jueves, 25 de junio de 2020

(Día 1145) Eran muchos los que le animaban a Diego Centeno para que se apoderase del Cuzco. Se puso en marcha hacia la ciudad, donde le esperaba para hacerle frente Antonio de Robles. Con Centeno militaba, extrañamente, un complicado clérigo: Domingo Ruiz Durana.


     (735) Le mandaron recado a Diego Centeno desde el Cuzco para que se acercara de noche a la ciudad: "Le decían que ellos le iban a ayudar con sus personas y haciendas, porque, en cuanto llegara, se pondrían ellos debajo de su bandera, que era lo que más deseaban. También le avisaban de que, tras llegado de Lima Antonio de Robles, había juntado más de doscientos hombres para llevárselos a Gonzalo Pizarro, y de que en la zona de las Charcas esperaban unos 400 hombres la llegada de Alonso de Mendoza y Juan de Silvela, capitanes de Pizarro, para irse juntos a Lima. Le pedían a Centeno que, si quería acertar en todo, tenía que llegar al Cuzco antes de que Antonio de Robles y los suyos se fuesen a Lima, porque, juntando los hombres de las Charcas y los del Cuzco, se podrían hacer muchas cosas buenas en servicio de Su Majestad".
     A Diego Centeno le encantó la idea de hacerse con tantos hombres, porque los suyos eran pocos y mal armados: "Partió hacia el Cuzco sin tener más armas que ocho arcabuces, siendo las picas medias astas que tenían en las puntas atadas unos cuchillos grandes y medias espadas, pero, al menos, todos tenían buenos caballos. Se dijo en el Cuzco que Diego Centeno venía con más de cuatrocientos soldados, y que él venía por delante con cincuenta arcabuceros. Muchos vecinos del pueblo lo dieron por cierto, lo cual llegó a oídos del capitán Antonio de Robles, que acababa de partir, por lo que volvió con sus hombres y se dispuso a defender la ciudad y matar a Centeno. Por su parte, Hinojosa y los de su bando fingían que se preparaban muy bien para la venidera batalla, y pedían con grande bravosidad que Diego Centeno entrase en la ciudad".
     Centeno practicó la estrategia de las apariencias: "Dos días después se puso encima de un cerro que está junto al Cuzco, y alzaron cuatro banderas y dos estandartes para que creyeran que tenía más gente que la que se decía. Luego les dijo a sus leales compañeros que esperaba en Dios sacar (en procesión) al día siguiente (iba a ser la fiesta del Corpus Cristi) las varas del Santísimo Sacramento, o morir en el empeño". Sigue diciendo Santa Clara que luego Diego Centeno arengó a sus hombres, dándoles confianza en la victoria, "para acometer este tan temerario hecho". Añade que, después de pasada la medianoche, se fueron todos junto a la ciudad, y cita los nombres de sus principales capitanes: Luis de Ribera, Alonso de Esquivel, Diego Álvarez del Almendral, Francisco Negral, Pedro Ortiz de Zárate y Domingo Ruiz, al que llamaban el Padre Vizcaíno (era clérigo), y llevaba una bandera.
     Ya que se menciona, entre los hombres de Centeno, al clérigo Domingo Ruiz el Vizcaíno, diré algo de este peculiar personaje. Junto a otros vascos participó en dos planes para matar en el Cuzco al pizarrista Alonso de Toro. En el primero, falló el lanzamiento de una lanza, y, del segundo, le avisaron a Alonso, el cual se limitó a desterrar al clérigo. Ahora le vemos portando una bandera, y un dato posterior confirma que añoraba el cargo de alférez. A Diego Centeno no le pareció apropiado concedérselo, y se lo otorgó a Diego Álvarez. En un informe, Pedro de la Gasca dice: "El clérigo se indignó con los dos, y, para apaciguarle, lo dejaron en manos del obispo del Cuzco, quien contestó que tal cargo no era osa permitida a un clérigo, con lo cual se sosegó".

     (Imagen) El clérigo DOMINGO RUIZ DURANA, nacido en Arechavaleta (Álava), fue un personaje especial. Le preocupaba más la riqueza que la salvación de las almas. Hemos visto que quiso el cargo de teniente en las tropas de Diego Centeno, pero se lo negó basándose en el criterio del obispo del Cuzco, Juan Solano, quien consideró que era impropio de un sacerdote (Domingo había sido también canónigo en Santiago de Compostela). Contradictoria decisión la del obispo (famoso por su fuerte carácter), ya que él batalló después, arma en ristre, contra Gonzalo Pizarro. Lo asombroso es que, aunque apenas se conoce, Domingo Ruiz, descontento con los repartos de encomiendas de indios que había hecho Pedro de la Gasca, encabezó una minirrebelión con varios amigos vascos. Fueron derrotados y castigados. A Domingo lo enviaron a España, y aquí se le sigue el rastro a través de las reclamaciones judiciales que promovió para limpiar su buen nombre. Presentó un informe de sus méritos y servicios, haciendo constar que "sirvió en la instrucción de los habitantes de algunos pueblos de Perú, que le había encargado el Marqués don Francisco Pizarro, hasta la llegada del virrey Blasco Núñez Vela; a este le acompañó en la persecución de Gonzalo Pizarro, hasta que este dio la batalla al virrey y consiguió darle muerte". Esto último deja claras sus andanzas militares. En 1550 pidió al Papa que se le rehabilitara como clérigo, por haberle sancionado el obispo del Cuzco al abandonar su ministerio para enfrentarse en Perú a la rebelión de Gonzalo Pizarro. En 1551, se citaba a los testigos del pleito habido entre el obispo del Cuzco y el clérigo Domingo Ruiz. El peleón sacerdote aún vivía el año 1561, y se vio entonces sujeto a una demanda poco honrosa, ya que le reclamaban dos casas con sus tierras, de las cuales se había apropiado. El documento de la imagen indica que partió para las Indias el año 1538, así como su lugar de origen. el nombre de sus padres, y que dos vecinos de Escoriaza (Guipúzcoa) daban fe de que no era de los que tenían prohibido hacer el viaje (judíos, musulmanes o herejes). 



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