viernes, 1 de enero de 2021

(Día 1307) El emperador inca SAYRI TÚPAC aceptó la paz que le ofrecía el virrey Andrés Hurtado de Mendoza.

 

     (897) Luego  se refiere Inca Garcilaso a un problema que logró solucionar el virrey Marqués de Cañete, y habrá que resumirlo porque lo hace extensamente, quizá debido a que le encantaba hablar de los indígenas, a cuya nobleza perteneció su madre. Dice el cronista: "El virrey escribió al licenciado Muñoz, corregidor del Cuzco, y a Doña Beatriz Coya, para que pensasen en la manera de hacer la paz, mediante mercedes para los gastos de su familia, con el  príncipe Sayri Túpac, que estaba retirado en las montañas. Doña Beatriz era tía de este legítimo heredero del imperio inca, el cual era hijo de Manco Inca, al que mataron los españoles. Ella envió a un mensajero, y, llegado a aquellas montañas, habló con los tutores del príncipe, el cual no había llegado aún a edad suficiente para tomar la borla colorada que era para ellos su corona real". Enterados del mensaje, los indios quisieron asegurarse de que no se trataba de una trampa, y decidieron retener al mensajero como rehén y enviar ellos el suyo adonde Doña Beatriz, para que se informara bien, con una condición añadida. Pedían que el mensajero volviera acompañado de Juan Sierra de Leguizamón, porque les inspiraba confianza, ya que era hijo de Doña Beatriz y del conquistador Mancio Sierra de Leguizamón (al que ya le dediqué una imagen). El virrey, con deseo de acelerar las negociaciones, envió por su cuenta desde Lima al dominico fray Melchor de los Reyes, acompañado de otro viejo conocido nuestro, Juan de Betanzos (recordemos que hablaba quechua, y se había casado con Doña Angelina, de noble familia inca, antigua amante de Francisco Pizarro y madre de sus hijos).

     Todos los mensajeros españoles establecieron contacto, de forma bastante enredada por las precauciones que tomaban los indios, con Sayri Túpac, que estuvo receptivo, pero dejando las decisiones en manos de sus consejeros, ya que, por su edad, aún no era emperador. El primer paso importante fue el envío de varios capitanes indios a Lima para negociar directamente con el virrey. Fueron bien tratados, y se les indicó las condiciones necesarias para establecer la paz. Una de ellas era que, en un plazo de seis meses, Sayri Túpac y su gente abandonaran su refugio de las montañas, y se establecieran en otras tierras. Al saberlo, Sayri Túpac, que ya había obtenido la borla de emperador, se mostró conforme.

     Inca Garcilaso habla de las tierras que el virrey le otorgó a Sayri Túcac,  haciendo  hincapié en que, aunque buenas, eran una miseria comparadas con el antiguo imperio de los incas, y dice que el príncipe y sus capitanes partieron después hacia Lima para encontrarse con el virrey. Por el camino todos los caciques salían a saludarlo respetuosamente. A su llegada a Lima, fue recibido con afecto por el virrey. Después le invitó a comer el arzobispo Jerónimo de Loaysa, el cual le entregó la cédula oficial de las encomiendas de indios que se le habían concedido, a lo que respondió con un gesto irónico: "Sayri Túpac, terminada la comida, y tras haber sabido las concesiones de tierras que se le hacían, tomó el mantel de terciopelo que había sobre la mesa y, arrancando una hebra del fleco, le dijo al arzobispo: 'Todo este paño era mío, y ahora me dan este pelito para mi sustento y el de toda mi casa'. Con esto, se acabó el banquete, y el arzobispo y los que con él estaban se quedaron admirados al ver comparación tan apropiada".

 

     (Imagen)  Estamos viendo a SAYRI TÚCAC, emperador inca (para los indios), dispuesto a aceptar del virrey Marqués de Cañete un convenio de paz. Es buen  momento para aclarar la situación de varios emperadores sometidos por los españoles. Habrá que distinguirlos. A diferencia de lo que ocurrió en México, donde, muerto Cuauhtémoc, apenas hubo revueltas posteriores, en Perú la situación fue mucho más conflictiva. Recordemos que MANCO INCA se rebeló,  hacia 1537, refugiándose en las abruptas montañas de Vilcabamba. Aprovechó las guerras civiles entre los invasores para organizar ofensivas y cercos en todo Perú. Sin embargo, acogió a varios españoles rebeldes, los cuales, encabezados por Diego Méndez, lo mataron el año 1544, y, a su vez, fueron masacrados por los indios. A Manco Inca le sucedió, como acabamos de ver, su hijo SAYRI TÚPAC, quien aceptó la paz ofrecida por el virrey. Murió el año 1560, y asumió la dignidad de emperador su hermano TITU CUSY YUPANQUI, iniciando de inmediato otra rebeldía. Hubo nuevo acuerdo, y Titu hasta se bautizó voluntariamente. Además, escribió en castellano una interesante crónica, en la que cuenta cómo vio asesinar a su padre. Luego murió de enfermedad, en 1570, pero, por falsas sospechas de envenenamiento, los indios mataron, entre otros, a fray Diego Ortiz. Le sucedió  su hermano TÚPAC AMARU I, al cual había desplazado injustamente encerrándolo en un templo de mujeres. Se inicio entonces otro conflicto, que fue también sofocado, y los españoles ejecutaron a Túpac Amaru I el año 1572, siendo virrey el gran Francisco de Toledo. Esto supuso el final de las rebeliones de los llamados 'cuatro emperadores de Vilcabamba'. Pero, tras varios siglos de tranquilidad indígena, surgió el año 1780 la sublevación de TÚPAC AMARU II, descendiente también de la dinastía imperial, quien se ha convertido en gran símbolo del levantamiento contra los españoles, ya que su lucha, además de estar empapada en el espíritu inca, pretendía conseguir una independencia total del dominio español en Perú. Con su ejecución, el año 1781, apenas continuaron vivas algunas llamas de las rebeliones indígenas. Otra cosa serán las guerras de independencia lideradas por criollos, que se produjeron entre 1811 y 1826, y lograron eliminar por completo el dominio español.




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