sábado, 29 de agosto de 2020

(Día 1200) Carvajal, resignado a ser relegado, le dio un consejo a Juan de Acosta, pero no le hizo caso, y, con grandes apuros, los de Pedro de la Gasca lograron pasar al otro lado del río, pero fue, con diferencia, su mayor riesgo de que resultaran derrotados.

 

     (790) Viendo que la elección ya estaba hecha, Francisco de Carvajal la aceptó filosóficamente, pero no se privó de darle unos consejos a Juan de Acosta, el escogido. Le dijo lo que él haría. Básicamente, su plan (contado con su clásica ironía) era, estando en el otro lado del río, subir hasta una hermosa fuente que se encontraba en la montaña, y echarse a dormir con toda tranquilidad. Cuando llegaran los hombres de La Gasca, trabajarían hasta el anochecer para rematar el puente. Luego pasarían por él, y se iban a encontrar con un problema: "Subirán la cuesta sin orden ni concierto, porque no temen que haya enemigos cerca. Hacia las doce de la noche llegarán adonde se encuentra su merced, muertos de sed y con ansia de llegar a beber de la fuente. Entonces mandará vuestra merced disparar los arcabuces, y, sin hacer nada más, vuelva a esta ciudad y le pondremos la corona a nuestro gobernador, mi señor".

     Tanta ironía despista, y no parece que el resultado fuera demoledor. A lo sumo, se retirarían, pero provisionalmente, hasta comprobar el poder real de los enemigos que allí se encontraban. No obstante, Inca Garcilaso, alaba el ingenio del plan: "Este fue el consejo que el maestre de campo Francisco de Carvajal, como hombre tan práctico y experimentado en la guerra, le dio al capitán Juan de Acosta. El cual lo hizo tan en contra, que se perdió la corona y la vida de todos ellos, como se verá más adelante".

     Finalmente, partió Juan de Acosta con doscientos soldados de caballería y treinta de infantería. En el otro bando, Pedro de la Gasca se puso también en marcha, y, cuando llegaron al puente, procuraron terminarlo lo antes posible. Como había previsto Carvajal, lo tuvieron preparado hacia las diez de la noche, y comenzaron a pasarlo. La travesía de los caballos fue nadando (sin jinetes), y hubo muchos problemas: "El río, con mucha furia, los arrebataba y daba con ellos en las peñas cuando el cauce hacía codo. Se ahogaron más de sesenta caballos, y otros salieron estropeados. Les forzaron a pasar de esta manera por miedo a que viniese el enemigo antes de que estuvieran ya en la otra ribera".

     Debían de andar muy nerviosos, viéndose encajonados en aquel paso, puesto que una falsa alarma que alguien dio provocó la huida histérica de varios soldados, hasta que, aclarado el asunto, todos volvieron a la normalidad: "Los que iban por delante llegaron antes de que amaneciese a la fuente en la que habría esperado Juan de Acosta, de haber hecho caso a Carvajal, en lo que, según el parecer de aquel clarividente varón, consistía la victoria de aquel enfrentamiento. Bebieron con gran ansia, y llegaron a lo alto de la cuesta, en donde se pusieron en escuadrón, pero eran tan pocos y sin capitán, que cincuenta enemigos que los acometieran, los desbaratarían. En breve tiempo llegaron más soldados, porque el general Pedro de Hinojosa y el gobernador (de Chile) Pedro de Valdivia les daban prisa y los animaban a que subiesen a lo alto. La otra mitad del ejército, debido al alboroto sucedido, no pudieron pasar el puente hasta las nueve del día siguiente, haciéndolo con mucha dificultad porque llevaban la artillería".

 

     (Imagen) Según se lee a los cronistas, se ve que los más recientes, lógicamente, copian a los anteriores, aunque añaden datos personales. Pero, aunque ninguno lo diga, una de sus fuentes primigenias era el gran Pedro de la Gasca. Informaba al Rey de todo lo que pasaba, con precisión y prontitud. Veamos su versión directa, y más clara que lo que nos acaba de narrar Inca Garcilaso. En una larga carta del 7 de marzo de 1548, explica cómo se iban acercando hacia el Cuzco para enfrentarse a muerte con Gonzalo Pizarro (y, de hecho, acabaron con él un mes después). El gran problema que tenían era el desplazamiento del numeroso ejército por tierras muy dificultosas, con la obsesión añadida de la falta de alimentos para toda la tropa, ya que avanzaban por zonas que ellos no controlaban: "Nos parecía que el hambre nos iba a obligar a deshacer el ejército y huir por diversas partes". Recibió entonces una carta del temible Francisco de Carvajal, "llena de amenazas, creyendo que con ellas me amedrentaría como a un pobre clérigo". La Gasca tenía que atravesar el río Apurimac, a 25 km del Cuzco, para lo cual era necesario construir un puente de tipo inca, y eso lo contaba en otro informe escrito el 13 de mayo de 1548 (24 días después de la derrota de Gonzalo Pizarro). Había tres rutas para ir a su destino, todas atravesando el Apurimac. Entonces decidieron simular que hacían tres puentes: "Supimos luego que esto desorientó al enemigo. El 24 de marzo fuimos camino de los tres puentes con intención de utilizar el que más conviniese para evitar a los enemigos. El día primero de abril recibimos una carta de Lope Martín, en la que nos decía que ya tenía casi terminado el puente escogido, lo cual nos pesó, pues lo podrían saber los enemigos antes de tiempo". Lo que procedía era ir, terminar de inmediato el puente y pasar aceleradamente con todo el ejército. Consiguieron hacerlo, pero con un riesgo enorme: "Se dieron todos tanta prisa en pasar, que ladearon el puente, y hubo que rehacerlo, por lo que sentí gran preocupación ante el riesgo en que se podían ver el general Pedro de Hinojosa y los que con él estaban, si Gonzalo Pizarro los atacase". Los caballos los pasaron nadando por el bravo cauce, y La Gasca, contra lo que indica Inca Garcilaso, no menciona que se ahogasen más de sesenta.




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