martes, 25 de agosto de 2020

(Día 1196) Llegó entonces a Perú Pedro de Valdivia por su propio interés, pero, viendo la conflictiva situación, decidió ayudar a Pedro de la Gasca. Tenía fama de ser tan valioso militar como Francisco de Carvajal, del cual Inca Garcilaso decía que era insuperable.

 

     (786) Fue entonces también cuando llegó otro gran capitán, Pedro de Valdivia. Ya vimos que había ido a Perú desde Chile esperando para que le confirmara Pedro de la Gasca como gobernador de aquellas tierras, que con tanto mérito había conquistado, pero, por convencimiento, por ganarse el favor de La Gasca, o por ambas cosas, decidió echarle una mano en su lucha contra Gonzalo Pizarro. Solamente Inca Garcilasohabla (recogiendo las palabras del cronista Agustín de Zárate) de otro motivo, también cierto: "De los últimos que se unieron al ejército, fue Pedro de Valdivia, con otros ocho de a caballo. Había llegado por mar a Lima desde Chile para llevar gente y munición que le ayudase a acabar la conquista de aquella tierra. Al saber en su llegada cómo andaban los asuntos, fue con los que le acompañaban en busca del presidente Pedro de la Gasca. El cual, al verlo, lo tuvo por gran fortuna, porque, aunque ya tenía capitanes muy principales y ricos, ninguno había tan experimentado y diestro en las cosas de la guerra como Valdivia, ni que se pudiese igualar como él en habilidad y astucia al capitán Francisco de Carvajal, gracias al cual ganó muchas batallas Gonzalo Pizarro, especialmente la de Huarina contra Diego Centeno. Todos atribuían esta victoria al conocimiento de la guerra que Francisco de Carvajal tenía, y por ello estaban atemorizados los del campo del presidente, pero, con la llegada de Valdivia, se animaron en gran manera".

     Ya nos va quedando claro que los cronistas criticaban implacablemente las crueldades de Francisco de Carvajal, pero todos admiraban su eficacia como experto militar, a lo que añadía su propio ingenio. También Inca Garcilaso lo hacía, pero con un afán de suavizar lo que se escribía sobre él. Quizá esa forma de juzgarlo benévolamente la aprendiera de su propio padre, Sebastián Garcilaso de la Vega. Así que ahora Inca Garcilaso no desaprovecha la ocasión de ensalzarlo, pero se le va la mano en las alabanzas:  "Esto último son palabras de Agustín de Zárate, el cual loando a Pedro de Valdivia, loa mucho más a Francisco de Carvajal. Y con mucha razón, porque, en la milicia, fue eminentísimo, por encima de todos los que han pasado al Nuevo Mundo".

     Los cronistas (que se copian unos a otros) suelen hablar de algo poco ejemplar que hizo Pedro de Valdivia antes de salir de Chile hacia el Perú. Inca Garcilaso recoge la versión que escribió Diego Fernández ('El Palentino'): "Estando Pedro de Valdivia en Chile, tuvo noticias de que Gonzalo Pizarro se había rebelado. Pidió prestado oro a personas que le pareció que lo tenían, diciendo que lo necesitaba para enviar a Perú a Francisco de Villagra con el fin de reclutar gente para terminar la conquista de Chile, pero nadie atendió su deseo. Entonces les dijo a los ricos que les daba licencia para irse al Perú con su oro, para que, viéndolo, se animase gente a venir a Chile. Muchos decidieron hacerlo y fueron a embarcarse, yendo con ellos Francisco de Villagra, que era la persona que tenía que volver con la gente". Pedro de Valdivia dejó que fueran todos al puerto, quedándose él en la ciudad de Santiago. Pero todo era una argucia para llevar a cabo un mezquino plan.

 

          (Imagen) El cronista nos ha mencionado que, entre los capitanes de infantería que nombró Pedro de la Gasca, estaba DON BALTASAR DE CASTILLA. Pero también tuvo protagonismo DON SEBASTIÁN DE CASTILLA, y se los suele confundir, hasta el punto de decirse que era uno solo, al cual se le citaba con los dos nombres. El asunto es más sencillo. Eran hermanos, e hijos del primer Conde de La Gomera (Canarias). Una prueba irrefutable es que el año 1549, muerto ya Gonzalo Pizarro, el Rey le mandó a Pedro de la Gasca un escrito "en recomendación de Don Baltasar de Castilla y Don Sebastián de Castilla". Eso deja claro también que los dos estuvieron luchando en el bando legal cuando Gonzalo Pizarro fue derrotado y ejecutado. Luego Don Sebastián de Castilla tuvo una deriva fatal: intrigó para provocar otra rebelión, hasta el punto de que mató a Pedro Alonso de Hinojosa (el que había entregado la flota a La Gasca) por no acompañarle en la triste aventura. Ocurrió después que sus propios compinches, deseosos de ganar méritos para salvar el pellejo, y dirigidos por el ruin Vasco Godínez, lo mataron vilmente en 1553. Ese mismo año, tenía permiso para ir a España su hermano BALTASAR, pero no pudo hacer el viaje. Estando entonces en rebeldía Francisco Hernández de Girón, que era amigo suyo, quiso que se le uniera, pero se negó. Al enterarse de que huía para servir en las fuerzas del Rey, mandó ir en su busca. Una vez preso, le confió el juicio al licenciado Diego de Alvarado, el cual odiaba personalmente a Baltasar (habían tenido un duelo), lo condenó a muerte, y lo ejecutaron. En 1556, una rica encomienda de indios que tenía concedida Baltasar, se la adjudicaron a su padre, el conde Guillén Peraza de Ayala, pero con la condición, que no pudo cumplir, de irse a vivir a Perú. Renunció a la encomienda a cambio de una compensación económica, y murió en 1565, a la edad de 80 años. Por el documento de la imagen sabemos que el año 1575 reclamó esos derechos, aún no satisfechos, otro hijo suyo, Don Pedro de Castilla. Era uno de los quince hijos que el conde tuvo con la aristocrática María de Castilla y de Toledo, fallecida en 1559.



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