(768) Leamos la lista de los capitanes de
Gonzalo Pizarro, y, como otras veces, veremos que Inca Garcilaso, aun sabiendo
los defectos del sangriento Francisco de Carvajal, no deja de reconocerle méritos:
"En el otro bando, formó su escuadrón el maestre de campo Francisco de
Carvajal, flor de la milicia del Perú si se empleara en el servicio al Rey,
pues solo el no hacerlo le desdoró, y fue causa de que los historiadores
escribiesen tantas maldades de él. Era un hombre tan experimentado en la
guerra, que sabía con cuántos lances debía dar mate a su contrario, como lo
sabe un gran jugador de ajedrez cuando juega con un principiante (olvida el
cronista que a ningún otro gran capitán lo difamaron por serlo). Formó su
escuadrón en un llano con unos cuatrocientos hombres. Los autores aumentan la
cifra y disminuyen la de los contrarios, por no dar tanta gloria a Francisco de
Carvajal, quien con tan pocos venció a tantos, ni tanta ignominia a Diego
Centeno, que fue vencido por tan pocos, como luego diremos. Iban por capitanes
Diego Guillén, Juan de la Torre, Juan de Acosta, Hernando Bachicao y el
bachiller Guevara. Con la caballería iban el mismo Gonzalo Pizarro, armado de
una muy buena cota, y sobre ella unas coracinas de terciopelo verde que yo le
conocí; a sus lados estaban el licenciado Cepeda, como capitán, y el bachiller
Guevara. Francisco de Carvajal mandó que la caballería se pusiese al lado
derecho de la infantería, pero retrasada unos cincuenta pasos, porque quería
tener libres los dos lados y la delantera del escuadrón para maniobrar
libremente con la arcabucería, pues en ella tenía la confianza de su victoria.
Iba en un rocín común, pareciendo un soldado pobre, pues quería que no le
reconocieran; de esta manera podría moverse por todo el escuadrón para ponerlo
en orden".
Los dos ejércitos se plantaron frente a
frente: "Estuvieron buen espacio de tiempo sin hacer movimiento alguno.
Entonces envió Gonzalo Pizarro a un capellán suyo, el padre Herrera, a requerir
a Diego Centeno que le dejase pasar y no le obligase a darle batalla, pues, de
lo contrario, serían culpa suya el daño y las muertes que resultasen. Al
capellán no le dejaron llegar, sospechando que iba a descubrir el orden que
Diego Centeno tenía preparado en su escuadrón. El obispo del Cuzco (Juan
Solano) y Diego Centeno, que estaban juntos, enviaron a por él, y tras
oírle, lo prendieron, y lo llevaron a la tienda del obispo". No parece que
Gonzalo Pizarro, al pedirle paso libre a Centeno, tuviera verdadera intención
de pasar de largo sin batallar, pues, como explicó Santa Clara, él y sus
hombres habían desechado la idea de marcharse a Chile, y escogido la de luchar.
Quizá lo que quiso Gonzalo fue darle a Centeno la impresión de que estaban
acobardados. Y produjo efecto: "Diego Centeno, tras saber lo que pedía el
clérigo, tuvo la victoria por suya y quiso ganar honra siendo el primero en
acometer al enemigo, y salió de su puesto marchando hacia él. Francisco de
Carvajal, como le convenía estarse quieto, deseaba que llegasen pronto, y envió
a Juan de Acosta con treinta arcabuceros para que los incitase, pero fingiendo
que se retraía, a fin de que los enemigos viniesen tras él".
(Imagen) Ya sabemos que la batalla de
Huarina la van a ganar los de Gonzalo Pizarro, preludio de su definitivo
desastre en Jaquijaguana. Hubo una desbandada general de los hombres de Diego
Centeno, y fueron tras ellos los vencedores. Uno de ellos era el capitán JUAN
DE LA TORRE VILLEGAS, a quien acaba de mencionar el cronista Inca Garcilaso, y
parece ser el mismo hijo de mala madre llamado 'el Madrileño', quien provocó
intencionadamente que ejecutaran a Juan Velázquez Vela Núñez, hermano del
trágico virrey. Juan de la Torre le envió una carta a Gonzalo Pizarro mientras acosaba
a los huidos. La escribió en octubre de 1547 durante la persecución. Habían
atrapado a un 'mozo' de los soldados enemigos, y le dice a Gonzalo que supieron
por él que Centeno y sus acompañantes no pudieron atravesar el Desaguadero
(parte del lago Titicaca), por lo que pensaron ir a saquear el Cuzco y pasar de
allí a Lima, "aunque yo creo lo contrario, pues les sería más conveniente
para su salvación el camino de Arequipa". Y añade. "Los más señalados
que van con Diego Centeno, según el mozo dice, son Ávila, Cerdán, Godínez,
Pedro Pizarro, Tomás Vázquez, el padre Vizcaíno, Juan Viejo, Martín de
Almendras y su hermano, Herrezuelo y otros que no recuerda. Van heridos de
arcabuz el padre Vizcaíno y Cerdán. Los indios dicen que iban hasta treinta, y
los creo más que al mozo. Hemos topado caballos muertos y cansados, y algunos
hombrecillos (no dice si también muertos, pero es muy despectivo).
Acuérdese de mí vuestra señoría, que soy de los que no pidieron de comer antes
de la batalla, y, pues vuestra señoría sabe que sabré convertir en harina por
traidores a sus dueños, hágame merced de sus encomiendas de indios si lo
merezco (petición inútil, porque la derrota de Jaquijaguana estaba muy cerca)".
En sus comentarios, ha mencionado a Pedro Pizarro. Se trata del pariente de los
Pizarro que escribió muchos años después una buena crónica de lo que vivió en
la tremenda aventura del Perú, a veces protegiendo la imagen de Francisco
Pizarro, pero, como vemos ahora, poniendo por encima la lealtad al Rey. Le
escucharemos en la próxima imagen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario