(732) Santa Clara expone luego un tema
discutido: "Acerca de la muerte de Pedro de Puelles, Diego de Urbina dijo
muchas veces y con grandes juramentos que, si Rodrigo de Salazar no se hubiese
anticipado matándolo tan pronto, se habría puesto al servicio de Su Majestad de
ahí a pocos días, en una fiesta en la que iba a invitar a toda la vecindad, y a
los capitanes y soldados, para hacerlo. También dijo que él, Pedro de Puelles y
Rodrigo de Salazar lo habían platicado muchas veces, y que todo lo que decía
Puelles públicamente en favor de Gonzalo Pizarro, había sido para engañar a los
muchos seguidores que tenía en la ciudad. Otros dicen lo contrario, ya que
Puelles estaba preparándose para ir a Lima y tampoco terminó de hacer su
testamento. Sea lo uno o lo otro, Dios lo sabe, y lo cierto es que lo mataron a
puñaladas y le hicieron cuartos, como merecía".
Sin embargo, Pedro de la Gasca, que
recibió pronto la noticia de la muerte de Pedro de Puelles, se lo comunicó en
una carta del 11 de agosto de 1547 a Francisco de los Cobos, el poderoso
secretario de Carlos V, y no hizo ninguna mención a que Puelles pensara
abandonar a Gonzalo Pizarro. En un breve párrafo, lo explica: "Con las
noticias de que Lorenzo de Aldana y los otros capitanes se habían pasado al
bando de Su Majestad, Rodrigo de Salazar se animó a servir al Rey y hacerse con
el mando en la ciudad de Quito. Se concertó con algunas personas para matar a
Pedro de Puelles. Salazar, que era uno de sus capitanes, entró con Andrés
Morillo y otros en una cámara donde estaba Puelles, y lo mataron a estocadas.
Salieron dando vivas al Rey, y, a Pedro de Oña, teniente de Pedro Puelles, lo
mataron por dar vivas a Pizarro. Salieron dando vivas al Rey, y lo mismo
respondieron todos los del pueblo, excepto dos o tres que daban vivas a Pizarro,
siendo uno de ellos Diego de Ovando, al cual ejecutó Rodrigo de Salazar".
Santa Clara sigue con el rosario de
deserciones que iba sufriendo Gonzalo Pizarro (asombra el éxito de Pedro de la
Gasca).: "Fue muy grande la rapidez con que se se extendieron por todas
las tierras del Perú las noticias de los alzamientos que los tenientes,
capitanes y soldados habían hecho en muchas partes contra el tirano (de
paso, aclaro que el grado de teniente era superior al de capitán, porque se trataba
del representante de la máxima autoridad). Cada uno pretendía ganar honra y
reputación poniendo su vida y hacienda al servicio de su Majestad. En un pueblo
llamado La Nasca se habían juntado ciertos hombres leales, llamados Diego
Álvarez del Almendral, Alonso de Esquivel, Juan de Segovia y el padre Domingo
Ruiz, vizcaíno (vasco), los cuales estuvieron escondidos por los montes
y despoblados por miedo a Gonzalo Pizarro y a su Maestre de Campo, Carvajal.
Habían visto una carta que Juan de Badajoz enviaba desde Lima a un amigo que
estaba en Arequipa".
El contenido de la carta trataba de todo
lo que ya sabemos sobre las trascendentales consecuencias de la llegada de
Pedro de la Gasca: "Luego Diego Álvarez del Almendral echó sus
pensamientos en alto, sacó una bandera que tenía liada, y dijo en alta voz que
la alzaba en nombre de Dios y de su Majestad y que se nombraba capitán de Diego
Centeno. Después se la dio al padre Domingo Ruiz, diciéndole que se la
entregaba y le nombraba alférez de Su Majestad, hasta que otra cosa dispusieren
Pedro de la Gasca o Diego Centeno.
Los
reunidos eran unos diez hombres: "Como eran pocos, le enviaron luego
recado, para que se juntase con ellos, al general Diego Centeno, que estaba
metido en una cueva con Luis de Ribera y con Guazo, su criado"
(Imagen) También el capitán DIEGO DE OVANDO
mencionó a María de Ulloa diciéndole a Gonzalo Pizarro que se encontraba bien.
Por su parte, el trágico Pedro de Puelles, en otra carta para Pizarro, le contó
un detalle humano de la pobre María. Dos capitanes de Puelles se enzarzaron en
una pelea sangrienta. Los apresó, y les ahorró un duro castigo "porque
ella me pidió que, como celebración de haber alumbrado, gracias a Dios (la
niña que se le murió enseguida), los perdonase, y yo, por complacerla, lo
hice". Pero hablemos de DIEGO DE OVANDO, al que se le confunde (incluso en
el registro de las cartas que guardaba Pedro de la Gasca) con otro capitán del
mismo nombre. Era mestizo, y nacido en la caribeña Isla Española (Santo
Domingo), algo que La Gasca aclara (la imagen es del siglo XVI). En la
correspondencia de Gonzalo Pizarro, aparece Diego como un fiel seguidor, y
Pedro de Puelles le dio a Pizarro muy buenos informes suyos. Este archivo de La
Gasca revela que incluso murió a manos del peligroso Rodrigo de Salazar por
defender la causa de Gonzalo Pizarro (año 1547). Hay un impresionante informe
de Pedro de la Gasca en el que comunica al Consejo de Indias, tras la derrota y
muerte de Gonzalo Pizarro, que se sometió a juicio a varios rebeldes ya
muertos, en el que fueron declarados traidores y se confiscaron sus bienes. Entre
ellos menciona a "Diego de Ovando, mestizo, nacido en La Española y vecino
de Trujillo". Diego, en otra carta para Pizarro, confirma que Puelles no
pensaba traicionar a Gonzalo Pizarro, pues "está preparado para llevarle
cuatrocientos hombres bien armados". Otro dato curioso es el de que, poco
antes de la muerte de Puelles, ya hubo un atentado contra él por parte de
"algunos hidalgos a los que se les dio el trato que merecían". DIEGO
DE OVANDO tuvo otra responsabilidad que lo inculpaba como servidor del rebelde Gonzalo
Pizarro Pizarro, y Pedro de la Gasca la recoge en su informe: "En cumplimiento de lo que se le mandó,
había dado garrote a Blas de Vega y a Hoyos, por haberse puesto al servicio del
virrey. Cuando lo hizo, los dos vivían en su casa sirviéndole en todo lo que
podían".
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