(914) Con los datos que había recogido
Meruelo, más los de su propia expedición, el oidor Lucas Vázquez Ayllón quiso
conseguir una exclusiva: "Vino a España a pedir la conquista y gobernación
de aquella provincia, la cual, entre las muchas que la Florida tiene, se llama
Chicoria. El emperador se la dio, honrándole con el hábito de Santiago. El
oidor se volvió a Santo Domingo y armó tres navíos grandes. Era el año de mil
quinientos veinticuatro, y con ellos, llevando por piloto a Meruelo, fue a
tierra que este había descubierto, porque decían que era más rica que Chicoria.
Mas Meruelo, por mucho que lo intentó, nunca pudo atinar dónde había sido su
descubrimiento, del cual pesar cayó en tanta melancolía que en pocos días
perdió el juicio y la vida".
Pero el desastre fue general: "El licenciado Ayllón pasó adelante en
busca de su provincia Chicoria y en el río Jordán perdió la nave capitana; con
las dos que le quedaban siguió su viaje al levante, y dio en la costa de una
tierra apacible y deleitosa, cerca de Chicoria, donde los indios le recibieron
con mucha fiesta y aplauso. El oidor, confiando en su buen trato, mandó que
saltasen en tierra doscientos españoles y fuesen a ver el pueblo de aquellos
indios. Los indios los llevaron, y después de haberlos festejado tres o cuatro
días, los mataron una noche, y dieron al amanecer sobre los pocos españoles que
con el oidor habían quedado en la costa. Habiendo matado y herido a los más de ellos, les forzaron a que, rotos
y desbaratados, se embarcasen y volviesen a Santo Domingo, dejando vengados a
los indios de la campaña pasada. Entre los pocos españoles que escaparon con el
oidor Lucas Vázquez de Ayllón, estaba uno llamado Hernando Mogollón, natural de
Badajoz, el cual pasó después al Perú, donde contaba muy largamente lo que hemos
dicho de esta jornada. Yo le conocí".
Como decía Inca Garcilaso, las
expediciones por Florida fracasaban una detrás de otra. Nos habla ahora del
siguiente desastre: "Después del oidor Lucas Vázquez de Ayllón, fue a la
Florida Pánfilo de Narváez (a quien Hernán Cortés le había derrotado de
forma humillante), el año de mil quinientos veintisiete, donde con todos
los españoles que llevó se perdió tan miserablemente, como lo cuenta en sus
Naufragios Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que fue con él por tesorero de la
Hacienda Real. El cual escapó con otros tres españoles y un negro y,
habiéndoles hecho Dios Nuestro Señor tanta merced que llegaron a hacer milagros
(curaciones que parecían milagros) en su nombre, con lo que habían
cobrado tanta reputación con los indios, que les adoraban como dioses, no
quisieron quedarse entre ellos, sino que se salieron a toda prisa de aquella
tierra (no menciona que hicieron un tremendo viaje a pie en territorio indio
de más de 6.000 km durante nueve años) y se vinieron a España a pretender
nuevas gobernaciones, y, habiéndolas alcanzado, acabaron tristemente, como lo
cuenta todo el mismo Álvar Núñez Cabeza de Vaca, el cual murió en Valladolid,
habiendo venido preso del Río de la Plata, donde fue por gobernador". El
siguiente en ir hacia La Florida con grandes esperanzas fue Hernando de Soto,
el año 1539, quien morirá en el empeño.
(Imagen) He mencionado que Lucas Vázquez
de Ayllón le usurpó a su colega el oidor JUAN ORTIZ DE MATIENZO los derechos de
ir a descubrir por la zona de La Florida. Juan Ortiz protestó, y lo que sigue
es un resumen del escrito que le envió al Rey (publicado en mi biografía sobre
su tío Sancho Ortiz de Matienzo): “El
licenciado Juan Ortiz de Matienzo, uno de los oidores de la Audiencia de Vuestra
Majestad, que en Las Indias reside, besa sus reales pies y manos, y dice que
él, con licencia del Gobernador de la Isla Española, envió una carabela a por
indios lucayos (es decir, para capturar esclavos) a ciertas islas
concedidas por el Rey Católico, que en gloria es, y el capitán que iba (era
el mencionado Meruelo) llevaba licencia para descubrir tierra nueva donde
otros cristianos no hubiesen llegado, y descubrió cierta tierra nueva, de la
cual, en nombre mío y para Su Majestad, tomó posesión. Yo lo hice saber a los
oidores de la Audiencia, y les pedí licencia para tornar a armar y enviar a la
dicha tierra, y saber el secreto della, y de todo hacer relación a S. Majestad,
y me la concedieron". Luego habla de que las circunstancias le obligaron a
dejar para más tarde ese segundo viaje. Y añade: “En este medio tiempo, muy
poderoso Señor, sucedió que el licenciado Ayllón, oidor otrosí de esta
Audiencia, supo cómo la dicha tierra era descubierta a mi costa, y, estando él en
la Corte de Vuestra Majestad, indebidamente dijo ser el descubridor de la dicha
tierra. Vuestra Alteza le dio permiso para seguir descubriendo donde él no
había servido ni descubierto. Además de la merced que recibió, Vuestra Majestad
mandó que ninguna persona fuera osada de ir a aquellas partes, so grandes
penas. Todo en gran daño y perjuicio mío. Porque yo ya tenía dos carabelas para
enviar a la dicha tierra, las cuales me habían costado muchos dineros, y tenía
tomado el piloto que descubrió la tierra (Meruelo), al cual ya había
pagado dos años de vacío, y allende desto, en el viaje que hice cuando la
tierra se descubrió, gasté más de seiscientos pesos de oro, como lo sabe muy
bien el dicho licenciado, y lo sabía al tiempo que de Vuestra Majestad recibió
las mercedes susodichas”. De nada le sirvió su protesta, aunque tuvo suerte,
porque habría sufrido el mismo o peor descalabro que el que le esperaba a Lucas
en su nuevo viaje de descubrimiento.
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