viernes, 3 de diciembre de 2021

(1583) Juan Pérez de Zurita era un prestigioso capitán, pero novato en la lucha contra los terribles mapuches. Se empeñó en ir por una ruta muy peligrosa, y los indios le mataron a cuatro hombres, enarbolando después dos de sus cabezas.

 

     (1173) El capitán Juan Pérez de Zurita llegó a la ciudad de Angol con la orden que le había dado Pedro de Villagra para que llevara soldados desde allí a Concepción. Ya hablé en una reciente imagen de Miguel de Velasco, a quien, Francisco de Villagra, en agradecimiento por sus servicios, lo había nombrado corregidor de Angol. Pero el cronista Marmolejo nos aclara algunos asuntos que sucedieron en carambola después en esa ciudad: "Había estado en ella como capitán (y corregidor) don Miguel de Velasco, pero dejó disgustado el cargo porque Francisco de Villagra nombró teniente general suyo a Pedro de Villagra, quien luego tuvo necesidad de nombrar a otro capitán, y escogió a un hidalgo natural de Pamplona, llamado Diego de Carranza. Este, muerto Francisco de Villagra, se fue a España, y así quedó la ciudad de Angol sin capitán que la tuviese bajo su mando, porque Gabriel de Villagra se había vuelto a su casa de La Imperial, y el capitán Lorenzo Bernal, aunque estaba en Angol, no tenía más mando que un vecino particular. Cuando iba a partir para volver a Concepción el capitán Zurita, le dijo Lorenzo Bernal que no debía volver por el camino de su llegada, ya que tenía información de que los indios le estaban esperando. Juan Pérez de Zurita, como hombre de gran ánimo y que no se había visto en un enfrentamiento con aquellos indios, despreció lo que le dijo, y respondió que por el mismo camino había de volver y entrar en Concepción con todo el fardaje que llevaba, pues era flaqueza con tan valientes soldados buscar nuevos y no usados caminos. Salió, pues, de Angol camino de Concepción con cuarenta soldados bien preparados, con mucho cuidado en la vanguardia y retaguardia".

     Pero los indios y su capitán, Millalelmo, se enteraron de lo que estaba haciendo, y con rapidez, porque utilizaban el método de los indios norteamericanos: "Tuvieron noticia de que se acercaban por medio de los humos que los comarcanos hacían, y Millalelmo los esperó a dos leguas de Concepción, cerca de un río llamado Andalién, que, con una ciénaga al lado, los hacía muy fuertes. Cuando tuvieron a la vista a los españoles, Millalelmo mandó que treinta indios se adelantasen, y que, cuando arremetieran los cristianos contra ellos, se retirasen al monte cercano. Los españoles que iban en vanguardia, en cuanto se percataron de su llegada, dieron la alarma. El capitán Zurita, al ver tan pocos indios, mandó atacarlos, y los indios, con poco temor, mostraron apariencia de pelear, y enseguida se retiraron. Entonces Millalelmo, salió de la emboscada con tres mil indios dando gritos. El capitán Zurita, recogida su gente, no desmayó, sino que atacó con sus hombres, peleando valientemente. Don Pedro de Godoy, natural de Sevilla, quiso animar a los demás y se arrojó entre los indios peleando, y fue a ayudarle otro soldado valiente, llamado Rolón. Los dos fueron derribados de los caballos y los hicieron pedazos, porque estos indios son cruelísimos en la guerra. Les cortaron las cabezas, y, puestas en unas lanzas largas, fueron dando muestra de su victoria, y como eran muchos, con este éxito cobraron tanto ánimo que luego mataron a otro soldado llamado Hinestrosa y a otro llamado Villero, y, con ánimo denodado, vencieron".

 

     (Imagen) Hemos visto a JUAN PÉREZ DE ZURITA como un novato en la lucha contra los mapuches, pero su historial militar y político fue de excepcional relieve. Nació en Cañete de las Torres (Córdoba) el año 1516. Había llegado a Perú el año 1550, en los tiempos de la última guerra civil, y luchó, al servicio del Rey, contra el rebelde Francisco Hernández Girón. Participó luego en la conquista del norte de Argentina bajo el mando de García de Mendoza, gobernador de Chile, quien lo nombró en 1558 teniente de gobernador de Santiago del Estero, ciudad de la cual ya subrayamos su importancia estratégica posterior, cuando sirvió para unir por tierra Lima con Buenos Aires. Allí demostró su valía militar y su sensatez política, siendo muy apreciado por cuantos lo rodeaban, que valoraban su humanidad, y hasta se distinguió en proteger a los nativos. Zurita, siempre detallista, por haberse casado en 1554 Felipe II con la reina inglesa María Tudor le cambió el nombre a la región de Tucumán, denominándola Nueva Inglaterra. Por si fuera poco, al fundar una nueva ciudad el año 1558, la llamó Londres (abundante en nueces, como vemos en la imagen), nombre que aún perdura, pero, llegado un nuevo gobernador, anuló para la provincia el de Nueva Inglaterra, volviendo a ser Tucumán, quizá por la enemistad con España de Isabel de Inglaterra. Fundó en 1559 la ciudad de Córdoba, y, en 1560, la de Cañete, por llamarse así su pueblo natal, sin que tuviera nada que ver con la Cañete de Chile. A pesar de que eligió para ellas lugares estratégicamente acertados, solo ha resistido hasta hoy la de Londres. En 1561, tuvo un conflicto con partidarios  de Francisco de Aguirre que querían quitarle el cargo de gobernador, y se vio Zurita obligado a reaccionar con dureza ejecutando a algunos amotinados. Pero siguió teniendo complicaciones, y parece ser que la más grave la originó Pedro de Villagra, quien, al ser nombrado gobernador de Chile, estimó equivocadamente que podía destituir a Zurita, y lo llevó preso a Santiago de Chile. Pronto ordenó el virrey de Perú que lo dejara libre, y por eso vemos ahora a Zurita luchando en Chile contra los mapuches sin apenas conocer su bravura y sus estrategias militares, a pesar de haber batallado en Perú y tenido grandes logros militares en Argentina. Pedro de Villagra reconoció su error y lo nombró maestre de campo de su ejército. En 1571, Zurita ejercía como gobernador en la zona boliviana de Santa Cruz de la Sierra, y, en 1581, aparece como corregidor en Charcas (Perú), donde es fácil que falleciera hacia el año 1585.




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