miércoles, 24 de junio de 2020

(Día 1144) El prestigio de Diego Centeno hizo que pronto se le unieran importantes capitanes, y decidieron apoderarse del Cuzco, donde encontraron después un ambiente favorable.


     (734) Las nuevas noticias fueron un revulsivo de esperanza para Diego Centeno. Por fin podría abandonar su encierro, y organizarse para reemprender la lucha contra Gonzalo Pizarro. Tras salir de la cueva, Centeno, Ribera y el mensajero fueron a un pueblo que está entre las ciudades del Cuzco y Arequipa, donde los recibieron muy bien: "Más tarde, Diego Álvarez del Almendral y sus compañeros aceptaron bajo juramento a Diego Centeno como capitán general de Su Majestad, para que fuese a luchar contra el tirano, con lo cual, comenzó a hacer gran llamamiento de gente para que viniese a servir a Su Majestad. Sabida por muchas partes la salida del capitán Diego Centeno, les pesó en gran manera a muchos que le querían mal, pero otros, muy contentos, le fueron a servir desde diversas ciudades".
     Como, de momento, no contaban con mucha gente, siendo entre todos unos cuarenta, tuvieron dudas sobre dónde podría ser más eficaz su actuación: "Con el parecer de Diego Álvarez del Almendral y de Luis de Ribera, acordaron ir al Cuzco. Previamente, escribieron a los amigos que, en aquella ciudad, consideraban grandes servidores de Su Majestad, y que también mostraron ser muy fieles a Centeno en el tiempo de mayor peligro, cuando estaba vivo Alonso de Toro. Enviaron con las cartas a alguien en quien confiaban, y para que hiciese de espía, especialmente observando las intenciones de Alonso Álvarez de Hinojosa, teniente en aquel lugar del gran tirano. El mensajero llegó al Cuzco cuando se estaba preparando gente para enviársela a Gonzalo Pizarro. Tras dar las cartas a sus destinatarios, se reunieron muchas veces en casa de Tomás Vázquez".
      Este dato aclara un punto clave en la biografía de Tomás Vázquez (al que ya le dediqué una imagen). Siempre fue un pizarrista inconmovible. En la imagen conté que su fidelidad acabó al llegar Pedro de la Gasca, pero ahora vemos el momento concreto en que eso ocurrió. El hecho de que se reunieran en su casa partidarios de Centeno es prueba evidente de que ya formaba parte de ese grupo secreto, traicionando a Gonzalo Pizarro. Tras la muerte de este, se convirtió de nuevo en rebelde a la Corona, sirviendo a Francisco Hernández Girón, a quien también traicionó, dejándolo desamparado frente a tropas realistas, ya que era su hombre más importante. De manera que, entre otras cosas, Tomás Vázquez resultó un temible superviviente nato.
     Los reunidos en casa de Vázquez esperaron a un momento mejor: "Platicadas muchas cosas entre ellos, determinaron no hacer nada tan pronto, porque entonces estaba en la ciudad Antonio de Robles, enviado por Gonzalo Pizarro para que le llevara gente a la ciudad de Lima. Pero, deseando sacar adelante lo que pensaban hacer, lo hablaron con Alonso Álvarez de Hinojosa, el teniente en el Cuco de Gonzalo Pizarro. Viendo Hinojosa que ellos eran de los más principales hombres de la ciudad, y sabiendo que La Gasca venía con grandes poderes, se ofreció a ser del bando de Diego Centeno. Se preciaba de ser un leal vasallo de su Majestad y que estaba a mal con las cosas de Gonzalo Pizarro, y mucho más con las de Francisco de Carvajal. También le dolía que el gran tirano, sin fiarse de él, le tuviese en tan poco como para haber enviado al capitán Antonio de Robles, siendo un soldado de poca edad, para que fuese general de la gente que allí estaba juntando. Por todo eso, decidió escribir a Diego Centeno para que se animase a venir pronto a la ciudad con toda la gente que tenía, poca o mucha, pues sería muy bien recibido".
En alguna crónica se indica que Gonzalo Pizarro, no solo le había hecho ese encargo a Antonio de Robles, sino que, además, era enviado al Cuzco como teniente suyo en la ciudad, quitándole el puesto que Alonso Álvarez de Hinojosa ocupaba tras la muerte de Alonso de Toro.

     (Imagen) Hemos hablado varias veces de PEDRO DE PUELLES, pero nos queda por conocer sus andanzas hasta que, bajo el mando de Gonzalo Pizarro, se convirtió en amo y señor de la ciudad de Quito. Buen momento para hacerlo, puesto que le acabamos de ver muriendo. Fue un líder nato, valiente y hábil, pero sin escrúpulos y cruel, porque solo le interesaba la victoria. Nació en Sevilla el año 1500. En torno al año 1530, andaba luchando y aprendiendo con el gran capitán Pedro de Alvarado (otro implacable) por la zona de Nicaragua y Guatemala. Con él llegó a Perú, donde Alvarado comprendió que se había metido en corral ajeno, y volvió a Guatemala.  Dejó gran parte de la tropa en Perú tras una negociación, y sus hombres se unieron a Diego de Almagro, el cual fundó Quito en 1534, ciudad clave en la historia de Puelles, a quien le dieron allí entonces el puesto de regidor. Tras partir Almagro hacia la terrible aventura de Chile, Pedro de Puelles se puso a las órdenes de otro capitán brillante y cruel, Sebastián de Belalcázar, el cual le confió a Puelles la fundación de Puerto Viejo, para tener un enlace más accesible hacia el océano Pacífico. El año 1538, Francisco Pizarro nombró gobernador de Quito al hábil y sensato Lorenzo de Aldana (con la intención de tener a raya las ambiciones de Belalcázar). Teniendo que partir Aldana a Popayán con la misma misión, le dejó provisionalmente en su cargo a Pedro de Puelles. Asesinado Pizarro, y llegado de España Vaca de Castro para poner orden y hacer justicia, Pedro de Puelles se puso a su servicio y luchó contra Diego de Almagro el Mozo en la batalla de Chupas (año 1542: derrota y muerte del Mozo). Llegado el virrey, Pedro de Puelles se enroló en su ejército con el mando supremo, maestre de campo, pero, después, se unió a la protesta general contra la Leyes Nuevas, y se unió a Gonzalo Pizarro. Como les pasó a casi todos los traidores, apenas queda rastro de él en los archivos. En PARES solo aparecen cuatro documentos, expedientes ajenos en los que se le cita de pasada, como el de la imagen. En él contaba Pablo de Torres, obispo de Panamá, poco después de que ocurriera, lo que ya sabemos: Pedro de Puelles ahorcó a una mujer, y eso le costó la vida.



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