lunes, 8 de junio de 2020

(Día 1130) Gran recibimiento a Carvajal en Lima, hasta por parte del capitán Juan de Acosta y de los licenciados Cepeda y Suárez, pero la procesión iba por dentro. La traición de Pedro de Hinojosa fue un golpe durísimo para Gonzalo Pizarro.


     (720) La llegada de Francisco de Carvajal a Lima fue especialmente solemne, con gran entusiasmo por parte de los vecinos, y siendo agasajado por Gonzalo Pizarro y sus capitanes. Aunque algunos de estos habían hablado mal de él, se limaron las asperezas mediando el propio Gonzalo: "De esta manera, quedaron conformes Francisco de Carvajal de una parte y, de la otra, los licenciados Cepeda y Benito Suárez, y el capitán Juan de Acosta, haciéndose amigos, pero se diría que en apariencia, porque en sus ánimos sintieron otra cosa, especialmente Francisco de Carvajal ". La que estaba encantada era su mujer, Catalina de Leyton, la cual había preparado un gran banquete, de manera que "muchos soldados comieron y bebieron espléndidamente con los muchos guisados que estaban aderezados por ella".
     Santa Clara menciona con frecuencia la 'mula bermeja' de Francisco de Carvajal. Debía de ser extraordinaria, porque lo normal era que los capitanes usasen caballos. Y ahora le dedica unas frases: "Comenzó luego Francisco de Carvajal a ir y venir a la posada del tirano, siempre en su mula bermeja, de la cual decían muchos que en ella había un demonio, o que ella misma lo era. Permanecía muchos días ensillada y sin comer cosa alguna, y tenía las orejas levantadas como si estuviera alerta, y, a pesar de todo, estaba muy gorda y lucía como si no trabajara". De manera que no solo Carvajal, sino hasta lo que le rodeaba tenía su toque personal. La mula se parecía a él. El cronista nos da un último dato de su llegada: "Entró Carvajal en la ciudad de Lima con cuatrocientos cincuenta hombres de a caballo y arcabuceros, y con más de cuatrocientos mil ducados de oro y plata, tras haber andado por Las Charcas matando y robando a los que se mostraban como servidores de Su Majestad, ahorcándolos sin confesión. ¡Oh pésima crueldad!".
     Aunque el cronista Santa Clara ya nos ha contado la airada reacción de Carvajal al enterarse, por carta de Gonzalo Pizarro, de la traición de Pedro Alonso de Hinojosa, nos va a mostrar ahora el gran disgusto del propio Gonzalo cuando le llegó a él la noticia. Cuenta que, antes de que iniciaran su viaje marítimo desde Panamá hacia Lima Lorenzo de Aldana, Juan Alonso Palomino y Hernán Mejía, se enteró un rico mercader llamado Rodrigo Pérez, que estaba en el puerto de Buenaventura (costa colombiana del Pacífico) de la traición de Pedro de Hinojosa, y le pareció buena idea ir raudo con un navío suyo a Lima para contárselo a Gonzalo Pizarro, esperando obtener alguna recompensa o ganarse su favor.

     (Imagen) Acabamos de ver que, durante su viaje hacia Lima, iba Francisco de Carvajal sobre una litera, hecho polvo debido al gran dolor de costado que estaba sufriendo, lo que parecía (solamente parecía) una señal infalible de que se le aproximaba la muerte. Ya cerca de la ciudad, mejoró notablemente, y uno de los que primeramente salieron a recibirle fue GONZALO DE LOS NIDOS (a quien ya le dediqué una imagen). Santa Clara nos lo muestra como un 'fan' absoluto de Carvajal y de Gonzalo Pizarro, con quien coincidía en ser cacereño y en tener una edad parecida: "Este hombre era  vecino de la ciudad del Cuzco, muy rico y de gran valor, el cual, apeándose de su caballo, se hincó de rodillas ante el escuadrón, frente a Francisco de Carvajal, y, a voz en grito, comenzó a decir con el sombrero en la mano: '¡Sea bienvenido el invencible caballero, capitán liberador de esta tierra y padre de la patria!". Cuando llegó Vaca de Castro a Perú, Gonzalo de los Nidos no tuvo ningún conflicto en sus fidelidades. Batalló con las fuerzas realistas porque el enemigo era Diego de Almagro el Mozo. Pero, por su incondicional entrega a Gonzalo Pizarro, luchó después contra el virrey Núñez Vela y contra Pedro de la Gasca. Y, además, con un doble mérito de postura consecuente, ya que, no solo lo hizo cuando Gonzalo arrasaba, sino también cuando muchos lo abandonaron en la batalla de su derrota y muerte. Lo mismo hizo Francisco de Maldonado, aquel que había ido a Alemania para defender ante Carlos V la causa de Gonzalo Pizarro. Volvió a Perú, y, tras la batalla de Jaquijaguana (9 de abril de 1548), él y Francisco de Maldonado fueron decapitados, y se requisaron todos sus bienes. Informaba La Gasca: "El día 16 de abril se ejecutó a Gonzalo de los Nidos. Fue uno de los que más palabras de desacato dijo contra Su Majestad (por ello, le sacaron la lengua por la nuca)". Impresiona ver el nombre de Gonzalo de los Nidos y de Francisco de Maldonado en el texto de la sentencia (ver imagen). Hablaremos en la siguiente imagen de una mujer excepcional: MENCÍA DE LOS NIDOS, hermana del ejecutado, la cual se trasladó a Chile.



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