martes, 5 de enero de 2021

(Día 1310) El virrey nombró a su hijo gobernador de Chile. Felipe II se irritó sobremanera al ver llegar a España como parias a los españoles que el virrey había desterrado tan injustamente.

 

     (900) Nos habla Inca Garcilaso de aquellos que fueron forzados a partir hacia España: "Llegaron a ella bien fatigados de la pobreza y hambre que llevaban. Se presentaron en la Corte ante Su Majestad Felipe II, y le causaron mucha lástima con su aspecto y con la relación que le hicieron de los motivos por los que habían sido desterrados. El Rey los consoló haciéndoles mercedes en las Indias a los que quisieron volver a ellas. Y, a los que quisieron quedarse en España, también les hizo mercedes conforme a sus servicios, como yo hallé cuando vine a España, que fue poco después de esto (no menciona que le perjudicaron las cosas que se decían de su padre). Al que menos le concedió, le tocaron cuatrocientos ochenta ducados de renta". En lo que sigue, nos deja claro por qué se pensaba en destituir al virrey: "Sabiendo Su Majestad lo mucho que se había hablado en Lima acerca de estos destierros, y para evitar algún motín que pudiera suceder por la aspereza del virrey, nombró a otro, que fue Don Diego de Acevedo, caballero muy principal, de toda virtud y bondad. Pero, preparando su viaje, falleció de enfermedad, sintiéndose mucho en todo el imperio del Perú. Entre tanto, el virrey de Perú nombró gobernador y capitán del reino de Chile a su hijo, Don García de Mendoza, porque había quedado el puesto vacante con la muerte de Jerónimo de Alderete".

     Nos recuerda Inca Garcilaso que Alderete había escapado de morir milagrosamente cuando su cuñada, por dejar una vela encendida mientras dormía, provocó un incendio que destruyó toda la nave en la que viajaban hacia las Indias y murieron unas ochocientas personas, la práctica totalidad de los viajeros. Pero añade algo equivocado: "Luego Alderete falleció, viajando hacia Chile, de pena y de congoja por causa de lo que hizo su cuñada" Es cierto que volvió a salir de España con dirección a Chile (en el mismo viaje que hizo el virrey Marqués de Cañete para ir a Perú), pero su muerte se debió a una enfermedad, probablemente la fiebre amarilla.

     El nombramiento de Don García de Mendoza fue muy bien acogido en Perú: "Muchos vecinos y soldados importantes se ofrecieron a servirle en aquella campaña. El virrey nombró al licenciado Santillán teniente de gobernador de su hijo. Organizó otras tres conquistas, enviando como capitanes a tres caballeros principales, Gómez Arias, Juan de Salinas y Antón de Aznayo. Don García de Mendoza trató de ir con brevedad a la conquista y sometimiento de los indios araucanos, que estaban muy ensoberbecidos con las victorias que habían obtenido contra los españoles, empezando por la que le costó la vida a Pedro de Valdivia". Luego hace un comentario Inca Garcilaso en el que, a mi juicio, tiene toda la razón del mundo: "Así las escribieron después en verso los poetas de aquel tiempo (el paradigma fue La Araucana, de Ercilla), que habría sido mejor escribirlas en prosa, porque se trata de historia y no de poesía, y se les habría dado más crédito". A no ser que se trate de Homero o de Shakespeare, aunque, en realidad, más que escribir historia, lo que hicieron fue utilizarla para sus grandiosas obras.

 

     (Imagen) A Felipe II, ver lo desamparados  que se presentaron ante él los conquistadores expulsados de Perú por el virrey Hurtado de Mendoza, le irritó sobremanera. Le privó del cargo, y nombró en su lugar a DON DIEGO DE ACEVEDO. Aunque, como hemos visto, falleció antes de partir hacia Perú, voy a resumir un escrito (el de la imagen) que le envió el Rey, ya que se ve en él su descontento con el destituido. Se dirige a Diego reconociéndole el título de virrey, gobernador, capitán general de Perú y presidente de la Audiencia Real de Lima. Le indica que, durante el tiempo que ha estado como virrey, el Marqués de Cañete ha tomado decisiones sin tener permiso para hacerlo. Y las menciona: "En Nombre de Dios estableció regimientos perpetuos y escribanos reales,  aumentó el salario a un teniente, deshizo el número de oidores que había en la Audiencia de Lima enviando a los licenciados Altamirano y Santillán, oidores de la dicha Audiencia,  a este como teniente de gobernador de Chile y al otro, como corregidor de la ciudad de la Plata, con crecidos salarios, nombró un alcalde  de Corte y estableció consejos de Estado, de Cámara y de Hacienda, y firmaba en lo alto, como lo hace nuestra Real Persona, señaló salarios a personas para que desempeñasen oficios de la Hacienda Real, mandó hacer cuatro galeras y estableció nuevos impuestos". Y le añade: "Por ello, y a propuesta de nuestro Consejo de Indias, he decidido que, habiendo llegado a Perú, anuléis los cargos nuevos que ha asignado el dicho Marqués de Cañete, suspendáis los aumentos de salarios y revoquéis todo lo que ha establecido sin nuestro consentimiento, pues Nos, por la presente lo revocamos todo. Si las dichas galeras no se hubiesen hecho, ocuparos de que no se hagan, y, si estuvieran hechas, daréis orden de venderlas. Mandaréis también que los oidores que envió fuera de la Audiencia, vuelvan de inmediato a ella para dar cuenta de lo ocurrido, y nos informaréis de todo con brevedad, quedando vos advertido de  no hacer estas cosas  ni otras semejantes". Aunque el escrito, firmado en Bruselas, está fechado en marzo de 1559, tiene que ser de 1558, porque Acevedo murió en junio de ese mismo año. Lo más probable es que  esa información tan detallada y veraz se la dieran al Rey los mismos conquistadores a los que el Marqués de Cañete había enviado desterrados a España. Le salieron respondones.




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