió encadenado a Santiago de Chile (habiéndole, además, arrebatado sus encomiendas de indios), donde seguía al mando Francisco de Villagra. Pero luego Zurita quedó en libertad, decidió permanecer en Chile, y, muerto en 1563 Francisco de Villagra, lo vemos ya peleando contra los indios a las órdenes de Pedro de Villagra. Mientras tanto, en Santiago del Estero, Cristóbal de Castañeda actuaba torpemente como gobernador. Sacó lo peor de su carácter, y quiso mandar con rigor extremo, produciendo gran  malestar entre españoles e indios, y dejando también a los soldados veteranos  sin las encomiendas que les había concedido Zurita. Su brutalidad potenció la rebelde agresividad de los indios, que arrasaron las poblaciones fundadas por Zurita, con gran mortandad de hombres, mujeres y  niños, y los supervivientes escaparon, en diciembre del año 1562, a Santiago del Estero, la única ciudad que se mantuvo en pie. Lo vio todo tan negro GREGORIO DE CASTAÑEDA, que le dejó el mando al capitán Manuel de Peralta y se fue a Chile, para nunca más volver. Allí  ejerció como alcalde de La Imperial durante dos años, hizo después un viaje a Perú, y, a mediados de 1567, cuando regresaba por mar al puerto de Concepción, murió en un naufragio, dejando viuda a Bernardina Vázquez de Tobar, y, al menos, tres hijas huérfanas de padre. En la imagen, Santiago del Estero, con 280.000 habitantes, la ciudad más antigua de Argentina, siendo fundada en 1550 por Juan Núñez de Prado.




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