(912) Tras este preámbulo, Inca Garcilaso se zambulle en las
aguas abundantes y variadas de la narración de los hechos: "Hernando de
Soto, gobernador y capitán general que fue de las provincias y señoríos del
gran reino de la Florida, se halló en la primera conquista del Perú y en la
prisión de Atahualpa, rey tirano, que, siendo hijo bastardo (era discutible;
quizá Inca Garcilaso sea partidista porque descendía de la rama de su rival),
usurpó aquel reino al legítimo heredero, el cual fue el último de los incas que
tuvo aquella monarquía, y, por la discordia y división que en los naturales su
rebelión y tiranía causaron, se ayudó a que los españoles lo ganasen con la
facilidad que lo ganaron, de lo cual, como es notorio, se obtuvo un rescate tan
soberbio, grande y rico, que excede a todo crédito que a historias humanas se
pueda dar. De esta cantidad, y de las ventajas que como a tan principal capitán
se le hicieron, y con las dádivas que el mismo rey Atahuallpa le dio (pues lo
apreciaba por haber sido el primer español al que vio y habló), tuvo Hernando
de Soto más de cien mil ducados de botín. Esta suma de dineros trajo cuando él
y otros setenta conquistadores se vinieron a España: y aunque con esta cantidad
de tesoro pudiera comprar en su tierra, que era Villanueva de Barcarrota, mucha
hacienda, no quiso comprarla, antes bien, levantando los pensamientos y el
ánimo con la recordación de las cosas que por él habían pasado en el Perú, no
contento con lo ya trabajado y ganado, sino deseando emprender otras hazañas
iguales o mayores, si mayores podían ser, se fue a Valladolid, donde entonces
tenía su Corte el emperador Carlos Quinto, rey de España, y le suplicó le
hiciese merced de la conquista del reino de la Florida (llamada así por haberse
descubierto su costa el día de Pascua Florida), que la quería hacer por su cuenta
y riesgo, gastando en ella su hacienda y vida, por servir a Su Majestad y
aumentar la Corona de España. Esto hizo Hernando de Soto movido de generosa
envidia y celo magnánimo de las hazañas nuevamente hechas en México por el
marqués del Valle don Hernando Cortés y en el Perú por el marqués don Diego de
Almagro, las cuales él vio y ayudó a hacer (no menciona a Francisco Pizarro
porque sirvió principalmente a Almagro). En el discurso de esta historia hablaremos
de españoles y castellanos, pero adviértase que queremos significar una misma
cosa".
El cronista hace una descripción de lo que
sería el territorio de Florida, señalando al este las aguas del Atlántico, y
sabiendo que hacia el norte había un mundo inexplorado. Menciona al oeste la
zona descubierta por Francisco Vázquez de Coronado el año 1539 (enviado por Don
Antonio de Mendoza, virrey de México), a la que le puso el nombre de provincia
de las Siete Ciudades, donde esperaban encontrar maravillosas riquezas, pero
resultó un fiasco. Al decir el cronista que Coronado era vecino de México,
explica lo que hacía falta en las Indias para serlo de un lugar (ya nos lo
mencionó antes, pero no tan claramente): "Vecinos son los que tienen
repartimiento de indios, porque están obligados a mantener vecindad donde
tenían los indios, y no podían venir a España sin licencia del Rey, so pena de que,
pasados los dos años sin mantener vecindad, perdían el repartimiento". Era
la manera de mantener vigentes las encomiendas de indios. Lo que quiere decir
que, quienes no eran encomenderos (por ejemplo, un simple comerciante), podían
marcharse sin permiso cuando quisieran. Y añade: "Confina asimismo la
Florida al oeste con la provincia de los chichimecas, gente valentísima, que
cae junto a los términos de las tierras de México".
(Imagen) Ya sabemos que Inca Garcilaso, para completar
datos de su libro sobre La Florida, utilizó, además del texto de Alonso de
Carmona, otro de JUAN COLES, que era muy
corto, pero de largo título: "Breve relación de la conquista de La Florida
y de las hazañas de Hernando de Soto y sus sesenta compañeros" (aludiendo
a 60 de los supervivientes). El documento lo encontró Inca Garcilaso abandonado
en una librería de Córdoba, estaba muy deteriorado y nunca más se supo de él.
Los dos conquistadores, Alonso y Juan, coinciden fielmente en lo que cuentan. Juan
Coles nació en Zafra (Badajoz), pero se trasladó pronto a Barcarrota (Badajoz),
y se casó más tarde con una viuda que tenía ya tres hijas. El año 1538 se
presentó en la localidad Hernando de Soto, y reclutó a muchos vecinos, entre
ellos a Juan, para la gran expedición de La Florida. A Juan Coles le dieron
permiso de embarque el dos de marzo de ese mismo año, y las naves partieron bajo
el mando de Hernando de Soto. Con respecto al origen de Soto, surgió no hace mucho
una polémica que, al parecer, el historiador Esteban Mira Caballos ha podido
zanjar. Hasta el siglo veinte no se discutió que había nacido en Barcarrota, y
le fue dedicada una estatua. Pero algún documento que no se conocía ha dado pie
para defender que su lugar de origen era Jerez de los Caballeros (Badajoz). El
investigador Mira Caballos defiende su origen barcarrotense con tres
argumentos. 1.- Inca Garcilaso lo dio por hecho debido a que así lo decía JUAN
COLES, que vivió en Barcarrota y conocía muy bien a Soto. 2.- No hay ninguna
prueba contundente de que procediera de Jerez de los Caballeros. 3.- Hernando
de Soto, que, extrañamente, nunca dijo dónde nació, ni siquiera en documentos
que lo exigían, tenía hermanos en Barcarrota, y es muy verosímil que ocultara
su procedencia por el hecho de que muchos de su familia fueran descendientes de
judíos, algo que le podía perjudicar en sus ambiciones, y que le habría impedido obtener el Hábito de
Caballero Santiago que le fue concedido. La importancia de esa 'mancha', la
podemos ver en la imagen, que es el registro de salida del mismo Juan Coles,
poco antes de partir para las Indias. Dice: "Juan Coles, hijo de Juan
Coles y de Luisa Rodríguez, vecinos de Zafra, pasó a la dicha armada. Juraron
por él Alonso (?) y Alonso de la Puente que lo conocen y que no es de los
prohibidos (judíos)".
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