(900) Nos habla Inca Garcilaso de aquellos
que fueron forzados a partir hacia España: "Llegaron a ella bien fatigados
de la pobreza y hambre que llevaban. Se presentaron en la Corte ante Su
Majestad Felipe II, y le causaron mucha lástima con su aspecto y con la
relación que le hicieron de los motivos por los que habían sido desterrados. El
Rey los consoló haciéndoles mercedes en las Indias a los que quisieron volver a
ellas. Y, a los que quisieron quedarse en España, también les hizo mercedes
conforme a sus servicios, como yo hallé cuando vine a España, que fue poco
después de esto (no menciona que le perjudicaron las cosas que se decían de
su padre). Al que menos le concedió, le tocaron cuatrocientos ochenta
ducados de renta". En lo que sigue, nos deja claro por qué se pensaba en
destituir al virrey: "Sabiendo Su Majestad lo mucho que se había hablado
en Lima acerca de estos destierros, y para evitar algún motín que pudiera
suceder por la aspereza del virrey, nombró a otro, que fue Don Diego de
Acevedo, caballero muy principal, de toda virtud y bondad. Pero, preparando su
viaje, falleció de enfermedad, sintiéndose mucho en todo el imperio del Perú.
Entre tanto, el virrey de Perú nombró gobernador y capitán del reino de Chile a
su hijo, Don García de Mendoza, porque había quedado el puesto vacante con la
muerte de Jerónimo de Alderete".
Nos
recuerda Inca Garcilaso que Alderete había escapado de morir milagrosamente
cuando su cuñada, por dejar una vela encendida mientras dormía, provocó un
incendio que destruyó toda la nave en la que viajaban hacia las Indias y
murieron unas ochocientas personas, la práctica totalidad de los viajeros. Pero
añade algo equivocado: "Luego Alderete falleció, viajando hacia Chile, de
pena y de congoja por causa de lo que hizo su cuñada" Es cierto que volvió
a salir de España con dirección a Chile (en el mismo viaje que hizo el virrey
Marqués de Cañete para ir a Perú), pero su muerte se debió a una enfermedad,
probablemente la fiebre amarilla.
El nombramiento de Don García de Mendoza
fue muy bien acogido en Perú: "Muchos vecinos y soldados importantes se
ofrecieron a servirle en aquella campaña. El virrey nombró al licenciado
Santillán teniente de gobernador de su hijo. Organizó otras tres conquistas,
enviando como capitanes a tres caballeros principales, Gómez Arias, Juan de
Salinas y Antón de Aznayo. Don García de Mendoza trató de ir con brevedad a la
conquista y sometimiento de los indios araucanos, que estaban muy
ensoberbecidos con las victorias que habían obtenido contra los españoles,
empezando por la que le costó la vida a Pedro de Valdivia". Luego hace un
comentario Inca Garcilaso en el que, a mi juicio, tiene toda la razón del
mundo: "Así las escribieron después en verso los poetas de aquel tiempo (el
paradigma fue La Araucana, de Ercilla), que habría sido mejor escribirlas
en prosa, porque se trata de historia y no de poesía, y se les habría dado más
crédito". A no ser que se trate de Homero o de Shakespeare, aunque, en
realidad, más que escribir historia, lo que hicieron fue utilizarla para sus
grandiosas obras.
(Imagen) A Felipe II, ver lo
desamparados que se presentaron ante él
los conquistadores expulsados de Perú por el virrey Hurtado de Mendoza, le
irritó sobremanera. Le privó del cargo, y nombró en su lugar a DON DIEGO DE
ACEVEDO. Aunque, como hemos visto, falleció antes de partir hacia Perú, voy a
resumir un escrito (el de la imagen) que le envió el Rey, ya que se ve en él su
descontento con el destituido. Se dirige a Diego reconociéndole el título de
virrey, gobernador, capitán general de Perú y presidente de la Audiencia Real
de Lima. Le indica que, durante el tiempo que ha estado como virrey, el Marqués
de Cañete ha tomado decisiones sin tener permiso para hacerlo. Y las menciona:
"En Nombre de Dios estableció regimientos perpetuos y escribanos
reales, aumentó el salario a un
teniente, deshizo el número de oidores que había en la Audiencia de Lima
enviando a los licenciados Altamirano y Santillán, oidores de la dicha Audiencia,
a este como teniente de gobernador de
Chile y al otro, como corregidor de la ciudad de la Plata, con crecidos
salarios, nombró un alcalde de Corte y
estableció consejos de Estado, de Cámara y de Hacienda, y firmaba en lo alto,
como lo hace nuestra Real Persona, señaló salarios a personas para que
desempeñasen oficios de la Hacienda Real, mandó hacer cuatro galeras y
estableció nuevos impuestos". Y le añade: "Por ello, y a propuesta de
nuestro Consejo de Indias, he decidido que, habiendo llegado a Perú, anuléis
los cargos nuevos que ha asignado el dicho Marqués de Cañete, suspendáis los
aumentos de salarios y revoquéis todo lo que ha establecido sin nuestro
consentimiento, pues Nos, por la presente lo revocamos todo. Si las dichas
galeras no se hubiesen hecho, ocuparos de que no se hagan, y, si estuvieran
hechas, daréis orden de venderlas. Mandaréis también que los oidores que envió
fuera de la Audiencia, vuelvan de inmediato a ella para dar cuenta de lo
ocurrido, y nos informaréis de todo con brevedad, quedando vos advertido
de no hacer estas cosas ni otras semejantes". Aunque el escrito,
firmado en Bruselas, está fechado en marzo de 1559, tiene que ser de 1558,
porque Acevedo murió en junio de ese mismo año. Lo más probable es que esa información tan detallada y veraz se la
dieran al Rey los mismos conquistadores a los que el Marqués de Cañete había
enviado desterrados a España. Le salieron respondones.
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