(910) Empecemos con LA FLORIDA DEL INCA,
publicada en 1605 por Inca Garcilaso de la Vega. Fue el primer libro que
escribió, y espero que los lectores disfruten de su narración. Es curioso que
le dedicara el libro a Don Teodosio de Portugal, Duque de Braganza.
Probablemente le subvencionó el trabajo, pero el autor indica otros motivos. Le
apasionaba, ya desde niño, la gran historia de los portugueses, porque se la
contaba su padre. Pero añade: "Esta afición se convirtió después en
obligación, porque la primera tierra que vi cuando vine de la mía, que es el
Perú, fue la de Portugal, donde las autoridades y los ciudadanos me hicieron
muy buena acogida, como si yo fuera hijo natural de esas tierras; por no cansar
a Vuestra Excelencia, no doy cuenta en particular de los regalos y favores que
me hicieron, uno de los cuales fue librarme de la muerte". No explica
cómo, pero había ocurrido que, llegando a la costa, su barco se hundió, y fue
un portugués el que le salvó la vida.
La obra apareció titulada como HISTORIA
DEL ADELANTADO HERNANDO DE SOTO, GOBERNADOR Y CAPITÁN GENERAL DEL REINO DE LA
FLORIDA, Y DE OTROS HEROICOS CABALLEROS ESPAÑOLES E INDIOS, ESCRITA POR EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA. Y explica cómo la redactó. Fue como el trabajo de un
periodista con dotes literarias que se sirve de fuentes de información. Algunas
de ellas (para este trabajo y para los que siguieron después), fueron, aunque
ahora no lo dice, las crónicas ya escritas por otros colegas. Pero tuvo otra
muy importante: la de un testigo de las peripecias de aquella impresionante
campaña, cuyo nombre no menciona; se trataba del conquistador GONZALO SILVESTRE
(a quien ya le dediqué una imagen por sus andanzas en Perú): "Conversando
mucho tiempo y en diversos lugares con un caballero (Silvestre), gran
amigo mío, que se halló en esta expedición, y oyéndole muchas y muy grandes
hazañas que en ella hicieron así españoles como indios (también simpatiza
con los indios del norte de América), me pareció cosa indigna y de mucha
lástima que obras tan heroicas que en el mundo han pasado quedasen en perpetuo
olvido. Por lo cual, porque soy hijo de un español y de una india, importuné
muchas veces a aquel caballero para que escribiésemos esta historia,
sirviéndole yo de escribiente". El trabajo duró muchos años por repetidas
interrupciones, en parte debidas a las obligaciones militares que tuvo Inca
Garcilaso, pero también por repetidas ausencias del uno o del otro, hasta que,
sintiendo los dos el temor de que tan importante asunto no llegara a
convertirse en realidad, Inca Garcilaso, que vivía en Montilla (Córdoba), se
trasladó a la localidad de Gonzalo Silvestre, Las Posadas (a 70 km), el cual
sufría viejas heridas de guerra y una larga enfermedad de bubas: "Y allí
nos dedicamos con cuidado y diligencia a escribir todo lo que en aquella campaña
sucedió, para honra y fama de la nación española, que tan grandes cosas ha
hecho en el Nuevo Mundo, y no menos de los indios que en la historia se mostrasen
y pareciesen dignos del mismo honor".
(Imagen) Ya vimos la azarosa vida de GONZALO
SILVESTRE. Volvió a España y residió tranquilamente en Las Posadas, un pueblo
cordobés. Allí fue donde INCA GARCILASO se entusiasmó oyéndole hablar de sus aventuras
(anteriores a las guerras civiles de Perú) con Hernando de Soto en el
descubrimiento de las tierras americanas de La Florida. Inca Garcilaso vivía
con su tío Alonso de Vargas en Montilla (Córdoba, ver imagen), a 70 km de Las
Posadas, adonde decidió trasladarse para trabajar intensamente con Silvestre (enfermo
crónico y con secuelas de sus heridas militares) en la preparación de una
crónica sobre aquella campaña. Silvestre tenía cierto nivel cultural, pues
aparecen anotaciones suyas junto a los textos del escritor. Diríamos que Inca
Garcilaso era 'el periodista', y Silvestre el entrevistado. El trabajo en común
fue largo e intenso. El peculiar Inca Garcilaso, que parece evitar el nombre de
su informador, sin embargo le da la categoría de 'autor', llamándose a sí mismo
'el escribiente'. Tras llevar muchos años entregados a tan importante faena,
algo los distanció. No obstante, cuando, en 1605, Inca Garcilaso publicó la que
fue su primera obra, titulada LA FLORIDA DEL INCA, hacía 13 años que Gonzalo Silvestre había muerto, y
no escatimó en ella grandes elogios a la valía personal y a la fiabilidad de su
colaborador. Parece ser que GONZALO SILVESTRE también le aportó informaciones y
apoyo al cronista para sus otras grandes obras, una traducción de Los Diálogos
de Amor (de León Hebreo) y la titulada
Comentarios Reales de los Incas, cuya segunda parte, Historia General del Perú,
nos ha venido muy bien para conocer las guerras civiles. Hay un documento en el
que INCA GARCILASO explica algo que pudo ser la causa de que se estropeara su
amistad con GONZALO SILVESTRE. En él dice que Gonzalo, "desde siempre fue
mi deudor, porque gastaba mucho". Cuando murió Gonzalo, le debía
ochocientos ducados (cantidad importante), pero antes se había quedado hábilmente
con la escritura que certificaba la deuda, y el
dinero que tenía lo utilizó para casar a su sobrino, Alonso Díaz. Así termina
el escrito de Inca Garcilaso: "Es mi voluntad que se hagan las diligencias
pertinentes para que se procure cobrar estos ochocientos ducados al dicho
Alonso Díaz". Pero nada empañará el valioso fruto de aquella colaboración.
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